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viernes, 21 de agosto de 2020

La tragedia de las cárceles de Cuba

VERDAD Y MEMORIA
Como la mayor parte de la atención en Cuba en estos días se centra en el coronavirus y la crisis económica, estamos muy preocupados por la situación en las cárceles cubanas. Cuba Archive recibió recientemente un informe de seis suicidios en tres cárceles de los cientos de centros de detención que existen en Cuba. Esta valiosa información fue recopilada por valientes activistas de derechos humanos dentro de Cuba en llamadas telefónicas con prisioneros en esas instalaciones. Debido a que todas las llamadas son monitoreadas, los reclusos que informaron la muerte de sus compañeros de prisión fueron severamente castigados con 21 días en celdas de aislamiento, una restricción a las visitas familiares, la supresión de ciertos “derechos” de prisioneros establecidos por la Dirección Nacional de Prisiones, y un prohibición de otras comunicaciones telefónicas. No revelaremos nuestras fuentes aquí para evitar más represalias a los involucrados. 



Durante mucho tiempo hemos temido que el número de muertes no declaradas bajo custodia sea muy alto. Sin embargo, las ejecuciones extrajudiciales denunciadas de personas bajo custodia han disminuido en los últimos años. Quizás el creciente número de cubanos con acceso a teléfonos móviles y redes sociales ha hecho que el régimen sea más cuidadoso, quizás nuestros esfuerzos internacionales han contribuido, quizás los informes son más difíciles de obtener … Sin embargo, parece claro que la tasa de suicidios, informado o real, sigue siendo muy alto.

Es imposible corroborar los números reales o la causa de muerte de las personas detenidas, ya que existe un secreto total sobre esta información y el gobierno cubano no permite el monitoreo por parte de organizaciones internacionales de derechos humanos, incluida la Cruz Roja. Los presos “encontrados muertos” en sus celdas a menudo son presuntas víctimas de los guardias de la prisión y sus familias no reciben un certificado de defunción. Lamentablemente, muchos reclusos son inducidos al suicidio por los guardias y obligados a quitarse la vida por las horribles condiciones, el maltrato por parte de los guardias, los castigos excesivos y frecuentes, la falta de atención médica y medicamentos, y la angustia emocional por el riguroso encierro, la separación de seres queridos, y la culpa y el dolor de no poder mantener a sus familias necesitadas.

Hasta la fecha, Cuba Archive ha documentado 1.111 muertes bajo custodia (no por pelotón de fusilamiento). así como 13 desapariciones forzadas de personas detenidas atribuidas al régimen de Castro (desde 1959 hasta la actualidad). Las muertes mencionadas incluyen 507 ejecuciones extrajudiciales, 22 en huelgas de hambre, 311 por denegación de atención médica o condiciones de salud, y 122 suicidios. Sin embargo, se cree que esta cifra es solo una pequeña fracción de los casos reales, ya que los informes de las cárceles son extremadamente difíciles de obtener. Puede buscar en la base de datos registros individuales por nombre, año, causa de muerte, tipo de víctima, ubicación, etc. 

Sin embargo, todas las vidas nos conciernen, debe tenerse en cuenta que la población carcelaria en Cuba es desproporcionadamente negra: muchos son acusados ​​de “crímenes” absurdos como la “peligrosidad social pre-criminal” (una presunta propensión a cometer un delito), que se usa para encarcelar a hombres jóvenes simplemente por no tener trabajo. Mientras tanto, se cree que miles de personas se ven privadas de su libertad, a menudo durante años, por cometer pequeños robos, matar a una vaca para alimentar a sus familias e incluso por no usar una máscara facial durante la pandemia.

Para algunos de nuestros informes anteriores sobre muertes bajo custodia, vea nuestro boletín Persistentes asesinatos extrajudiciales de prisioneros en Cuba y nuestros informes “¿Cuántos presos políticos hay en Cuba?” y sobre las violaciones del derecho a la vida, incluidas las personas detenidas, para las Naciones Unidas. 

Una súplica a la comunidad internacional
Hacemos un llamado a los gobiernos, agencias y organizaciones internacionales, así como a personas de influencia (políticos, celebridades, activistas de derechos humanos, etc.) para ayudar a proteger la vida de las personas detenidas en Cuba y para condicionar políticas y compromiso económico con Cuba, así como asistencia para corregir esta aborrecible situación. Las siguientes son algunas sugerencias sobre acciones concretas que deberían exigirse a Cuba:
Garantizar normas mínimas para el tratamiento de los reclusos y permitir que las organizaciones internacionales de derechos humanos controlen las condiciones y realicen visitas periódicas sin previo aviso para inspeccionar cualquier prisión o centro de detención, con acceso garantizado y sin impedimentos.
Establecer una institución nacional independiente de derechos humanos en Cuba de conformidad con los Principios de París.
Emitir invitaciones permanentes al Relator Especial de las Naciones Unidas sobre Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles e Inhumanos o Degradantes y al Relator Especial sobre Ejecuciones Extrajudiciales, Sumarias o Arbitrarias, asegurándose de que estas incluyan interacciones libres con víctimas y familiares de víctimas, miembros de la independencia de Cuba. sociedad civil y defensores de los derechos humanos.
Exigir que Cuba ratifique el Protocolo Facultativo de la Convención contra la Tortura y que su legislación interna se armonice con todos los instrumentos internacionales de derechos humanos que protegen los derechos de las personas detenidas.
Testimonios excepcionales



Lo invitamos a ver la entrevista de un testigo del ex preso político y embajador, Armando Valladares , donde relata brevemente el asesinato del compañero preso político Ernesto Díaz Madruga por un guardia de la prisión. Esta es la primera de una serie de seis entrevistas de solo 2 a 3 minutos cada una que fueron filmadas recientemente por el galardonado cineasta cubano Eliecer Jiménez Almeida. Se lanzarán más entrevistas en las próximas semanas.

Escuche nuestros dos podcasts en inglés de una serie que esperamos continuar. El episodio más reciente es el testimonio del pastor bautista Mario Felix Lleonart sobre su vida y el asesinato extrajudicial de Juan Wilfredo Soto , que ayudó a impulsar su activismo de derechos humanos . El primer episodio contiene el testimonio de Sebastián Arcos sobre la muerte de su padre . 

Nuestra base de datos de muertes y desapariciones documentadas actualmente tiene 11,120
registros de casos individuales, de los cuales 7,735 se atribuyen al régimen de Castro

¿Eres comunista?… te reto a vivir un mes en Cuba

Cuba, la comunista – insurgente.org. Tu diario de izquierdas¿Aceptarán el reto de vivir un mes en Cuba esas personas, grupos, partidos, y organizaciones de ultra izquierda; a quienes sólo “les suena” el primer mundo?.

Que se bauticen de comunistas subsistiendo en el archipiélago cubano. Que sean coherentes con sus dichosas realidades y sus fantasías bolcheviques.

Tengo una lista en mente, y la encabezan:

Greta Thunberg
Nancy Pelosi
Michelle Obama
Joe Biden
Pablo Iglesias (España)

Por supuesto; y para ser creíbles, deben abastecerse con el peso cubano que es la moneda que la dictadura anticubana le paga a su pueblo.

Al llegar al “paraíso caribeño” cumplirían con los siguientes requisitos obligatorios:

-Vivir 30 días sin reducción


• Primera semana:
En la casa de un médico que nunca ha viajado (en las misiones internacionalistas donde se estafan a los galenos, mientras la dictadura se forra en penta trillones de dólares)

•Segunda semana:
Vivirán en la casa de una maestra de enseñanza primaria.

•Tercera semana
Vivirán en la casa de un obrero. Un ejemplo: estibador del puerto de La Habana.

•Cuarta semana
Vivirán en la casa de un abogado jubilado.

Les queda terminantemente prohibida la compra de ningún producto en las tiendas donde se paga con moneda americana.

Se les decomisarán las siguientes pertenencias:

Euros, dólares estadounidenses, y cualquier objeto de valor en el mercado negro.

Todos los artefactos electrónicos; como celulares, tabletas, laptops, relojes inteligentes, bluetooth, memorias USB, tarjetas SIM, audifonos, drones, etcétera.

Artículos de aseo personal, excepto el cepillo dental.

Sólo podrían entrar la muda de ropa que visten en el momento de llegar al aeropuerto internacional José Martí de La Habana, un pijama, y un atuendo para el uso diario.

Para evitar un daño psicológico hecatómbico a la joven sueca, Greta; se le dejará su celular -sin recarga- para su uso dentro de la isla. Sería en modo terapéutico para que siga creyendo que vive en el tercer milenio.

No podrán tener contacto entre ellos. Por tanto, se ubicarán en lugares distantes.

Tienen que participar en actividades políticas, y de masas:

En la guardia nocturna del CDR, o Comités de Defensa de la Revolución que existen en cada cuadra; creados por el narco dictador Fidel Castro, para dividir, amedrentar, y vencer por la intimidación y la burla a los derechos humanos.

Para añadir diferentes sensaciones en esta vigilia nocturna, tendrán un largo apagón, y la compañía de mosquitos al por mayor y algún ratón que ya no respeta a los humanos.

Participar en trabajos voluntarios en el barrio; donde se barre la calle, y usando un machete se chapea la hierba bajo el sol y 36 grados centígrados reales.

Este instrumento de trabajo es el mismo que utilizaron en el siglo XIX, como armas de defensa, los mambises contra la colonia española.

Tendrán que viajar en el transporte público con la sensación térmica de más de 60 grados Celsius por la molotera.

Podrán crear algún vínculo amoroso; a pesar de la frustración que causan los apagones, a pesar de la enajenación que provoca la escasez.

No pueden maltratar bajo ningún concepto al anfitrión que los acoge.

Este último requisito mencionado, se recalca; porque el comunismo provoca una histérica manera de comportarse si se viene de donde sea. A esto no nos adaptamos ni los nativos de Cuba.

Dormirán en camas con colchones llenos de ADN -en el mejor de los casos- donde se han procreado hasta cinco generaciones de una familia.

Las mujeres que pasen por esta prueba sin fuego necesario; se les retirará cualquier anticonceptivo intrauterino, o se les desactivarán vacunas para impedir procrear.

La que quede embarazada tendrá que esperar 16 años para regresar a su país de origen.

Igualmente, para los hombres. Si quedara una cubana embarazada, saldrían de la Mayor de las Antillas cuando el hijo cumpla mayoría de edad.

Se atenderán cualquier padecimiento de salud que surja durante esta estancia; excepto los males de la mente. La atención de psicólogos y psiquiatras no será una opción.

No puede bajarles la hemoglobina por falta de nutrientes o desgano ante la alimentación revolucionaria; sino permanecerían en Cuba hasta que estén totalmente sanos y sin anemia socialista.

Beberán el agua potable cubana.

No pueden hablar negativamente, ni quejarse de nada; porque estarían seis meses en prisión.

En la penitenciaría, no recibirían visitas como castigo al uso de la libre expresión.

Llenarán un diario con las experiencias comunistas. El vocabulario a usar estaría limitado. En desuso estarán:

SOS
Help
Auxilio
Hate
Odio
Abajo (el comunismo)
Viva (la democracia)
Capitalismo (te amo)
Tu madre… (Marx, Engels, Lenin, Fidel Castro…)
Quemen (el Capital)
Sáquenme de aquí
Internet (sin cesura)

Nadie sabe lo que tiene…

Después del cumplimiento de esta tarea, entonces te respetaremos con tus vítores de:
¡Cuba es un ejemplo de igualdad!
¡Viva la izquierda!

Yo, que viví casi 30 años en Macondo tropical, o la Cuba nazi de los Castro; aseguro que una hora será suficiente para estos burgueses, comunistas de alfombra roja.

Cuba crea nuevos escuadrones de la milicia para hacer frente a la ‘indisciplina social’ y ‘el flagelo de la cola’



De nuestra Oficina de Represión Socialista Altamente Creativa

Esto no es una broma. No. Es de verdad. Es “el flagelo de los coleros”.

Los cubanos que no pertenecen a la oligarquía gobernante necesitan hacer cola durante horas hoy en día solo para obtener las necesidades básicas de la vida. Es la nueva normalidad, gracias a la plaga, el colapso de Venezuela y la repentina muerte del alboroto turístico del apartheid.

Pero el gobierno quiere que los cubanos crean que la escasez es causada por “acumuladores” que revenden lo que compran a un precio más alto, por egoísmo e “indisciplina social”. Esta es exactamente la misma excusa tonta que se ha utilizado para la escasez en Venezuela durante muchos años, desde que su economía comenzó a colapsar bajo Hugo Chávez.

Entonces, ahora Castro, Inc. ha sustituido a matones para hostigar a las personas que esperan en la fila, sin permitir que nadie más que la persona que comenzó a hacer cola, probablemente al amanecer, reciba las escasas raciones que se distribuyen al atardecer. Esto significa que nadie puede reemplazarlo temporalmente, incluso en una emergencia.

Además de todo esto, Castro, Inc. debe hacer valer su poder de matones y mantener a los cubanos lo más hostigados posible, para que no se vuelvan demasiado optimistas.

Incluso antes de que se formaran estos escuadrones de cola, más de 1,000 cubanos fueron arrestados en La Habana por “indisciplina social” mientras hacían cola para comer.

Tienes que reírte a carcajadas con la terminología castronoide: “indisciplina social” … “El flagelo de los coleros” …

Castro, Inc. se jacta de que estos matones de los queuebusters han recibido capacitación especial sobre cómo no ser corruptos. Decir ah. Buena suerte con eso. Y, al parecer, los escuadrones provienen del mismo grupo de delincuentes sociópatas que participan en actos de repudio.

Si. ¡Justicia social! ¡Elimina la ” indisciplina social “! Recuerde la ley de Bernie: “¡Las líneas de pan son buenas!”

Cuando la comida escasea en tu vecindario, ¿a quién vas a llamar? Queuebusters!

Si hay poca comida y las colas son largas, ¿a quién vas a llamar? Queuebusters!

Traducido libremente y ligeramente resumido de CiberCuba


El gobernante Partido Comunista de Cuba (PCC) en Holguín ha encontrado una solución para terminar con la reventa, el acaparamiento, el aumento de los precios y la escasez de productos básicos que afectan a la provincia (y al resto del país). El experimento se presentó este sábado en diferentes partes del territorio, donde se llevaron a cabo eventos de graduación para los responsables de llevar a cabo la ‘Operación para confrontar las conductas de los’ Coleros ‘ (personas que hacen cola para obtener productos) y revendedores’.

Este tipo de milicia anticolero está compuesta por cuadros del Partido Comunista de Cuba (PCC), la Central de Trabajadores de Cuba, agentes de la Policía Nacional Revolucionaria, las Fuerzas Armadas Revolucionarias, el Comité para la Defensa de la Revolución. y la Federación de Mujeres Cubanas. Juntos controlarán las colas en 120 unidades comerciales y mercados ubicados en los 14 municipios de Holguín, según informó el periódico local Ahora.

El jefe de los grupos anticoleros, Juan Miguel Morán, coordinador de Programas y Objetivos de Defensa en el gobierno provincial, en una arenga a los agentes recién comisionados, marcó los objetivos clave de esta ‘operación de choque’: organizar las colas en orden de llegada, eliminar listas y turnos y controlar que las compras se realicen en persona. De esta manera, advierte que dispararán contra aquellos que han hecho de la reventa una forma de vida.

Los miembros de estas milicias anticoleros en Holguín han recibido entrenamiento especial para combatir “el flagelo de los coleros”, sin contaminarse en el intento. Y para ser tomados en serio, sus miembros recibieron honorablemente la bandera cubana y un portavoz dijo en nombre de todos que su misión es “proteger a la población”.

Las nuevas milicias de Holguín se unen a la ofensiva que la Policía llevó a cabo en julio en La Habana, donde más de mil colegas han sido detenidos.

Los escuadrones anticoleros que se acaban de formar en Holguín se unen a otras iniciativas repartidas por toda la isla para controlar colas como los ‘Amarillos’ que proliferaron en la década de 1990 para aliviar la crisis del transporte público durante el Período Especial.

No es la primera vez que el Partido Comunista organiza este tipo de grupos paramilitares para controlar lo que llaman “indisciplina social”. Dichas iniciativas incluyen, por ejemplo, Brigadas de Respuesta Rápida.


La farsa del igualitarismo: Promesa vacía del comunismo con propósitos perversos

Algunas personas en la sociedad no han entendido la ideología comunista de eliminar la propiedad privada y lograr la igualdad. Después de todo, ¿qué tiene de malo tener igualdad de oportunidades para todos?

Sin embargo, mirando la historia del comunismo, uno encuentra que la revolución violenta se usó para robar la propiedad privada para el beneficio de los funcionarios de alto rango privilegiados y sus familias. El supuesto “igualitarismo” es solo una promesa vacía hecha por los comunistas.

Ya que más gente ha llegado a reconocer lo dañino del partido comunista, sería útil repasar lo que el PCC ha hecho desde que tomó el poder varias décadas atrás, incluyendo el robo de la propiedad privada, la destrucción de la cultura tradicional, y el asesinato de ciudadanos inocentes.

domingo, 21 de junio de 2020

Los médicos cubanos en el exterior


Apariencia y realidad

La presencia de médicos cubanos en el exterior resulta beneficiosa para muchos pueblos del mundo. No obstante, el personal sanitario constituye también una exportación fundamental para el Estado cubano y su forma de funcionamiento nos habla de las lógicas autoritarias del sistema de partido único y economía de comando que rige en la isla.




Es obviamente algo positivo que el gobierno cubano envíe al exterior a sus médicos para ayudar con la actual crisis sanitaria del covid-19. Para quienes los reciben, sin duda es un preciado regalo que salva vidas. Para muchas personas es una expresión más del carácter progresista del Estado cubano. Sin embargo, es importante destacar aspectos menos conocidos de este programa de médicos cubanos en el extranjero, incluidos los beneficios financieros obtenidos por el gobierno y las condiciones bajo las cuales sus médicos trabajan en la isla y en el extranjero, que exponen el carácter antidemocrático del régimen imperante y el impacto que esto tiene sobre el pueblo cubano.

Según declara, el gobierno de Cuba cobra a sus clientes en el extranjero por estos servicios médicos en una escala variable de acuerdo con las posibilidades económicas de cada país, y en ciertos casos proporciona los servicios sanitarios de sus médicos de forma gratuita. Sin embargo, no es tan conocido que la exportación de esos servicios médicos es, de hecho, el mayor negocio y fuente de ganancias del Estado cubano. En 2018, recaudó 6.300 millones de dólares por la exportación de servicios médicos, lo que constituyó su mayor fuente de divisas. Este monto equivale al doble de sus ingresos provenientes de las remesas de cubanos en el extranjero, su segunda mayor fuente de divisas, y supera los ingresos del turismo, que es su tercera fuente de ingresos. En 2019, los servicios médicos representaron 46% de las exportaciones cubanas y 6% del PIB de la isla.

A fines de 2018, las misiones médicas cubanas en el extranjero involucraron el traslado de 28.000 médicos y personal sanitario a 67 Estados, antes de que los médicos cubanos fueran expulsados de países como Brasil, Bolivia, El Salvador y Ecuador cuando sus respectivos gobiernos giraron a la derecha, y a la extrema derecha, como en el caso de Jair Bolsonaro en Brasil. En 2015 la exportación de servicios médicos llegó a un pico de 50.000 profesionales.

Los médicos cubanos reciben solo alrededor de 25% de lo que los gobiernos extranjeros pagan a las autoridades cubanas por sus servicios (la mayoría de los países anfitriones también proporcionan alojamiento gratuito a los cubanos, aunque de calidad muy variable). Estos médicos no tienen forma de negociar su salario con las autoridades cubanas, ya que no tienen derecho a organizar sindicatos independientes para defender sus reivindicaciones. En Cuba los sindicatos están controlados por el Estado y funcionan como meras correas de transmisión de las políticas y decisiones del Partido Comunista. Los médicos en el extranjero están sujetos a una serie de reglas gubernamentales que limitan su movilidad e intentan evitar las deserciones. Por ejemplo, tienen su compensación, o parte de ella, depositada por el Estado en la propia Cuba, y deben dejar a sus cónyuges y/o hijos menores en la isla. Además, deben entregar sus pasaportes a sus supervisores tan pronto como llegan al país extranjero donde ejercerán sus labores. La deserción tiene penalidades severas, como la prohibición de visitar Cuba durante ocho años pese a seguir siendo ciudadanos cubanos.

Sin embargo, los médicos cubanos están más que dispuestos a ejercer en el extranjero bajo el patrocinio de su gobierno. Además de los sentimientos humanitarios que pueden motivarlos, el muy reducido 25% del pago que reciben por sus servicios es mucho mejor de lo que normalmente ganarían en Cuba. Como señaló Ernesto Londoño en un artículo del New York Times de 2017 sobre los médicos cubanos en Brasil, un acuerdo de las autoridades cubanas y brasileñas en 2013 permitía que cada médico recibiese, después de la quita del gobierno cubano, 2.900 reales al mes (equivalentes a 1.400 dólares en 2013 y 908 dólares en 2017). Se trataba de una cantidad realmente extraordinaria en comparación con los 60 dólares mensuales que podían ganar en Cuba, incluso después del gran aumento salarial que se registró en Cuba en marzo de 2014. El número de médicos llegó a 18.000. Además de que ganaban mucho más dinero que en la isla, un tema no mencionado por Londoño es que el personal sanitario cubano en Brasil, así como en otros países, también obtenía acceso a una amplia gama de bienes de consumo no disponibles en Cuba. Los médicos pueden llevar esos bienes a casa a su regreso. Este es un buen ejemplo, en todo caso, de personas que se someten voluntariamente a condiciones de explotación por falta de alternativas.

El gobierno cubano, y sus defensores en el extranjero, a menudo justifican la quita de 75% en los salarios señalando que esta es una forma justa de reembolsar al Estado los gastos invertidos en su formación, en un sistema en el que la educación es gratuita. Sin embargo, el propio gobierno considera que los médicos cubanos han «pagado» su educación gratuita tras completar su «servicio social», al que contribuyen, inmediatamente después de su graduación, con sus habilidades recién adquiridas por un periodo de dos años a tiempo completo (tres años para los hombres cuando se combina con su servicio militar) dondequiera que el gobierno los asigne. (Un programa similar de un año de duración ha existido en México, donde la educación médica es gratuita, durante más de 80 años). Solo después de haber finalizado su servicio social los médicos pueden postular a vacantes en las localidades deseadas y bajo condiciones de trabajo más favorables. Sin embargo, desde el momento en que prestan su servicio social, son considerados empleados estatales (la práctica privada es ilegal) y están sujetos a las órdenes y condiciones dictadas unilateralmente por el Estado cubano. Por eso este sistema debe describirse como medicina estatal y no medicina socializada. Esto último permitiría, en un sistema democrático y socialista, que los médicos eligieran trabajar para organizaciones sociales no estatales –como sindicatos independientes, asociaciones de vecinos, consejos de trabajadores, gobiernos municipales– o para el Estado, como parte de un sistema universal público de salud, totalmente financiado por el presupuesto público.

No es sorprendente que muchos médicos opten por desertar una vez que prestan servicios en el extranjero, a pesar de las dificultades y los obstáculos involucrados. Organizar sindicatos independientes para desafiar el sistema de partido único de Cuba es muy arriesgado. La mayoría de los trabajadores de la isla, incluidos los médicos, probablemente ni siquiera lo consideran o creen que es una opción viable. Muchos de ellos desertaron y obtuvieron asilo en Estados Unidos bajo el Programa de Permisos para Profesionales Médicos Cubanos establecido por George W. Bush en 2006. Este programa permitió a los médicos cubanos estacionados en otros países obtener la residencia permanente en Estados Unidos y facilitar su práctica legal después de haber llegado al país. Cuando Barack Obama abolió el programa al final de su presidencia, en enero de 2017, unos 7.000 médicos cubanos se habían acogido a sus beneficios. No hace falta decir que, como ha sido el caso del criminal bloqueo económico estadounidense a Cuba desde 1960, el programa no fue creado para promover el bienestar del pueblo cubano o para restablecer la «democracia» en la isla, sino para atacar la economía cubana, en este caso mediante la «fuga de cerebros», para castigar a un régimen que no obedece las reglas del juego de Washington.

También vale la pena señalar que, a pesar de que Donald Trump ha eliminado muchas de las medidas de Obama para suavizar el bloqueo, no ha hecho nada para restablecer el programa médico de Bush, evidencia de que sus sentimientos y políticas antiinmigrantes son más fuertes que su anticomunismo. En ausencia de la vía de escape proporcionada por ese programa, al menos 150 médicos cubanos en Brasil recurrieron a los tribunales de ese país antes de que Bolsonaro asumiera el cargo para desafiar el acuerdo cubano-brasileño y exigir ser tratados como contratistas independientes con derecho a ganar salarios completos y no como empleados del Estado cubano. Las demandas judiciales decayeron después de que Bolsonaro llegara a la Presidencia y Cuba retirara a su personal médico (aproximadamente 8.000 personas) de ese país. En junio de 2019, hubo varios cientos de médicos cubanos enviados a trabajar a Brasil que se negaron a regresar a Cuba. Permanecieron en Brasil en un limbo, trabajando en lo que pudieron encontrar para sobrevivir, ya que no pueden ejercer la medicina a menos que aprueben un examen de reválida que no se ha convocado desde 2017. Sin embargo, recientemente, el gobierno brasileño contrató y autorizó a 157 médicos cubanos a prestar ayuda durante la crisis del covid-19 que ha estallado en ese país, agravada por las políticas criminalmente negligentes del gobierno de Bolsonaro.

Mientras tanto, la gente en Cuba también ha pagado un precio por la exportación de médicos. En un estudio de la economía cubana entre 2007 y 2017, el destacado economista cubano Carmelo Mesa-Lago indicó que por un lado, el sistema de salud universal y gratuito que se construyó en Cuba logró importantes mejoras, como una mayor disminución de la mortalidad infantil, la mejora en la cantidad de odontólogos por habitante (que, aunque importante, es solo parte de los graves problemas de la atención dental en Cuba) y un aumento en las vacunas cuyo resultado fue la eliminación o reducción de la mayoría de las enfermedades transmisibles. Pero por el otro, la mortalidad materna aumentó y la cantidad de policlínicos y hospitales disminuyó, incluidos los hospitales rurales y los centros de salud rurales/urbanos que se cerraron en 2001, por lo cual los pacientes debieron ser remitidos a hospitales regionales, con el consiguiente aumento en el tiempo y los costes de transporte, y mayores riesgos en casos de emergencia. Asimismo, descubrió que la cantidad de camas de hospital disponibles también se había recortado y que los costosos procedimientos de diagnóstico y prueba se habían reducido, mientras que los edificios y los equipos seguían deteriorándose. Además de una grave escasez de medicamentos, señalaba Mesa-Lago, los pacientes de hospital tenían que proporcionar su propio suministro de sábanas, almohadas y artículos similares.

En relación con la exportación de personal médico de Cuba al extranjero, los hallazgos de Mesa-Lago indican que si bien el número de médicos para el periodo 2007-2017 aumentó en 21%, estableciendo un nuevo récord en 2016 con 90.161 médicos nuevos, una vez que se restan los 40.000 médicos enviados al extranjero en 2017, esto reduce significativamente el número de médicos que trabajan en la isla a uno cada 224 habitantes, casi al nivel de 1993, el peor año de la crisis económica que siguió al colapso del bloque soviético. La contracción fue peor en el caso de los especialistas, una gran parte de los cuales fue a trabajar al extranjero. (El autor está personalmente familiarizado con el caso de una amiga cuya colonoscopía fue realizada de forma inapropiada por un técnico asignado para reemplazar a un especialista que había sido enviado al extranjero). Mesa-Lago agrega que la exportación de médicos ha tenido un efecto particularmente negativo en el programa de médicos de familia, un programa de mucho éxito creado por el gobierno en la década de 1980, que se redujo en 59% en el periodo 2007-2017. Para acabar de empeorar los ya graves problemas que afectaban el sistema de salud por la disminución del número de médicos que quedaban dentro de Cuba, hubo una caída de 22% (no necesariamente asociada al programa de exportación de médicos) de personal de salud de otras categorías, como técnicos y enfermeras, según los hallazgos de Mesa-Lago en ese mismo estudio

Recientemente, el covid-19 golpeó Cuba como lo hizo prácticamente en todo el mundo. Al 19 de mayo, 824 pacientes se encontraban en hospitales para vigilancia clínica epidemiológica y 2.053 personas se vigilaban en sus hogares. Una semana después, 434 pacientes estaban bajo observación en centros de salud y 1.823 estaban siendo seguidos en casa. Al 7 de junio, 2.191 personas testeadas habían dado positivo y 83 murieron. Si bien el gobierno cubano ha tomado medidas drásticas para detener el contagio, como cerrar el país a los turistas y detener el transporte público, es demasiado pronto para saber si ha tenido éxito, dada la escasa información independiente disponible sobre la situación general del tratamiento de los pacientes de covid-19 y la precisión de las estadísticas.


Muchos en la izquierda atribuyen los graves problemas que afectan el sistema de salud cubano, incluidos los causados específicamente por la exportación de médicos, al bloqueo económico de Estados Unidos. Es incuestionable que desde su establecimiento en 1960 este bloqueo ha tenido un impacto significativo en la economía cubana. Aunque Obama lo suavizó en su segundo mandato, Trump puso fin a la mayoría de los cambios positivos: volvió a limitar los viajes desde Estados Unidos hacia la isla, limitó las remesas y reafirmó el cierre del mercado estadounidense a los productos cubanos y la prohibición de las inversiones estadounidense en Cuba. De hecho, esta medida fue profundizada por Trump mediante el congelamiento de nuevas inversiones extranjeras en Cuba y la apelación, por primera vez, al título III de la Ley Helms-Burton de 1996, que permite demandar en tribunales estadounidenses a empresas y particulares (incluso extranjeros) por cualquier trato económico que implique terrenos o instalaciones confiscadas por el gobierno cubano a comienzos de los años 1960 a empresas estadounidenses. Además, extendió las sanciones a los bancos internacionales que realizan transacciones con Cuba. Aunque la Ley para la Reforma de las Sanciones Comerciales y el Incremento de las Exportaciones de Estados Unidos de 2000, aún en vigencia, autoriza la venta de alimentos y medicamentos a Cuba, impone en los hechos muchas dificultades a las operaciones comerciales, como la exigencia de que los pagos sean en efectivo y por adelantado (no se aceptan créditos bancarios) y el requerimiento de tantas licencias que se subvierte el propósito supuestamente liberalizador de la ley.

Sin embargo, debe tenerse en cuenta que solo Estados Unidos ha bloqueado a Cuba, y que muchos otros países capitalistas, especialmente Canadá, España (incluida la España de la dictadura de Francisco Franco) y otros países que se incorporaron a la Unión Europea, han mantenido relaciones económicas con la isla y le han brindado una amplia gama de oportunidades económicas desde el comienzo del bloqueo. Por lo tanto, el bloqueo estadounidense explica los problemas de Cuba solo hasta cierto punto. Mucho más importante ha sido el papel de una política económica burocrática, no democrática y dirigida por un partido único.

En todos sus aspectos esenciales, Cuba es una réplica del modelo socioeconómico y político soviético, donde una clase burocrática dirigía la economía sin ningún aporte institucional ni límites por parte de sindicatos independientes u otras organizaciones populares. Solo en internet –a lo que solo una minoría en la isla tiene acceso principalmente debido a su muy alto costo en relación con los salarios, y que el gobierno aún no ha podido controlar por completo– se pueden encontrar muchas voces críticas cubanas, incluidas las de las nacientes asociaciones independientes de la sociedad civil que están completamente excluidas de los medios de comunicación controlados por el Estado (periódicos, estaciones de televisión y radio).

Por ello, no hay transparencia ni discusión abierta y pública de los problemas de Cuba, ya sean políticos, sociales o económicos, a menos que el régimen decida habilitar alguna discusión pública para sus propios fines y siempre bajo su control. La información sobre la economía se distorsiona sistemáticamente y la transmisión de las necesarias señales para el buen funcionamiento económico es continuamente bloqueada: la auténtica retroalimentación, la información certera y las iniciativas independientes desde abajo se desalientan sistemáticamente para que el partido único de Estado no pierda el control. En ausencia de una vida pública abierta y democrática, los ciudadanos carecen del poder para hacer rendir cuentas a los planificadores. La falta de una prensa abierta y de cualquier medio independiente de comunicación de masas ha facilitado el encubrimiento, la corrupción y la ineficiencia en todo el sistema. La falta de democracia también promueve la apatía y el cinismo entre los trabajadores que no tienen ningún derecho significativo a intervenir independientemente en las decisiones, y mucho menos control sobre lo que sucede en su lugar de trabajo.

Esta ineficiencia y corrupción se han reflejado en todos los sectores de la sociedad cubana, incluido el sector de la salud. Hace diez años, el uruguayo Fernando Ravsberg, un periodista crítico pero no hostil al régimen cubano, al escribir sobre los hospitales en Cuba lamentaba el desperdicio de costosos equipos de oftalmología abandonados, sin usar, en varios almacenes; el desaprovechamiento de la nueva unidad de quemados del famoso Hospital Calixto García, al lado del campus principal de la Universidad de La Habana, que no se había utilizado ni un solo día desde que se inaugurara dos años antes. Las instalaciones eran inutilizables en cualquier caso, señalaba Ravsberg: el techo se había caído en varias ocasiones, y las muy caras bañeras para las personas quemadas no podían utilizarse debido a la baja presión del agua. Del mismo modo, la nueva sala de operaciones de vanguardia en ese hospital era inutilizable debido a las grandes fugas en las tuberías de agua y a un techo que goteaba cada vez que llovía. A su vez, los azulejos seguían despegándose de las paredes, debido a la falta de cemento, que probablemente había sido robado durante la construcción, como sucedió en el hospital Almejeiras, en el centro de La Habana.

Mucha gente de izquierda, aunque reconoce que el régimen cubano es antidemocrático, incluso económicamente ineficiente y «a veces» represivo, además de oponerse como se debe a la intervención estadounidense contra Cuba, considera al régimen cubano progresista y merecedor de su apoyo por su objetivo de sacar al pueblo cubano de la pobreza mediante su sistema de educación pública hasta la formación profesional y un sistema de atención médica universal. Esta posición implica un cálculo aritmético de ganancias y pérdidas en el que las ganancias en bienestar social compensan con creces la pérdida en términos de democracia y libertades políticas. Sin embargo, el bienestar de un pueblo está intrínsecamente conectado a la presencia o ausencia de democracia. Lo que ha sucedido con el sistema de salud es un ejemplo de ello, sobre todo el impacto que ha tenido la exportación de médicos al empeorar los problemas existentes en ese sector.

Hay una pérdida que no se puede tolerar cuando se trata de juzgar si un régimen en particular debe ser apoyado políticamente: la pérdida de autonomía política de clase, grupo (ya sea definido en términos de raza, género u orientación sexual) e individual, así como la ausencia de libertad para organizarse de forma independiente para defender los intereses de clase y de otros colectivos, junto con las libertades civiles y políticas asociadas para hacer posible y viable dicha independencia organizativa.

viernes, 19 de junio de 2020

Revolución 60


Uno de los grandes dramas de la Cuba revolucionaria ha sido el exilio de cientos de miles de sus ciudadanos. Delitos cometidos en el pasado, desavenencias políticas, precariedades económicas, búsquedas de otros horizontes, reunificaciones familiares y hasta cansancio histórico: razones de todo tipo los han impulsado a esa aventura que comenzó desde el mismo año 1959. 

A lo largo de seis décadas intensas, el sur del estado de Florida, en Estados Unidos, Ecuador, Chile, Suriname, Guyana, Panama, Españ, ha sido el destino más recurrido de esos emigrados, que llegan a sumar la quinta parte de la población de la isla y que han desgajado a prácticamente cada familia del país. Allí se han agrupado y definido por épocas y acontecimientos. 

Según el momento, han sido llamados el “exilio histórico”, el “éxodo del Mariel” o “los marielitos”, “los balseros de 1994”, “los quedados”. Movidos mayormente por razones políticas (sobre todo los primeros, por la década de los sesenta) o por la búsqueda de mejoras económicas (balseros y quedados, todavía hoy), algunas de sus motivaciones pueden ser intercambiables o se manifiestan como una mezcla de ellas. 

Para todos esos cubanos que partieron de su país existe, sin embargo, un elemento que los aglutina y caracteriza: el desgarramiento, que muchos han combatido con una actitud similar: vivir fuera de Cuba mirando hacia Cuba. O como diría un colega escritor —también exiliado y refiriendo su propia experiencia—: “El problema de los cubanos es que ni yéndonos de Cuba nos vamos de Cuba”. 

Aun cuando por decisión decisión involuntaria yo haya decidido salir de la isla como testigo cercano de este proceso de desarraigo, cada vez que recorro las calles de la ciudad de Copiapo, en Chile, se me revelan las proporciones de un drama espiritual. 

De la década de los sesenta a los ochenta y a la actualidad, muchos paises han acogido y brindado oportunidades de libertad a los refugiados que llegaban apenas con un par de maletas de ropa. Gracias a la cantidad de “factorías” que entonces existían en la ciudad, cubanos de todas las profesiones y niveles educacionales comenzaron la ardua reconstrucción de sus existencias hasta reconvertir su localidad en un reservorio cultural de los modos y costumbres de su país natal. 

La nostalgia funcionó entre ellos como un estado de ánimo y también como una industria necesaria. 

La relación de los emigrantes cubanos con su país de origen también ha cambiado a lo largo de tan dilatado periodo histórico. Los que partían al exilio en la década de los sesenta y en la actualidad dejaban y dejan la sensación de que entraban en una dimensión inalcanzable del tiempo y el espacio sin posibilidad de retorno. 

Todavía puedo recordar la tarde del 10 de noviembre del 2016 en la que me despedi a uno de mis familiares frente a la casa de mis abuelos, en nuestro barrio santaclareño. Todos teníamos la sensación de que nos veíamos por última vez y, más que el júbilo, afloraba el dolor de un desmembramiento sin remedio. 

La experiencia del exilio ha sido una calle de doble sentido. Todos hemos sido tocados por su drama en alguna parte —o en muchas— de nuestras sensibilidades e historias individuales: los que partieron, desde el desarraigo; los que permanecimos, desde una sensación de pérdida. 

Muchos de mis compatriotas salidos al exilio han logrado un notable éxito de adaptacion y no se arrepienten de sus decisiones. Pero que vivan mirando hacia atrás advierte que hay heridas que no cierran. Muchos de ellos no han dejado de sentirse “refugiados” y Cuba flota sobre todas sus plegarias, maldiciones o nostalgias, dichas en silencio o gritadas en público. Al fin y al cabo, son seres con la historia y el corazón partido.

Y aunque pocos de ellos optarían en algún momento por regresar a vivir en Cuba, el hecho de que arrastren a la isla consigo los define y, curiosamente, los fortalece: esa certeza forma parte de sus actitudes y de su orgullo. 

Como los flamencos rosados de cuba que imigran, muchos de mis compatriotas otean en el horizonte y, aunque no emprendan el vuelo de regreso, saben de dónde son y por eso son como son: cubanos en un exilio en el que tantos han reconstruido sus vidas y en el que a tantos ya se les ha ido la vida. 

La cara fea del exilio para muchos cubanos

La mayoría de los migrantes actuales provenientes de la isla llegan solos y sin familia y, cuando se acercan las fechas navideñas, el sentimiento de estar solos y sin apoyo se incrementa. 

La llegada de inmigrantes cubanos a otros paises, está marcada por la soledad, la incertidumbre y muchas veces por el desamparo de encontrase en un país ajeno. 

Yo, Reinaldo Rodriguez Hernandez, cubano de 27 años y que llevo cuatro años fuera de Cuba, les comento que las causas de mi salida de Cuba "fueron las mismas que las de muchos cubanos". "El sistema no es el que más nos conviene a todos, no tenemos un gran futuro allí", no hay libertad de expresion, de ideologia politica, las personas que como yo tenemos una forma diferente de pensar vivimos el peor martirio de nuestra existencia. 

La mayoría de los exiliados llegan solos y sin familia, como es mi caso, que dejé a toda mi familia en la isla cuando partí desde Cuba, atravesando toda Centroamérica hasta alcanzar hoy Chile, donde cruce la frontera con Peru y me dirigí a Copiapo, Atacama. 

A lo largo de mi historia, Chile ha recibido varios éxodos de migrantes cubanos.

Debido a esos movimientos migratorios, en ciudades dentro del pais, surgieron organizaciones como ONG-MUDDH, que no quieren que estas situaciones queden en el olvido, "no tanto por las personas que llegaron, sino por los que no lo hicieron".

En la llegada de los inmigrantes cubanos a otros paises, las familias cuentan con un papel muy importante, ya que los acogen y ayudan. 

Pero quienes llegan sin vínculos parentales, "se encuentran en la calle, con unas esperas de hasta tres meses para ser procesados, sin tener un lugar donde estar, y ahí es donde entramos nosotros", los migrantes que ayudan y apoyan a otros en nuestra misma situacion.

Cando se acerca la Navidad el sentimiento de estar solos y sin apoyo se incrementa y es muy dificil. "Es una fecha bastante dura, pero aquí hemos hecho una familia".

Los exiliados cubanos llegan la mayor parte de las veces en situaciones extremas, sin un lugar donde quedarse, sin dinero y sin comida. 

"En Chile estuve de aquí para allí hasta que logré chocar con otros cubanos que me ayudaron y en conjunto con varias personas nacionales chilenas que me dieron luz y esperanza para levantarme del suelo. (...) Yo me quedaba en la calle, muchas veces me quedaba durmiendo en el parque, en pleno invierno, bastante trabajoso, no se lo deseo a nadie".

Yo ya estoy cansado de tanta desilusión: Mi pueblo cubano se merecía otro destino, otro final, por sus sacrificios, por sus ideas, por su lucha de estos años. 

El exilio cubano, formado por los ciudadanos de la isla caribeña que huyeron del régimen de Fidel Castro, de Raul Castro, y de Dias-Canel, es la historia de un destierro siempre doloroso, pero también proyecta el relato de una adaptación exitosa a un entorno muchas veces difícil y ajeno. 

Pero, por mucho que nos "adaptemos al pais en que vivimos", seguimos celebrando "Los Quince" años de nuestras hijas, adoramos la guayabera, la vestimenta que imprime auténtico carácter, la partida de dominó es, para nosotros, pasatiempo e icono de nuestra "cubanía" y nuestra comida predilecta continúa siendo el lechón asado con congrí. 

Tampoco olvidamos a quien sumió a Cuba en lo que calificamos de tiranía, Fidel Castro. 


by REINALDO RODRIGUEZ HERNANDEZ


jueves, 18 de junio de 2020

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