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lunes, 18 de abril de 2022

Cuba, denunciada ante el Comité de los Derechos del Niño de la ONU - Denuncia de Prisoners Defenders


Denunciamos a Cuba ante el Comité de los Derechos del Niño de las Naciones Unidas por violaciones sistemáticas de los derechos de los niños.



La denuncia demuestra el encarcelamiento político de decenas de niños y la separación de más de 5.000 padres de sus hijos

En el marco de la revisión de Cuba por el Comité de los Derechos del Niño para su 90ª Sesión (03 de mayo 2022 - 03 junio 2022), Prisoners Defenders presentó la denuncia el pasado viernes, 15 de abril, por violaciones sistémicas a los Derechos del Niño en Cuba.

Hemos expuesto la persecución y procesamiento penal de niños desde los 13 a los 17 años por motivos de conciencia, con un detallado informe jurídico de 22 de los casos de prisión política de niños en la isla y la enumeración y detalles de otros 14.

Por otro lado, hemos trasladado los casos de miles de niños, hijos de profesionales, que son separados forzosamente de sus padres y madres durante 8 años para castigar a sus progenitores por no continuar un contrato de trabajo civil en el extranjero o, tras terminarlo, no regresar de inmediato a Cuba, aplicando la Ley de los 8 años y decretando que son “desertores” y “traidores a la patria”. 

Lo hemos demostrado más allá de toda duda razonable con un completo estudio con todo tipo de documental probatoria y más de 1.111 testimonios sobre la separación forzosa familiar de más de 5.000 niños actualmente. Ya han sido más de 20.000 los niños afectados por esta separación forzada, lo que está generando un río de enfermedades emocionales, mentales y físicas. 

Una auténtica pandemia sobre la infancia generada por la represión del régimen de Cuba para castigar a los padres y amedrentar a más de 50.000 profesionales de trabajo civil en el extranjero para que no “deserten”, pues de ellos el régimen extrae desde el 80% al 95% del salario con los que empresas multinacionales implicadas y otros gobiernos remuneran sus servicios.


Prisión política de niños

Presentamos los casos de 36 niños registrados en la lista de prisioneros políticos que Prisoners Defenders actualiza mensualmente. De los 36 menores procesados en el marco de las manifestaciones del 11 de julio de 2021, 22 los casos que analizamos bajo denuncia detallada, y 14 enumerados e identificados someramente por el escaso tiempo para la elaboración de esta denuncia, dado el plazo de 7 días que tuvimos para la elaboración y presentación. 

Sin embargo, podemos extrapolar que los casos de los 14 presuntos menores indicados como procesados y bajo privaciones diversas de libertad son muy similares a los estudiados en profundidad. Las edades comprenden desde los 13 años hasta los 17 años.

Separación forzosa de más de 5.000 niños de sus padresEn este informe demostramos la existencia de la separación forzosa actual por 8 años de entre 5.000 y 10.000 menores de sus padres y/o madres, mediante numerosas pruebas irrefutables, como una serie de Certificados Consulares, de validez legal internacional, emitidos por el Gobierno de Cuba para un procedimiento judicial en curso en un país europeo, donde se explica esta metódica en Cuba -la llamada Ley de los 8 años-. 

Igualmente, también presentamos documentos probatorios muy diversos (Convenios, contratos y muchos otros documentos) y testimonios de 1.111 profesionales cubanos que han sufrido esta expatriación/repudio forzado por 8 años, una pequeña muestra del total de los afectados, de los cuales el 48% tenía hijos menores durante el trabajo en el extranjero.








viernes, 15 de abril de 2022

“Nada de qué arrepentirme”: familiares de los condenados en Cuba por el 11-J denuncian un ‘show’ judicial

Familiares de los detenidos en las protestas de 2021, en su mayoría jóvenes condenados a hasta 30 años de prisión, denuncian que los juicios son una farsa y que los abogados no pueden ejercer la defensa.

Todo dependerá del día del juicio. Si Jonathan Torres Farrat, de 17 años, dice delante del Tribunal Provincial de La Habana que se arrepiente, que efectivamente se retracta de cualquier cosa que haya hecho, cualquier mínima cosa, saldrá de la cárcel ahora y no con 25 años, cuando su hijo recién nacido tenga la misma edad de su sentencia. Este es el mensaje que el abogado le ha dejado saber a su madre, para que a su vez se lo haga llegar a él a la prisión. Es la noche del 21 de marzo y Bárbara Farrat se mece en un sillón en la sala de su casa, ubicada en la Calzada de 10 de Octubre, mientras afuera hay varios agentes que no le permiten salir a la calle. A las 8:23 PM comienza un video en directo a través de Facebook en el que dice: “Mi nombre es Bárbara Farrat Guillén, soy la madre del menor Jonathan Torres Farrat, el cual se encuentra preso hace siete meses”.

Con una rabia evidente que ha aprendido a contener, la piel llena de surcos a sus 33 años, las cejas tatuadas, el pelo trenzado y teñido de rojo desde la mitad hasta las puntas, Bárbara se ha convertido en un rostro familiar para los cubanos, como madre que es de uno de los menores de edad detenidos durante las protestas populares del pasado 11 de julio, las mayores ocurridas en la isla en más de seis décadas desde el triunfo de la revolución. Hasta entonces era manisera y su esposo también. Por años ambos tostaron los granos de maní, hicieron cucuruchos con hojas de papel, prepararon, según la demanda, maní salado o garapiñado. “Todo lo vendía acá en mi barrio. Tenía buena clientela”, dice. Después de la persecución de las autoridades cubanas, vive básicamente de ayudas y de la pensión que recibe por su condición de paciente seropositiva.

Días después de aquel estallido social único a lo largo de la isla, en el que participaron miles de personas, Bárbara, que nunca había estado involucrada en ningún tipo de resistencia política contra el Gobierno, se declaró abiertamente activista por los Derechos Humanos. “Hoy me declaro activista, porque este Gobierno destruye familias, este Gobierno no cree en su pueblo”, se le oyó decir en Facebook. Todo lo que el Gobierno ha atajado desde el pasado mes de julio es lo que Bárbara ha terminado siendo. Una disidente. Desde esa fecha, los padres de los detenidos en las protestas —la mayoría muy jóvenes— se han dividido en quienes prefieren no denunciar porque consideran que así no molestarán a sus hijos en la prisión; quienes han pedido disculpas públicamente en la televisión nacional y han mentido con tal de que los liberen o los dejen en paz, y quienes como Bárbara han decidido denunciar el estado de injusticia desatada contra los manifestantes. A unos y a otros Bárbara los entiende perfectamente. “No creo que la mejor solución es quedarse callados, pero son padres. Simplemente son padres”, dice.


Desde que Jonathan está detenido en la cárcel Jóvenes de Occidente en La Habana, conocida como Manto Negro, Bárbara ha hecho huelgas de hambre, ha renunciado a tomar su tratamiento para el VIH, ha convocado a ayunos por los presos políticos, ha denunciado los casos de otras madres de menores de edad detenidos tras las protestas, ha sido detenida ella misma por la policía, asediada, maltratada y amenazada con el destierro o con negarle las visitas a su hijo al penal, lo más importante que ahora mismo tiene. Esas visitas suelen ser, naturalmente, tristes. Unas veces asiste Farrat, otras su esposo y otras la pareja de Jonathan y su hijo. Jonathan es padre de un bebé que nació el pasado 27 de octubre, cinco meses después de que entrara a prisión. Farrat solicitó que Jonathan pudiera ir al hospital materno a reconocer a su hijo, pero le fue negado. Tampoco ha podido inscribirlo con sus apellidos. El día en que se conocieron, el bebé salió del hospital directo a la cárcel, y Jonathan no paraba de llorar. Los oficiales le permiten que los días de visita lo tenga en brazos durante el tiempo que dure la estancia. El resto de los familiares solo pueden darle un abrazo cuando llegan.

En el último encuentro de Bárbara con su hijo, Jonathan se había enterado de la petición fiscal de ocho años de privación de libertad por participar en la manifestación que comenzó en el municipio de San Antonio de los Baños, y que se extendió por varios territorios de la isla. Se le acusa de los delitos de desorden público, atentado y propagación de epidemias. Farrat llevaba un mensaje para su hijo de parte del abogado, el aviso de que su libertad inmediata dependía de su arrepentimiento el día del juicio. La respuesta de Jonathan fue precisa: “No tengo nada de qué arrepentirme. Si yo me arrepintiera, mi padre tal vez estuviera muerto”.

El 11 de julio del 2021, Jonathan cumplió 17 años. Mientras Bárbara estaba en casa preparando “algo rico de comida”, platanitos fritos, yuca con mojo, lo que más le gusta comer, el hijo salió a buscar al padre cuando supo que había estallado una manifestación en el barrio. Todavía Bárbara dice que su hijo no salió a manifestarse. Era su cumpleaños. Se lo ha explicado a la policía, a la Seguridad del Estado, al abogado. Pero los guardias cargaron con él. “Yo pensé que como es un muchacho iba a decir que se arrepentía, pero me dio una lección”, se le oye decir a Bárbara en su última transmisión en vivo. “Al punto que lo miré y le pedí disculpas y le dije que tenía la razón, que no tenía nada de qué arrepentirse. Tiene 17 años. Cada día me sorprende más”.

Hasta el momento se desconoce la fecha del juicio de Jonathan. “Se puede demorar lo mismo un mes, cinco meses, el tiempo que les dé la gana”, asegura Bárbara. Desde el estallido social, los tribunales cubanos han celebrado juicios a 519 personas, de un total de 1443 detenidos, de acuerdo con las estadísticas actualizadas del grupo Justicia 11J, integrado por ciudadanos que de manera independiente se unieron para rastrear nombres, edades, raza o lugar de residencia de las personas detenidas tras las protestas, a falta de información oficial, completa y transparente proveniente de las autoridades de la isla.

Aunque se han ido conociendo datos sobre esos juicios a cuentagotas. La semana pasada, el Tribunal Supremo de Cuba (TSC) dio a conocer las sentencias contra 129 cubanos que participaron en las manifestaciones de La Habana y que estaban acusados por hurto y sedición: 31 de ellos fueron condenados a penas de entre 20 y 30 años de cárcel, 25 a entre 15 y 19 años de prisión y 48 a entre 10 y 14 años. Un acusado fue absuelto, y otro recibió una pena de cuatro años “de trabajo correccional sin internamiento”.

Los juicios militares y las sentencias ejemplarizantes de hasta 30 años de prisión han sido el mayor escarmiento a los manifestantes, sus familiares y los cubanos en general. Son un mensaje directo de lo que podría pasar si alguien se atreve nuevamente a tomar las calles.
“El abogado no quiso ser parte del circo”

Del 20 al 23 de diciembre se celebró el juicio de Walnier Luis Aguilar, a quien notificaron el 16 de marzo que estaba condenado a 23 años de privación de libertad por sedición, el delito por el que han impuesto sanciones más elevadas, de acuerdo con las autoridades, para quienes alteran “el orden constitucional establecido en el país” y ponen “en riesgo la seguridad del Estado”.

“Como no tengo abogado, la sentencia me la dio mi hijo. El abogado nos abandonó en el juicio, porque no quiso ser parte del circo que estaban armando. Tiró los papeles y me dijo que no me podía defender. No lo entendí en ese momento, pero después sí, porque los juicios eran un montaje. No se podía hacer defensa, no se podían enseñar las fotos de las golpizas que les dieron a los manifestantes”, asegura el padre de Walnier, Wilber Aguilar García.
En el momento en que estallaron las protestas, su hijo había ido a comprar malangas a un puesto situado en la Calzada de La Güinera, uno de los barrios de La Habana donde más personas han sido procesadas por manifestarse y el lugar donde murió a causa de un disparo de la policía Diubis Laurencio Tejeda, de 36 años, la única muerte reconocida oficialmente por las autoridades cubanas.

“Tengo testimonios oficiales de que la jueza que dictó la sentencia empezó a llorar cuando todo el mundo salió. No pudo resistir el dolor porque sabe que la injusticia que se está cometiendo es mucha. ¡La jueza empezó a llorar después que se acabó el juicio!”, dijo Wilber en uno de sus muchos videos en Facebook, donde denuncia la situación de su hijo y otros presos políticos.

Walnier, quien tiene problemas cognitivos, cumplió hace unos días en la cárcel 22 años. Es negro, alto, fornido. En las fotos, parece feliz junto a sus dos hijas, muy pequeñas pero que llevan la cuenta de cuándo toca visitar a su padre, y han sabido detectar el momento en que la familia prepara la bolsa de alimentos para llevar a la cárcel. “Extraño la unión de la familia”, dice Wilber. “Aquí están en juego muchas cosas, aquí está en juego la separación de un padre y un hijo, la separación de una madre y su hijo, de una esposa de su esposo y de sus hijas. Han destruido una familia”.

Por las denuncias que constantemente hace de la situación de su hijo y de otros presos en redes sociales, Wilber ha sido amenazado por la policía política cubana. “Yo he pasado por muchos acosos, intimidaciones, pero no me he doblegado. Han acosado a muchos padres, a abogados, las personas tienen miedo. Pero no hay una ley en este mundo que me pueda decir que no puedo defender a mi hijo”.

Para el día en que Walnier cumplió los 22 años, le pidió a su padre que comprara un cake y le cantaran felicidades. Hay un video donde aparece toda la familia y una música de fondo que suena: “Cumpleaños feliz. Cumpleaños feliz”.
¿Habrá amnistía?

Si el martes 22 de marzo Niurka Rodríguez García recibía una llamada de la cárcel, significaba que su hija, Yunaiky de la Caridad Linares, había depuesto la huelga de hambre que comenzó cuando supo que había sido condenada a 14 años de cárcel por participar en las protestas que tuvieron lugar en la barriada habanera conocida como la Esquina de Toyo. Recibió la llamada. Eso era un alivio. La policía cargó con Yunaiky no el 11 de julio, sino el 21, cuando un oficial de la Seguridad del Estado le pidió a su abuela, de 62 años, que le permitiera hablar con ella. “Dijo que la traía rápido, que era solo para hablar, y todavía la estoy esperando”, dice la madre.

El juicio a Yunaiky y a otros 32 manifestantes tuvo lugar a finales de enero, a puertas cerradas, con el acceso de solo un familiar y sin que permitieran la entrada de la prensa. Días después del juicio, la madre relató en Facebook que Yunaiky se había arrepentido de haberse subido a una patrulla policial a modo de protesta en su barrio, donde hubo confrontaciones entre militares y civiles y donde se reportaron disparos. No obstante, la joven de 24 años dejó claro ante el juez que no se arrepentía de haber salido a pedir libertad en una marcha pacífica.

Sus declaraciones bastaron para que las autoridades le prohibieran las visitas al penal y la bolsa de comida de cada semana. “¿Por qué?”, se preguntó la madre entonces en una publicación en Facebook. “¿Qué hizo? ¿A quién mató? Están tomando represalia con ellos y con los familiares. Métanse con todo menos con la comida, que ahí no se da tan buena comida como para quitarle lo que los familiares les llevamos”.

A Niurka la vida le ha cambiado desde que se llevaron a su hija presa. No duerme bien. Se la pasa pensando en cómo sacarla de ese lugar. “La veo fuerte y firme en sus ideales”, dice ahora, que le han permitido las visitas y que puede verla un día por semana en la Prisión de Mujeres de Occidente, conocida como El Guatao.

A Yunaiky también la acusan del delito de sedición. Según el exjuez cubano Frank Ajete, este delito ya no encuentra cabida dentro de los ordenamientos modernos. “Es un delito desfasado, lo que pasa es que la justicia tiende a ir mucho más lento que la sociedad. El cubano es un código penal que data del año 1986. El delito de sedición le ha venido muy bien a las autoridades cubanas en estas circunstancias, tiene castigos muy altos, castigos muy fuertes, le ha servido al poder para obrar dentro de una truculenta legalidad”, dice. “Luego, creo yo, esas penas serán conmutadas porque es mucha la presión internacional, y el Gobierno se lavará la cara. Si mañana el presidente dice que va a amnistiar a algunos presos, queda como un acto de benevolencia, pero con el recordatorio de que la próxima vez quizás no lo sea. Es una forma de dar un escarmiento dentro de una aparente legalidad”.


El día del juicio a los manifestantes de Toyo, varios familiares de los procesados fueron expulsados del Tribunal de Diez de Octubre por aplaudir lo que había dicho uno de los acusados en su defensa. Luego a muchos que protestaron junto a otros activistas a las afueras del lugar los detuvieron en la 11na Estación de San Miguel del Padrón. A los familiares de Yunaiky los liberaron luego de que su abuela se desmayara. “El juicio fue toda una farsa”, dice la madre. “Y ellos lo sabían todo desde el primer momento. Ya sabían qué hacer”.

A raíz de las injusticias cometidas en el marco de estos juicios, parte de la sociedad civil se ha dedicado a localizar los rostros y nombres de algunos de los jueces y fiscales involucrados. A estas denuncias, la Unión Nacional de Juristas de Cuba advirtió que todo aquel que intente subvertir la justicia será castigado con “todo el peso de la Ley”.
Una petición de 18 años de cárcel por gritar ‘El pueblo tiene hambre’

Actualmente se mantienen en cárceles cubanas 759 participantes de las protestas del 11 de julio, que estallaron en medio de una pandemia que ha dejado más de 8.000 muertes, un colapso del ya deteriorado sistema de salud y una escasez agravada por la nula llegada de turistas extranjeros a causa de las restricciones sanitarias. Como caldo de cultivo de las protestas también está el mayor acceso a Internet, los antecedentes de resistencia política como el Movimiento San Isidro o la canción como Patria y Vida, que les sirvió de himno a los manifestantes el día en que se tiraron a las calles.

Permanecen encarcelados, entre muchos otros, Yoan de la Cruz, de 26 años, la persona que hizo la primera transmisión en vivo de las protestas en Cuba, quien acaba de recibir una sentencia de seis años de privación de libertad. Las hermanas Angélica y María Cristina Garrido, condenadas a tres y siete años, respectivamente. Eloy Bárbaro Cardoso Pedroso, de 18 años, a quien le piden 15 años de prisión, cuya esposa ha dicho que en el juicio las autoridades ni siquiera sabían reconocer quién había participado de la marcha o quién había tirado o no una piedra. Las hermanas Lisdiany y Lisdany Rodríguez, de Placetas, Santa Clara, a quienes les piden ocho años en prisión. El licenciado en Matemáticas y Computación Samuel Pupo Martínez, de Cárdenas, cuya petición fiscal es de 18 años. Los tres hijos de Elizabeth León, a dos de los cuales la Fiscalía le pide 20 años de prisión. El adolescente Brandon David Becerra, con una petición fiscal de 18 años por gritar que “el pueblo tiene hambre”. Rowland Jesús Castillo, de 18 años, cuya petición fiscal es de 23 años de privación de libertad. Su madre, enferma de cáncer, no sabe cómo lidiar con tanto.

Son muchos más nombres, con edades y rostros. La mayoría de quienes están en prisión aún o han recibido altas condenas provienen de barrios marginales y de familias a quienes les cuesta llenar la bolsa cada semana. A estas familias las acompaña una parte de la sociedad civil organizada, que se ha dispuesto desde las detenciones a ayudar con la compra de alimentos. La familia del preso Andy García es la principal promotora del proyecto Ayuda a los valientes del 11J, que entrega bolsas de comida y aseo personal a los presos políticos, una especie de oasis en medio de la crisis generalizada que atraviesa el país.

Varias organizaciones internacionales y gobiernos han denunciado los juicios políticos a los detenidos a raíz de las protestas. Ante cualquier cuestionamiento, el mandatario cubano Miguel Díaz-Canel ha dado una respuesta: “Cuba es un Estado soberano, responsable por la defensa de su seguridad y su soberanía. No tiene que rendir cuentas a nadie más que a su pueblo. Los procesos penales se realizan bajo la observancia del principio de legalidad”, ha indicado. El gobernante, el mismo que dio la orden de atajar cualquier manifestación, aseguró a finales del pasado año que en Cuba “no hay presos políticos”.

Cuando Bárbara Farrat, la madre de Jonathan, habla del país que quiere, dice: “Una Cuba sin Díaz-Canel. Donde te puedas expresar, puedas defender los derechos de tu hijo, que no te metan presa por decir la verdad, que no te asedie la policía. Deseo una mejoría para el pueblo cubano, que el cubano no tenga que emigrar para tener una vivienda digna, para tener alimentos en el frío. Y el mayor deber de una madre es hacer que su muchacho sea un muchacho bueno. No es porque sea mi niño, pero yo creo que lo logré”.

lunes, 9 de agosto de 2021

Más cubanos intentan peligroso viaje a Estados Unidos a través del Estrecho de Florida

   - Zuleydis Elledias se ha levantado todas las mañanas durante los últimos dos meses con la esperanza de recibir una llamada telefónica, un mensaje, cualquier noticia sobre el destino de su esposo y su sobrino, que desaparecieron en el mar después de que el bote en el que estaban se hundió cuando se hundieron. intentó llegar a Florida. 

Zuleydis 'Zuly' Elledias, derecha, junto a su hermana Sudenis, consuelan a su madre que llora por familiares desaparecidos que desaparecieron cuando se aventuraron en una embarcación casera en un intento de llegar a Florida, en Orlando Nodarse, el 30 de junio de 2021.

Otra media docena de familias en el pequeño pueblo de Orlando Nodarse, 35 millas (55 kilómetros) al oeste de La Habana y cerca del puerto de Mariel, viven con la misma incertidumbre. 

“Debido a la pandemia, mi esposo perdió su trabajo. Muchos lugares cerraron y él había estado en casa durante más de un año. Cada vez que iba a su lugar de trabajo, le decían que esperara. Y eso lo desesperaba porque tenemos un hijo de 2 años ”, dijo Elledias, un ama de casa de 38 años, a The Associated Press entre lágrimas. 

Cuba está experimentando un aumento en la migración no autorizada a Estados Unidos, impulsada por una crisis económica exacerbada por la pandemia, el aumento de las sanciones estadounidenses y los recortes en la ayuda de su aliado venezolano también devastado por la crisis. Eso ha provocado escasez de muchos bienes y una serie de protestas que sacudieron la isla el 11 de julio. 

Los cubanos son vistos fuera del Capitolio de La Habana durante una manifestación contra el gobierno del presidente cubano Miguel Díaz-Canel en…
ARCHIVO - Los cubanos son vistos afuera del Capitolio de La Habana durante una manifestación contra el gobierno del presidente cubano Miguel Díaz-Canel en La Habana, el 11 de julio de 2021.

Y las formas legales de irse se han visto afectadas por el casi cierre del Consulado de los Estados Unidos por parte de la administración Trump en 2017, luego de una serie de enfermedades misteriosas entre el personal diplomático que, según algunos, podrían resultar de un ataque, acusaciones que Cuba niega amargamente. 

La mayoría de los cubanos que quieren intentar obtener una visa estadounidense ahora tienen que ir a embajadas en otros países, y llegar allí es casi imposible debido a los fuertes recortes en el tráfico aéreo durante la pandemia. La mayoría no puede pagar los boletos de todos modos, a menos que sus familiares en el extranjero puedan adelantarles el dinero. 

Eso ha empujado a muchos cubanos a lanzarse al mar en pequeñas embarcaciones o balsas para intentar el peligroso cruce del Estrecho de Florida hacia Estados Unidos. 

La Guardia Costera de EE. UU. Dijo recientemente que ha interceptado a 595 cubanos en el mar desde que comenzó el año fiscal actual el 1 de octubre. Eso es más grande que cualquier año fiscal completo desde 2017, durante el cual los EE. UU. expulsados, poniendo fin a una política de larga data de conceder asilo a quienes llegaban a tierra firme. 

Los deportados cubanos esperan ser puestos en cuarentena en un centro de control de Covid, después de desembarcar de la nave de la clase Guardia Costera Sentinel ...
ARCHIVO - Cubanos deportados esperan ser puestos en cuarentena en un centro de control de COVID, luego de desembarcar del barco de la Guardia Costera Charles Sexton para ser entregados a las autoridades cubanas en la Bahía de Orozco en Artemisa, Cuba, el 29 de junio de 2021.

Todavía es pequeño en comparación con los casi 5.400 detenidos en el mar en 2016 o las dramáticas crisis de 1994-1995 y 1980, cuando el gobierno de Cuba dejó temporalmente de intentar bloquear las salidas y decenas de miles partieron en masa. Miles murieron en el océano. 

También es mucho más pequeño que el flujo actual de aquellos que de alguna manera han llegado al continente y se han abierto camino hacia el norte. La Patrulla Fronteriza de Estados Unidos había registrado a 26.196 cubanos que intentaron ingresar a Estados Unidos sin documentos entre el 1 de octubre y el 30 de junio, la mayoría por tierra. 

Además de su esposo, el conductor de 45 años Fernando Quiñones, Elledias también está esperando noticias sobre su sobrino, Ismel Reyes, de 22 años, quien trabajaba en una finca. 

Se encontraban entre un grupo de 18 hombres y dos mujeres que salieron de Cuba hacia Florida el 25 de mayo. El barco se hundió la noche siguiente y los sobrevivientes fueron rescatados por la Guardia Costera de Estados Unidos a unas 18 millas (29 kilómetros) al suroeste de Cayo Hueso. La búsqueda por mar, tierra y aire se prolongó durante días. 

“Algo pasó, no sé, las corrientes, el bote volcó. La Guardia Costera de Estados Unidos rescató a ocho personas con vida, encontró dos cuerpos y hay 10 personas desaparecidas ”, dijo Elledias. 

Entre los sobrevivientes se encontraban cuatro primos de Elledias, algunos de los cuales ya fueron repatriados a Cuba. 

Elledias, su hermana Sudenis -madre de Reyes- y otros residentes de Orlando Nodarse que hablaron con AP coincidieron en que la arriesgada decisión de dirigirse a Estados Unidos fue provocada por la crisis económica y las dificultades para obtener una visa. 

La historiadora cubana Alina Bárbara López señaló que dos éxodos masivos por mar anteriores fueron generados por crisis y las autoridades cubanas abrieron las fronteras como una especie de válvula de escape ante la presión social. 

En 1980, con cubanos descontentos que llegaban a los recintos de la embajada extranjera en busca de visas, Fidel Castro abrió el puerto de Mariel para las personas que querían irse y 125.000 cubanos se apresuraron hacia el norte, lo que desencadenó una crisis política para el gobierno del presidente estadounidense Jimmy Carter. 

La terrible caída económica de principios de la década de 1990 tras el colapso de la ayuda cubana de la Unión Soviética llevó a decenas de miles de personas a hacerse a la mar en cámaras de aire, balsas improvisadas y botes secuestrados. Entonces también, muchos murieron. 

Pero ahora La Habana está “atrapada” porque no puede abrir sus fronteras debido a los acuerdos migratorios firmados con Washington a raíz de esa crisis, dijo. 

Mientras tanto, las reformas económicas de Cuba solo han sido superficiales, dijo López. La economía permanece estancada. 

“Todo esto hace que la base política subyacente de esta crisis sea mucho más fuerte que en las crisis anteriores”, dijo. 

Las autoridades cubanas reconocen que hay "síntomas" de una posible crisis migratoria, pero dicen que podría desactivarse si el presidente Joe Biden cumple una promesa de campaña de deshacerse de las sanciones más estrictas de Trump, que tenían como objetivo tratar de sacar al Partido Comunista del poder, y reanuda el diálogo. lanzado por el ex presidente de Estados Unidos, Barack Obama. 

“La situación que tenemos ahora es el resultado de una serie de factores negativos”, dijo Jesús Perz Calderón, del departamento de Estados Unidos de la Cancillería de Cuba. “En primer lugar, el deterioro de la economía como consecuencia del COVID-19 ... pero al mismo tiempo el resurgimiento de una guerra económica de bloqueo contra Cuba por parte de Estados Unidos”. 

José Ramón Cabañas, ex embajador de Cuba en Estados Unidos y actual director del Centro de Investigación de Políticas Internacionales, dijo que ambas naciones tienen instrumentos para prevenir un éxodo a Florida. 

“Hay acuerdos vigentes pero no se están aplicando en su totalidad”, dijo Cabañas. 

Estados Unidos había estado proporcionando 22.000 visas al año a Cuba durante dos décadas hasta 2017, cuando Trump congeló las relaciones. El cierre del consulado hizo que la solicitud de una visa fuera casi discutible para la mayoría de los cubanos. 

Cubanos pasan frente a la embajada de Estados Unidos durante un mitin para pedir el fin del bloqueo de Estados Unidos contra Cuba, en La Habana, 28 de marzo de 2021.
ARCHIVO - Cubanos pasan frente a la Embajada de Estados Unidos durante una manifestación para pedir el fin del bloqueo de Estados Unidos contra Cuba, en La Habana, 28 de marzo de 2021

Además, a principios de 2017, Obama eliminó la política conocida como “pies secos-pies mojados” que permitía que los cubanos que llegaban a las costas de Estados Unidos permanecieran, generalmente como refugiados, mientras que los capturados en el mar eran enviados de regreso. 

De regreso en Orlando Nodarse, Elledias espera que un milagro traiga a casa a sus seres queridos. 

"Yo le diría a la gente que está pensando en esta opción [de cruzar el Estrecho de Florida] que no lo haga, que no es una ruta segura. No hay dinero en el mundo que pueda pagar por este sufrimiento que estamos atravesando", dijo. ella dijo. 

jueves, 22 de julio de 2021

Psiphon: ¿Cómo más de un millón de cubanos eludieron el bloqueo a Internet tras las protestas?

Esta herramienta de evasión creada por la empresa con sede en la ciudad canadiense de Toronto, recibe apoyo financiero del gobierno de Estados Unidos


Cubanos usan sus teléfonos celulares desde una conexión wifi pública cerca del malecón en La Habana, Cuba, el martes 14 de julio de 2021.
- Cuando estallaron las protestas en Cuba el pasado 11 de julio, el gobierno cubano hizo todo lo posible por detener las manifestaciones pacíficas a través de varios mecanismos incluyendo la restricción del acceso a redes sociales y plataformas de mensajería.

Sin embargo, usando una herramienta llamada Psiphon, muchos cubanos lograron eludir el bloqueo y continuaron compartiendo con el mundo lo que ocurría dentro de la isla.

“Psiphon, por ejemplo, vio su número de descargas y usuarios alcanzar un pico de casi un millón y medio de cubanos, que es alrededor del 20% de la población, en la última semana. Es algo astronómico”, informó Sarah Aoun, vicepresidenta de seguridad del Open Technology Fund (OTF), una organización sin fines de lucro comprometida a fomentar la libertad y seguridad en Internet.

De acuerdo con Aoun, durante las recientes protestas, el gobierno cubano se ha enfocado en censurar herramientas específicas en vez de un bloqueo completo del Internet. Por ello, algunas como Psiphon siguen activas permitiendo que alrededor de 1,4 millones de cubanos sigan en línea.


Esta herramienta de evasión creada por la empresa con sede en la ciudad canadiense de Toronto, recibe apoyo financiero del gobierno de Estados Unidos y de organizaciones como OTF, logrando ayudar a personas en otros países, como Irán y China, a superar las restricciones gubernamentales al acceso a Internet.

Psiphon puede descargarse de tiendas de aplicaciones como Google Play o Apple para “maximizar las posibilidades de eludir la censura”, según la empresa.

Mientras tanto, cubanos como Silvi Pascual, creador de la herramienta Apretaste, también intentan ayudar a sus compatriotas desde el exterior.

“Apretaste es una red social de educación en línea y de noticias que ayuda al cubano a hablar libremente, estar informado, y utiliza canales alternativos como email y VPNs para bloquear la censura de ETECSA y además, ahorrar datos móviles y permitirles más tiempo de navegación”, explicó Pascual.

Según Pascual, que reside en Florida, Apretaste ha estado ofreciendo servicio en Cuba durante las recientes protestas y hoy cuenta con más de 40.000 visitas diarias. La aplicación se puede descargar desde el Play Store o el Apple Store.

“Mi interés es propagar la voz de la situación en Cuba y cómo ayudar a conectar más cubanos a la red”, agregó.

Por su parte, el presidente del subcomité del Hemisferio Occidental de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Albio Sires, dijo que Estados Unidos puede hacer más trabajo con las compañías privadas y la sociedad civil para expandir el acceso a la internet para los cubanos.

Desde el pasado 11 de julio, miles de cubanos alrededor del mundo han tomado las calles para protestar, entre otras cosas, contra la escasez de productos básicos, el aumento de las infecciones por COVID-19 y las detenciones de cientos de manifestantes.



Tribunales cubanos dictan primeras sentencias de cárcel tras protestas masivas

 


Raisa González muestra una foto de su hijo Angelo Troya González, un artista sancionado tras las protestas, en La Habana, Cuba, el 20 de julio de 2021.
Justo cuando se cumplían 10 días de las protestas masivas en Cuba -las primeras de su magnitud en más de 60 años- un tribunal local condenó a un año de prisión al fotógrafo que filmó el fragmento en la isla del video clip de la canción "Patria y Vida", convertido en himno de los que piden libertad y democracia.

La madre de Anyelo Troya, un joven de 25 años, fue notificada el mismo jueves de que se celebraría el juicio, pero no pudo llegar a tiempo, según comentó a Radio y Televisión Martí. Lo acusan de instigar disturbios. Estaba detenido desde el 11 de julio.

"Yo me presenté ante la unidad de 100 y Aldabó ayer en la tarde con el abogado que había contratado para conocer sobre la situación de Anyelo, y allí me dijeron que en ese instante le estaban celebrando el juicio junto a otras personas, entonces les reclamé que por qué lo habían llevado para el tribunal sin tener ni un abogado, y que ni una llamada me hicieron para avisarme. Y entonces me dijeron que eran órdenes. Entonces salimos corriendo en un auto para 10 de Octubre, y cuando llegamos ya había terminado el juicio a mi hijo y otros más, porque se los llevaron en bultos", explicó Raisa González.


Las autoridades comunistas confirmaron el martes que habían iniciado los juicios a los detenidos por los cargos de instigar disturbios, cometer actos vandálicos, propagación de epidemia o asalto, cargos que podrían conllevar penas de hasta 20 años de prisión.

En la ciudad de Camagüey, al centro del país, el director de la revista La Hora de Cuba y vicepresidente de la Comisión de Libertad de Prensa e Información de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) para Cuba, Henry Constantín Ferreiro, la periodista y fotógrafa Iris María Mariño y la diseñadora Neife Rigau, fueron imputados por el delito de “Desorden Público en su figura agravada”, informó Radio y Televisión Martí. Los tres fueron liberados el miercoles en la noche, agregó el reporte.

El artículo 200 del Código Penal Cubano avisa que quien incurra en el delito de desórdenes públicos podría recibir la “sanción establecida que consiste en privación de libertad de tres meses a un año o multa de 100 a 300 cuotas o ambas”.

Activistas sostienen que es solo el comienzo de una ola de juicios sumarios de los cientos de manifestantes que las autoridades detuvieron durante y después de las inusuales protestas del 11 y 12 de julio.

El presidente Miguel Díaz-Canel dijo la semana pasada la respuesta de la ley "será enérgica" pero había asegurado que los procesados contarían con el debido proceso.

"Tengo a cuatro funcionarios frente a mi puerta que me impiden salir".
Yunior Aguilera, dramaturgo que participó en las protestas.

El juicio celebrado el miércoles fue denunciado por Amnistía Internacional y Human Rights Watch (HRW) por celebrarse sin la debida defensa ni el debido proceso.



Junto a las detenciones, el gobierno interrumpió el servicio de internet. Desde entonces ha sido intermitente.

El grupo de derechos humanos en el exilio Cubalex, que lleva el récord de detenidos que actualiza diariamente, sostiene que más de 500 cubanos fueron detenidos durante las protestas o después, en un intento por sofocar los disturbios.

Algunos, como el director de teatro Yunior García, que ha estado a la vanguardia de un movimiento de artistas que piden mayores libertades civiles, han sido puestos en prisión domiciliaria.

"Tengo a cuatro funcionarios frente a mi puerta que me impiden salir", dijo García a Reuters, al observar a los funcionarios. "Cuando voy a comprar comida o cigarrillos, uno de ellos va conmigo para vigilarme", añadió.

Incomunicados

La mayoría de los detenidos han sido mantenidos en régimen de incomunicación, mientras que la ubicación de algunos aún se desconoce, según Cubalex y Human Rights Watch (HRW) que aluden a testimonios de familiares.

En Cuba se han establecido iniciativas por las redes para encontrar a personas que no regresaron a sus casas después del domingo 11 de julio. Por ejemplo, un grupo de Facebook llamado "Desaparecidos #SOSCuba" tiene más de 10.000 miembros.

"Fuimos de comisaría en comisaría buscándola", dijo a Reuters el miércoles Alberto Betancourt acerca de su hermana, una madre de dos hijos que fue detenida en una protesta en La Habana. "No me dejan hablar con ella (...) pero ella no es una criminal".



Entre los detenidos se encuentran activistas de alto perfil como Luis Manuel Otero Alcántara, artista y disidente que también apareció en "Patria y Vida", y José Daniel Ferrer, líder del grupo de oposición más grande del país.

Cubans detained over anti-government protests tell their story
Heissy Celaya posa con un retrato de su hija Amanda Celaya, detenida por la policía durante una protesta, en La Habana, Cuba, el 20 de julio de 2021.

 

Cubans detained over anti-government protests tell their story
Alberto Betancourt y su madre Mayra Pérez posan con una foto de su hermana Daylin Betancourt, detenida por la policía durante una protesta, en La Habana, Cuba, el 19 de julio de 2021.