jueves, 25 de febrero de 2021

Derechos humanos: ¿por qué no se cumplen? Más de 70 años después de firmarse la Declaración Universal de Derechos Humanos, estos no están garantizados para todas las personas

Los derechos humanos son los que nos corresponden en cuanto hombres. Esto quiere decir que por el hecho de ser lo que somos, tenemos ciertos derechos que debieran ser respetados. Pero los derechos existen únicamente en la medida en que sean reconocidos por quienes deben respetarlos. Por lo tanto, nuestros derechos dependen de que los demás los reconozcan.



En ese sentido, no son algo cuya eficiencia resida en nosotros mismos, sino que, paradójicamente, siendo nuestros, dependen de los demás hombres. Lo único que nos cabe a nosotros en cuanto a ellos, es respetar los de los demás. Ese es el primer paso para que se respeten los nuestros.

¿Pero, quién puede asegurar que los otros actuarán igual que nosotros cuando estamos dispuestos a reconocerlos?

Hay por lo tanto un riesgo que se corre de respetar al otro sin ser respetado, aunque esta sea la única manera de abrirles paso en nuestro mundo. De ahí la contradicción en que cae quien los atropella: hace algo con el otro que él no quisiera que le hicieran a él. De donde la antigua enseñanza ética de “no hagas al otro lo que no quieres que hagan contigo”.

Todo esto significa que estos derechos existen como una opción que cada cual debiera tomar, estando obligado a ello solo por un acto libre y voluntario.

Nada nos obliga a respetar los derechos humanos, solo nuestra propia decisión de hacerlo, movidos por un principio de reciprocidad hacia los demás.

Por eso, avasallar al otro es romper la obligación mutua que permite la vida en común, es atropellar nuestra condición de seres humanos, es negar que una sociedad de individuos libres e iguales sea posible.

Pretender defender la vida democrática atropellando los derechos humanos es una contradicción ética y teóricamente inadmisible, porque la democracia se sustenta en el respeto a los demás, esto es, en el reconocimiento de la igualdad de todos los ciudadanos.

Pero, ¿en qué somos iguales? Si miro a mi alrededor, solo veo diferencias. Todos somos diferentes: por sexo, por nacionalidad, por pertenencias culturales, por religiones, por opciones políticas, por determinaciones físicas, etc. ¿Dónde está nuestra igualdad?

En la antigüedad solo eran iguales los ciudadanos, los que participaban de la vida política, y, por lo tanto, estaban excluidos de esta igualdad: los esclavos, las mujeres, los niños, los extranjeros, etc.

En la Edad Media, sin dejar de existir un fuerte acento en la desigualdad, se fue abriendo paso un cierto sentido de igualdad a partir de la idea de que todos somos “hijos de dios”, aserto que no logró jamás borrar las diferencias entre amos y esclavos, señores y siervos, hombres y mujeres, etc.

Sólo con la modernidad llegó por fin un sentido de universalidad que se ha ido abriendo paso lentamente hasta nuestros días, sin que todavía se pueda considerar terminado este proceso. Somos todos iguales en cuanto ciudadanos.

Sin embargo, la realidad de las naciones, las diferencias entre ricos y pobres, la fuerza de las diferentes pertenencias políticas y religiosas siempre han sido hasta ahora un obstáculo infranqueable al reconocimiento definitivo de la universalidad humana.

Entonces, ¿en qué podemos decir verdadera y definitivamente que somos todos iguales?

Creo que en nuestra condición, en nuestra circunstancia, en nuestra forma de existir: somos todos mortales, finitos, entregados a la responsabilidad de asumir individualmente nuestra propia vida, que nadie puede vivir por nosotros, estamos en medio de un universo, cuyo sentido último se nos escapa por todos lados.

Aunque se nos ofrezcan muchas respuestas tranquilizadoras desde los diferentes mitos y creencias que se disputan nuestras conciencias desde el comienzo de los tiempos, no sabemos con certeza qué hemos venido a ser a este mundo.

Las religiones nos dividen, pero la desesperación y el desamparo que les da origen, nos unen.

Los proyectos políticos nos dividen, pero la conciencia de que todo intento humano por mejorar la vida es solo una apuesta, nos une.

La imposibilidad de tener una respuesta absoluta en la que afirmar nuestras vidas es mucho más poderosa que todos los intentos de encubrimiento de los enigmas y misterios que nos rodean y que tratamos de ocultarnos a través de doctrinas y dogmas que finalmente solo nos procuran una tranquilidad provisoria e imaginaria.

Si todos los seres humanos fueran capaces de reconocer la indigencia de fondo que hay en toda vida humana y si en lugar de avanzar respuestas apresuradas sobre nuestra condición, sobre el sentido de nuestra existencia, sobre nuestro destino, si en lugar de entrar en los sectarismos y fanatismos políticos que pretenden saber con certeza qué es lo mejor para nuestras sociedades, si en lugar de eso, digo, se contentaran con asumir en toda su profundidad el misterio y el abismo que la caracteriza, se respetarían por fin los derechos del hombre, cuya base no es otra que la conciencia de esta precariedad infinita.

Nuestra vida es una mínima pausa entre dos oscuridades herméticas que nadie podrá jamás desentrañar. El que asume el misterio de la existencia humana en todo su insondable alcance no podría jamás tratar a otro hombre como un medio, ni manipular su cuerpo, ni intentar forzar su conciencia, porque tendría que reconocer que en verdad no sabe lo que está haciendo.

Y eso es finalmente lo que ciertamente ocurre: si encaramos nuestra circunstancia honestamente, más allá de todas las respuestas que se han intentado dar y que seguirán existiendo y surgiendo en este mundo, tendremos que reconocer que el hombre es un gran misterio para sí mismo. Es eso lo que nos hace iguales.

Lamentablemente hasta ahora solo unos pocos han sido capaces de reconocerlo. La mayoría vive en un mundo de respuestas hechas, haciendo oídos sordos al llamado de este insondable silencio. Por eso, el respeto universal a los derechos humanos sigue siendo todavía una lejana meta en un incierto horizonte.

Ver en el otro la otredad infinita que también observa asombrada desde su finitud la inabordable inmensidad del cosmos, al mismo tiempo que descubre el desamparo de su propia existencia, es la única experiencia que puede crear entre los hombres el deseo de darse una mano, en vez de buscar anularse mutuamente inclinándose ante el poder irrefrenable del dolor y de la muerte.


Este es un espacio de libertad, por lo que solicitamos que no lo desaproveches. Contamos con que las opiniones se remitan al contenido de las columnas y no a insultos, ataques personales, comentarios discriminatorios o spam.

martes, 23 de febrero de 2021

El fuego se acerca cada vez más al barril de pólvora

 


Uno de estos días (más temprano que tarde, según me parece) veremos circular en Internet la siguiente noticia: “Policías y esbirros de civil son ajusticiados en un barrio pobre de La Habana, al estilo de Fuenteovejuna”. Con toda seguridad, el redactor de la noticia contará que el hecho tuvo lugar cuando los represores abusaban de mujeres y hombres indefensos. Y añadirá que nadie pudo distinguir, dentro del molote, la mano o las manos que aplicaron justicia anónimamente, como en la proverbial tragedia de Lope de Vega.

Es de prever que ese episodio sea el detonante para que se repitan otros similares. Y otros…

No estoy seguro (¿quién podría estarlo?) de que tales conatos de rebelión popular derriben a la ya más que sofocada, pero aún sofocante dictadura castrista. Lo que sí resulta incuestionable es que un acontecimiento de ese tipo marcaría irreversiblemente el fin de la sexagenaria historia de su impunidad, sus atropellos y sus burlas al mundo civilizado.

No soy de los que confían en el desplome de la dictadura castrista por efecto dominó, después que hayan caído las de Venezuela y Nicaragua. Tampoco creo que caiga como resultado de las medidas económicas que le aplique el gobierno estadounidense, por duras que sean. Sin embargo, me parece que el detonador para un cambio radical sí podría ser ese inicio de rebeliones espontáneas de la gente contra las fuerzas represivas, y ahora además impulsadas por la desesperación ante las nuevas carencias que contrae el eufemístico “período coyuntural”. No es en modo alguno deseable (al menos para mí no lo es) que la posible solución dependa de una masacre a la población inocente, pero tal y como van las cosas, quizá no quede otro remedio que aceptar lo evidente. Con tristeza.

A diferencia de tiempos atrás, a la camarilla gobernante no le basta ya con los discursos esperanzadores ni los golpes de efecto populista. Sus viejos argumentos sucumbieron entre el dicho y el hecho. La pérdida de credibilidad ha venido minándoles como uno de esos cánceres que se expanden silenciosamente por el organismo hasta desembocar en metástasis. Ni siquiera las acciones intimidatorias les reportan hoy los resultados habituales.

Es fácil comprobar el modo en que (contradiciendo la antigua demagogia fidelista) los policías se aceptan a sí mismos como represores y no como defensores del pueblo. Saben que en cada ciudadano de los barrios pobres tienen un enemigo, sea más o menos activo. Y a diario se evidencia en las calles que han recibido órdenes de silenciarlos a la fuerza.

En tanto, los ciudadanos demuestran ya tener claro que la única función de la policía es reprimirles. Así que en forma gradual, pero creciente a ojos vista, han comenzado a revirarse.

Es imposible predecir cuándo tendría lugar la explosión, pero hay dos detalles que al menos para mí quedan fuera de toda duda: 1) el barril de pólvora está llegando al tope en los barrios más menesterosos tanto de La Habana como del interior de la Isla. 2) todo parece anunciar que el fuego para la mecha lo aportará la gente en masa y de modo espontáneo, sin necesidad de un comandante en jefe, ni de caudillos carismáticos, a Dios gracias.

Para que haya vida, para que haya patria, tiene que haber libertad

 


Inspirado en el entrañable personaje de Pánfilo, hace ya once años esta especie de poema paródico, en momentos en que ofrendábamos nuestro ocio por su libertad.

“Porque cuando la vida se te va buscando jama / ya no es vida / porque cuando te condenan por querer jamarte algo / no hay quien viva”.

Insisto, el hambre o muerte ha sido y es un instrumento de la robolución cubana -de ahí que el “Patria o muerte” seudoabastecedor insinúe un “Cuota o suerte” seudoadministrativo-, como las colas, Alpidio Alonso, el NTV, el Ministerio del Interior, las tripas, la claria, los chivatones, la moringa, Abel Prieto, las brigadas de respuesta rápida, el picadillo de soya, la vaca enana y un largo y oprobioso etcétera.

Es preciso recordar que la dictadura mantiene a la gente ocupada buscando jama para que no se le ocurra liberarse. Esta relación enfermiza entre el Poder y el Pueblo -que incluye, cómo no, el secuestro estatal de los medios de producción, la comida en dólares, los salarios en pesos y la libreta de racionamiento- tiene que acabar.

Para que haya vida, para que haya patria, tiene que haber jama.

Para que haya jama, para que haya Cuba, tiene que haber libertad.

jueves, 18 de febrero de 2021

El mensaje de los artistas del Movimiento San Isidro vuela por Cuba con la letra de una canción

 

INTELECTUALES CUBANOS LANZAN MENSAJE AL MUNDO…

Los intelectuales del Movimiento San Isidro e importantes artistas de Cuba lanzan un vídeo musical inédito con una letra que se está difundiendo como la pólvora por Cuba y por el mundo. En tan sólo unas horas cientos de miles de cubanos están descargando y pasando de terminal a terminal una canción con un mensaje poético y desgarrador que aboga por la libertad de pensamiento, expresión, de movimiento…, de múltiples derechos y cambios profundos en la isla:

Hoy yo te invito a caminar por mis solares
para demostrarte de qué sirven tus ideales.
Somos humanos, aunque no pensemos iguales,
no nos tratemos ni dañemos como animales.
Esta es mi forma de decírtelo.
Llora mi pueblo y siento yo su voz.
Tú, cinco nueve [1959]. Yo, doble dos [2020],
sesenta años trancado el dominó.
Bombo y platillo a los quinientos [500] de la Habana,
mientras en casa en las cazuelas ya no tienen jama [comida].
¿Qué celebramos? Si la gente anda deprisa
cambiando al Che Guevara y a Martí por la divisa.
Todo ha cambiado ya no es lo mismo,
entre tú y yo hay un abismo.
Publicidad de un paraíso en Varadero,
mientras las madres lloran por sus hijos que se fueron.
Se acabó… Tú, cinco nueve [1959], yo, doble dos [2020],
Ya se acabó… Sesenta años trancado el domino, mira,
Se acabó… Tú, cinco nueve [1959], yo, doble dos [2020],
Ya se acabó… Sesenta años trancado el domino
PATRIA Y VIDA … PATRIA Y VIDA … PATRIA Y VIDA

El lema “Patria y Vida” vs. “Patria o Muerte” resume el leitmotiv significativo de este nuevo movimiento que ha nacido en San Isidro.

La revolución creada en Cuba por el Movimiento San Isidro el 27 de noviembre está uniendo a intelectuales, defensores de derechos humanos, e incluso a la izquierda mundial, en el reconocimiento de que el Gobierno de Cuba está ubicado en el fascismo y se ha alejado diametralmente, si alguna vez aspiró al bienestar social, de todo valor y respeto por los derechos humanos y el bienestar de su sociedad.

Los 500 artistas e intelectuales que se manifestaron ese día lanzaron un mensaje al pueblo de Cuba y al mundo que está siendo la verdadera chispa revolucionaria de la democracia en Cuba.


TRAS UN AÑO DE LA ACUSACIÓN DE NACIONES UNIDAS A CUBA POR ESCLAVITUD EN LAS “MISIONES MÉDICAS”…

Entre las discapacidades que hemos detectado en 622 testimonios, extrapolables estadísticamente a una población superior a 40000 médicos cubanos y sus familias (población histórica de profesionales cubanos en misión que han sido separados forzosamente de sus familias en muchos casos más de 8 años por ser considerados “desertores”) y, de ellos, los más de 5000 que lo sufren en la actualidad, y las enumeradas en investigaciones documentadas por expertos psiquiatras colaboradores de Prisoners Defenders docentes en la Universidad y referenciadas mediante estudios de los más reputados científicos mundiales en psiquiatría, se encuentran, de forma directa e inmediata:
  • Mayores tasas de problemas de salud mental de los hijos
  • Falta de funcionamiento social de éstos
  • Apego inseguro general y hacia los progenitores
  • Reactividad al estrés interrumpida
  • Tendencias e intentos suicidas
  • Mayor tasa de mortalidad neta atribuible a dicha situación
  • Baja autoestima
  • Discapacidades físicas diversas
  • Discapacidades psicológicas y emocionales diversas y graves
  • Graves efectos negativos en la salud mental de los progenitores
La separación forzosa y traumática, de hecho, los estudios demuestran que actúa como un factor estresante tóxico, cuyos efectos han sido muy documentados en psiquiatría. Cuando éste se produce en períodos prolongados somete al cuerpo a un estrés traumático que altera la forma en que éste responde al estrés en el largo plazo, lo que acaba provocando alteraciones negativas de las estructuras del cerebro y su funcionamiento, que a su vez los estudios demuestran que desembocan en:
  • Ansiedad
  • Depresión
  • Problemas de conducta
  • Trastorno de estrés postraumático
  • Menor coeficiente de inteligencia
  • Obesidad
  • Funcionamiento deficiente del sistema inmune
  • Menor crecimiento físico
  • Mayores tasas de afectación por cáncer
  • Mayores tasas de enfermedades cardíacas y pulmonares
  • Mayores tasas de accidentes cerebrovasculares
  • Morbilidad

¿Por qué son sometidos los médicos y sus familias al castigo de la “Ley de los 8 años”?

El Código Penal de Cuba en su artículo 135 dispone penas de prisión de 8 años para los médicos o profesionales que no vuelven a Cuba tras completar la misión de trabajo. [1] La Ley, la Regulación 168 del MINCEX que regula el marco sancionador dentro de las misiones marca la prohibición taxativa de dejar el trabajo, y violaciones extremas de sus derechos en el mismo descritas en sus “deberes” e “infracciones”. [2] Esto ha sido denunciado por Prisoners Defenders (ver Anexo I), [3] y también por Naciones Unidas, [4] por Human Rights Watch, [5] Human Rights Foundation, [6] el Examen Periódico Universal de Cuba en 2018, [7] o el British Medical Journal, [8] entre muchas otras organizaciones, gobiernos e instituciones de derechos humanos.

Decenas de miles de médicos cubanos son enviados al extranjero con hijos menores, con toda la intención

Según los estudios sobre los 622 testimonios de profesionales cubanos, forzosamente expatriados al haber sido todos ellos privados por 8 años de poder volver a Cuba con sus familias, más del 50% de los médicos son padres de hijos menores cuando van a la misión. Tener hijos es un factor “a favor” de “ser asignado a misión”, puesto que el apego y miedo a perder a la familia por 8 años contribuye a una mayor docilidad de sometimiento a la esclavitud y la servidumbre.

Procedimiento denominado “Ley de los 8 años”: los “desertores” como inadmisibles en el país por 8 años

A pesar de que el trabajo es oficialmente civil (así lo determinan explícitamente las leyes cubanas incluso), ante las condiciones de esclavitud y trabajo forzado, son muchos miles los médicos cubanos que abandonan la misión, o que deciden no volver a Cuba tras terminar ésta con éxito. El Gobierno les llama oficial y públicamente “desertores”. Este fue el caso que aconteció, por ejemplo, cuando el Gobierno de Cuba unilateralmente decidió romper el contrato con Brasil incumpliendo el contrato que tenía con los propios médicos, y más de 2000 de éstos decidieron no volver de inmediato a su país, examinando la posibilidad de continuar trabajando en Brasil, pues sus familias necesitaban los ingresos imperiosamente y ellos no veían otra salida ante el incumplimiento de Cuba. El Gobierno de Cuba, en ese momento (cabe recordar que éstas “deserciones” ocurren en todos los países que albergan “misiones médicas”) y dado que no se les puede privar de libertad 8 años (art. 135 del Código Penal), les declara oficialmente como “traidores a la patria”, de inmediato la Seguridad del Estado se lo comunica a los familiares e hijos en visitas traumáticas y amenazantes, y se les prohíbe la entrada al país como “inadmisibles” por 8 años, como período mínimo, [9] rigiéndose por la Ley 1312 de Migración (art. 24.1). Al mismo tiempo, el Gobierno impide y regula la salida de los hijos y familiares del médico o profesional “desertor”. El 100% de los 622 médicos y profesionales en 30 países declararon que en efecto a todos les amenazan de que, si no vuelven a Cuba al terminar la misión, esto pasaría. Esta llamada “Ley de los 8 años” está comunicada oficialmente por Cuba, pero su implementación se articula como se ha descrito, no estando descrito el proceso indicado de forma transparente en una disposición legal pública.

Separación forzosa de los hijos

Con la aplicación de lo descrito en el párrafo anterior se impide la reunificación familiar de padres e hijos durante un mínimo de 8 añosCada año se condena a cientos o incluso miles de menores a la separación familiar de sus progenitores, para castigar a los padres profesionales que se desvinculan del trabajo forzado de las misiones.

En esta situación se encuentran entre 5000 y 10000 padres e hijos ahora mismo, en este instante. Entre los 622 testimonios presentados, parte de un colectivo anual de más de 50000 profesionales en misión (no sólo los médicos sufren esta esclavitud), más del 50% tenían hijos menores mientras estaban en misión; al 100% se le aplicó la Ley de los 8 años al abandonar la misión; el 49% no puede aún, tras muchos años, volver a Cuba por la “Ley de los 8 años” y el 31% de los 622 testimonios tiene hijos aún menores en Cuba a los que no ve desde hace largos años. 40 mil son los profesionales civiles “desertores” que históricamente han sufrido este apartheid familiar.

Si sumamos el hecho de que las misiones, incluso para los que no desertan, se prolongan de 2 ó 3 años en el extranjero, durante los cuales los más de 50 mil profesionales cubanos en misión tienen prohibido, por Ley –explícitamente-, viajar salvo una sola vez a Cuba, y teniendo en cuenta que la falta de contacto físico parental por más de 6 meses con los hijos es catalogada como ausencia parental grave desde el punto de vista clínico psiquiátrico, todo ello provoca un caos masivo de separación familiar forzado, oficial y por Ley, en todo el colectivo de más de 50000 profesionales y sus familias cada año.

Existen sobradas evidencias de que la separación forzosa de padres y niños provoca graves efectos en la salud y el bienestar conductual, psicosocial, física y emocional y genera diversos tipos de discapacidad. Esto ha ocurrido con 800 mil familias en Cuba, históricamente, más de 50 mil anualmente. Pero en grado extremo con más de 40 mil familias en Cuba de “desertores”, y en este preciso momento ocurre con entre 5000 y 10000 madres y/o padres que tienen prohibido reunificarse con sus hijos, al menos durante 8 años, por este inhumano “castigo”.

A los menores que estaban afectados previamente por discapacidades diversas previas y que posteriormente sufren la separación forzosa parental “estándar” de las misiones y/o la separación forzosa de la “Ley de los 8 años”, se les provocan cuadros que llevan a la agudización de su discapacidad, a la involución y agravamiento crónico, y entre los 622 testimonios tenemos casos de menores con tentativas de suicidio.

El hecho se agrava al sumar la presión social (“tu padre es un desertor, traidor”), creando un patrón de estrés extremo en el menor y la familia. La consigna es estigmatizar y amenazar al “desertor” y su familia para que su caso no sea recurrente, puesto que Cuba factura entre 8500 y 10000 millones de dólares anuales por las misiones (de 3 a 4 veces los ingresos por turismo). Además de comunicarlo a la familia, lo comunican al CDR de su cuadra y a las autoridades e instituciones (escuelas, universidades y sociedad civil estatal), de manera que los menores sufrirán desde “bullying” en el colegio hasta discriminación social vecinal por ser hija/o de una/un “traidora/or a la patria” y “desertora/or”.

Evidencias científicas del efecto de la separación forzosa como generador de gravísimas discapacidades

Hemos recopilado numerosa bibliografía científica para llegar a las conclusiones que exponemos, estudios referenciados en el Anexo II, y que a continuación desgranamos.

La evidencia de que la separación familiar es destructiva en niños y adolescentes está documentada en estudios sobre los efectos de las separaciones entre padres y niños ya durante la Segunda Guerra Mundial. Dicha investigación documentó los efectos de largo alcance de estas separaciones en la edad adulta, incluyendo mayores tasas de problemas de salud mentalfalta de funcionamiento socialapego inseguroreactividad al estrés interrumpida, y mayor tasa de mortalidad (Pesonen y Räikkönen, 2012; Rusby y Tasker, 2009; Mitrani, Santisteban y Muir, 2004).

Otra investigación documenta de manera similar los efectos nocivos de la separación parental en el bienestar infantil en una variedad de otras poblaciones infantiles, incluidos los niños en orfanatos rumanos (Zeanah, Nelson, Fox, et al., 2003), niños en hogares de guardia (Flannery, Beauchamp, & Fisher, 2017) y los hijos de padres encarcelados (Geller, Garfinkel, Cooper & Mincy, 2009; Miller, 2006). Trabajos más recientes han documentado el aumento del riesgo de salud mental que enfrentan los padres y los menores, ambos, cuando se los separa en el proceso de inmigración (Suárez-Orozco, Bang y Kim., 2011; Rusch y Reyes, 2013). La separación padre-hijo tiene efectos a largo plazo en el bienestar del niño, incluso si hay una reunificación posterior. Después de separarse, los niños reunidos pueden experimentar dificultades con el apego emocional a sus padres, la autoestima y discapacidades físicas y psicológicas (Smith, Lalonde y Johnson, 2004; Gubernskaya y Debry, 2017). Para una parte de estos niños, el tiempo no parece curar por completo estas heridas psicológicas (Shonkoff et al., 2012).

La separación de los padres se considera un factor estresante tóxico, una experiencia que involucra una activación fuerte y prolongada del sistema de manejo del estrés del cuerpo (Bridgman, 2014). El estrés infligido, fisiológica y psicológicamente en la vida temprana, incluyendo la separación de los padres, cambia la forma en que el cuerpo responde al estrés en el largo plazo, interrumpiendo procesos imprescindibles de orden superior, cognitivos y afectivos, así como altera negativamente las estructuras del cerebro y su funcionamiento (Lupien, McEwen, Gunnar, & Heim, 2009; Pechtel & Pizzagalli, 2011; Kumar et al., 2014). Tales factores estresantes ponen a los niños en mayor riesgo de una multitud de problemas de salud física y psicológica que han sido documentados científicamente, incluyendo ansiedad, depresión, trastorno de estrés postraumático, menor coeficiente de inteligencia, obesidad, funcionamiento del sistema inmune, menor crecimiento físico, cáncer, enfermedades cardíacas y pulmonares, accidentes cerebrovasculares y morbilidad (Granqvist, Sroufe, Dozier, Hesse, y Steele, 2017; Heim y Nemeroff, 2001; Maniam, Antoniadis, y Morris, 2014; Pechtel y Pizzagalli, 2011; Shirtcliff, Coe, y Pollak, 2009; Taylor, 2010).

La separación de la unidad familiar bajo condiciones de estrés -el caso que nos ocupa-, además empeora las ramificaciones psicológicas y fisiológicas de ese factor estresante en los niños, con mayor gravedad si cabe en los más pequeños (Masten y Narayan, 2012).

Mucha de la investigación sobre la separación de la familia se ha centrado en los impactos en los niños al comienzo de su desarrollo. Sin embargo, la pubertad también es un momento especialmente vulnerable para provocar efectos inmediatos (Doom y Gunnar, 2013). Los factores de estrés durante la adolescencia pueden tener un impacto duradero, cuyos efectos pueden no ser evidenciados hasta la edad adulta (Humphreys, Gleason, Drury, et al., 2015; Lupien, McEwen, Gunnar y Heim, 2009). Además, los efectos de las experiencias traumáticas son acumulativos; los niños y adolescentes que ya han enfrentado adversidades previas son particularmente susceptibles a consecuencias negativas a largo plazo (Brown, Anda y Tiemeier, et al, 2009; MacKenzie, Bosk y Zeanah, 2017). Por lo tanto, la investigación muestra que, a lo largo de la niñez, la infancia y la adolescencia, las separaciones niño-familia pueden estar relacionadas con resultados negativos y discapacidades de toda índole a lo largo de la vida.

La separación de los padres aumenta el riesgo de estos problemas de salud mental de los niños, como ansiedaddepresiónproblemas de conducta y síntomas de trastorno de estrés postraumático (Allen, Cisneros, & Tellez, 2015; Rojas-Flores, Clements, Hwang Koo, & London , 2017; Zayas, Aguilar-Gaxiola, Yoon y Rey, 2015).

Grave y seria advertencia de Prisoners Defenders a los países que albergan misiones

Detener este patrón represivo está al alcance de la mano de los más de 60 países que albergan misiones médicas cubanas. En primer lugar, es necesario verificar las condiciones de esclavitud, y detenerlas activamente. En segundo lugar, es imperativo acoger a los profesionales “desertores” que se les ha aplicado esta “Ley de los 8 años” e integrarlos en el país, puesto que actualmente los contratos de Cuba con otros países explicitan que el país de acogida no puede dar trabajo ni albergar a ningún “desertor” cubano, lo cual es una violación y crimen de lesa humanidad de persecución.

Advertimos a países que albergan o han albergado misiones médicas cubanas en dichas condiciones desde 2002 (tales como, pero no sólo -por orden alfabético- Anguilla, Argentina, Bahamas, Barbados, Barbados, Belice, Bolivia, Brasil, Cabo Verde, Chile, Dominica, Dominica, Ecuador, El Salvador, Granada, Guatemala, Guinea Bissau, Guyana, Haití, Honduras, Islas Turcas y Caicos, Islas Vírgenes Británicas, Jamaica, Martinica, México, Montserrat, Panamá, Paraguay, Perú, Portugal, República Dominicana, San Cristóbal y Nieves, San Vicente y las Granadinas, Santa Lucía, Seychelles, Surinam, Timor Leste, Togo, Trinidad y Tobago, Uruguay y Venezuela): Prisoners Defenders ha recibido confirmación de procedimiento desde la Corte Penal Internacional por la denuncia realizada el 8 de mayo de 2019 y que su acción activa frente a este crimen de lesa humanidad es lo único que puede exonerarles de verse involucrados institucionalmente en un crimen de lesa humanidad que podría ser juzgado, y condenado, en un plazo inferior a los 5 años. Igualmente PD prepara acciones legales en otras cortes penales sobre todos estos casos y territorios, salvo en aquellos en los que los gobiernos han actuado diligentemente, aun cuando lo han hecho con posterioridad.

Si bien debieran haber sido más diligentes a la hora de albergar trabajadores en condiciones de esclavitud en sus países, su actuación actual es la que es determinante para detener esta tragedia:

  1. Asegurar el cobro íntegro por parte de los profesionales y verificar que Cuba no les obliga, después, a transferir de vuelta los fondos al Gobierno, como ocurre y hemos denunciado en Guatemala, por poner un ejemplo de los que hay muchos otros. Asegurar, por tanto, que el salario efectivo neto, real, que los médicos cubanos reciben cumple al menos con la legislación y se asemeja a la categoría salarial local.
  2. Asegurar pública y oficialmente al colectivo médico que la Ley Regulación 168 de Cuba no puede aplicarse en el país, y defender a los profesionales que son intimidados, amenazados y ejecutados con las múltiples violaciones de ésta, verificando que no Cuba no “extraiga” del país a ningún médico por las “infracciones” esclavistas que determina esta Ley.
  3. Asegurar que los médicos pueden invitar a sus familiares al país y verles con frecuencia, poniendo los medios para que esto sea posible, por ejemplo, que cobren el salario íntegro, lo que les daría la posibilidad de costearse los vuelos.
  4. Asegurar que a los profesionales y médicos no se les priva del pasaporte, ni del contrato de trabajo –y que éste contenga las cláusulas mínimas para cumplir la legislación laboral para residentes en el país-, y que poseen los títulos de medicina en su poder para ejercer en el país, puesto que también se les prohíbe tener los títulos consigo, lo que permite al gobierno cubano infiltrar agentes de la Seguridad del Estado para, pero no limitado a, controlar y extorsionar a los médicos.
  5. Realizar todas estas acciones directamente con los médicos, cada uno, generando una oficina de atención a médicos cubanos en misión para estudiar los casos, ya que verificar todo lo comentado con el Gobierno de Cuba, que es el explotador que ejerce la esclavitud, es un sinsentido que sólo tendría un propósito hipócrita que no evadiría la responsabilidad penal del gobierno local en los crímenes de lesa humanidad.

Dar estos pasos podría tener la consecuencia de que Cuba retire las misiones, hecho que sería un inconveniente para las poblaciones atendidas. Asumir que no se puede suministrar salud pública a costa de la esclavitud de terceros ciudadanos de otros países en el propio territorio sería la única alternativa viable, no sólo por ética y moral, sino porque además es constitutivo de crimen de lesa humanidad.

Pero además existe ya operativa y trabajando en Europa, América y África una Brigada Internacional de Médicos Cubanos Libres, formada por miles de médicos cubanos “desertores”: lo mejor y más cualificado de las brigadas médicas cubanas. Esta brigada, operada por la institución francesa de salud Prodie Santé, puede ser contratada de inmediato para sustituir dicha amenaza de abandono de Cuba ante la petición del cumplimiento de los derechos humanos básicos.

Para todo ello, quedamos a disposición de la diplomacia de los diferentes países a los efectos de colaborar en detener este patrón de esclavitud, al tiempo que conservan los servicios médicos que puedan ser demandados por su población. Proteger los derechos laborales y humanos básicos es un deber de todo gobierno, pero mucho más, si cupiera, de los gobiernos socialdemócratas de la región latinoamericana.

ANEXO I – DOCUMENTACIÓN DE DENUNCIA COMPLETA

Exponemos a continuación los enlaces a las denuncias de Prisoners Defenders sobre las misiones de internacionalización de Cuba:

PRINCIPAL: RESUMEN EJECUTIVO y visual de la denuncia (40 páginas):

Video introductorio (4 min):

Vídeo de la Conferencia de Prensa del 22 de septiembre (2 horas): https://youtu.be/ktR3C-Nkupg

Denuncia completa (400 páginas):

Clipping de prensa internacional de septiembre de 2020 (repercusión mundial segunda denuncia):

Clipping de prensa internacional de mayo de 2019 (repercusión mundial primera denuncia):

ANEXO II – ALGUNA BIBLIOGRAFÍA SOBRE DISCAPACIDADES POR AUSENCIA PARENTAL

  • Allen, B., Cisneros, E. M., y Tellez, A. (2015). Los niños que quedan atrás: El impacto de la deportación de los padres en la salud mental. Journal of Child and Family Studies, 24 (2), 386-392. doi: 10.1007/s10826-013-9848-5
  • Bridgman, A. (2014). Cómo el abuso y la negligencia afectan las mentes y los cuerpos de los niños. Social Policy Report Brief, 28 (1).
  • Brown, D. W., Anda, R. F., Tiemeier, H., Felitti, V. J., Edwards, V. J., Croft, J. B., y Giles, W. H. (2009). Experiencias adversas en la niñez y el riesgo de mortalidad prematura. American Journal of Preventive Medicine, 37 (5), 389-396. https://doi.org/10.1016/j.amepre.2009.06.021
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[1] Código Penal de Cuba: “Artículo 135.1.: El funcionario o empleado encargado de cumplir alguna misión en un país extranjero que la abandone, o, cumplida esta, o requerido en cualquier momento para que regrese, se niegue, expresa o tácitamente, a hacerlo, incurre en sanción de privación de libertad de tres a ocho años. 2. En igual sanción incurre el funcionario o empleado que, en ocasión del cumplimiento de una misión en el extranjero y contra la orden expresa del Gobierno, se traslade a otro país.”

[2] La Ley Resolución 168 del Ministerio de Comercio Exterior e Inversión Extranjera, “Reglamento Disciplinario para los trabajadores civiles cubanos que prestan servicios en el extranjero como colaboradores” contiene decenas de artículos absolutamente esclavistas, incluidos mandatos para la separación familiar forzosa.

[3] Resumen Consolidado de la segunda denuncia de Prisoners Defenders por esclavitud de las misiones médicas de Cuba: https://drive.google.com/open?id=1EgbD9WnsJvjAWOFyvNN1pwgRC2_kpKHD

[4] Comunicación de denuncia, emitida el 6 de noviembre de 2019 y hecha pública por Naciones Unidas el 6 de enero de 2020, de los Mandatos de la Relatora Especial sobre las formas contemporáneas de la esclavitud, incluidas sus causas y consecuencias, y de la Relatora Especial sobre la trata de personas, especialmente mujeres y niños: https://spcommreports.ohchr.org/TMResultsBase/DownLoadPublicCommunicationFile?gId=24868

[5] Human Rights Watch, 23 de julio de 2020: “Cuba: Normas represivas contra médicos en misión” – https://www.hrw.org/es/news/2020/07/23/cuba-normas-represivas-contra-medicos-en-mision

[6] Human Rights Foundation, 16 de junio de 2020: “Cuba: 60 Years of Revolution, 60 Years of Oppression” – https://hrf.org/press_posts/cuba-60-years-of-revolution-60-years-of-oppression/

[7] Examen Periódico Universal de Cuba, 2018: “recomendación 24.230: Tipificar como delito todas las formas de trata de personas de conformidad con los protocolos de Palermo y abordar los elementos supuestamente coercitivos de las prácticas laborales cubanas y las misiones médicas extranjeras” – https://drive.google.com/open?id=1Dpz7mBJtNkq33lo_caPuCJl-mBUNavaa

[8] British Medical Journal: “El sindicato médico condena el contrato para que los médicos cubanos trabajen en Portugal como una esclavitud” – https://www.bmj.com/content/341/bmj.c4253

[9] Esta declaración está normada por el Consejo de Estado y comúnmente se les llama “desertores”, “traidores” y otros calificativos. El estatus de “traidores a la patria” puede prorrogarse por más de 8 años por otras administraciones del Estado, y con ello la prohibición de entrada y reunificación familiar.