viernes, 4 de enero de 2013

LA POLICIA EN CUBA: CORRUPCION Y DESPOTISMO


 

Como todo buen cubano amante de la justicia y luchador por los derechos del hombre y las libertades cívicas, profundizo en la actitud de las autoridades, policiales de mi amada patria.

La policía fue creada para garantizar la tranquilidad ciudadana, los seres humanos ponen su confianza en los agentes del orden para su seguridad y bienestar, la policía como institución en cualquier lugar del mundo, tiene la obligación de garantizar esa confianza depositada.  En Cuba  es contradictoria la actuación de la policía.

La institución está plagada de una corrupción exorbitante, por más que se analice cada día el ciudadano cubano se siente más desilusionado.  Más que garantizar la tranquilidad del pueblo lo mantienen en un acoso constante. Los cubanos en la lucha diaria por sobrevivir a la situación económica se las ingenian elaborando alimentos, vendiendo desde una cremita hasta un limón, pero los agentes del orden viven haciéndole la vida imposible a los que luchan para poder subsistir.  Les preocupa más y es más peligroso un anciano que vende coquitos, o un revendedor.

Se escuchan muchos comentarios sobre bandas que están agrediendo a la gente, dañando la integridad física de sus coterráneos, por ejemplo la Banda de los Trescientos y Sangre Nueva.   Me pregunto donde está el actuar de la policía, muchas madres preocupadas por sus hijos me hablan con desespero y miedo, sienten inseguridad y terror.  ¿Dónde  está esa seguridad que la policía garantiza?

Un oficial de la policía se siente un súper hombre y piensa que la vida de los seres humanos le pertenece, ultrajan, intimidan, maltratan, sin un ápice de respeto a la dignidad humana.

santa clara, mi pueblo natal está padeciendo ese mal de corrupción. Los oficiales se construyen grandes casas, con todos los lujos, a costa del pueblo trabajador.   Se dedican a enriquecerse y buscar comodidades oprimiendo al pueblo.  En su conciencia no hay un ápice de humanidad, de ética, de amor al trabajo, de hacer que prevalezca la autoridad con respeto, con amor hacia los seres humanos.

Jesucristo, el hijo de Dios nos dice ámense los unos a los otros, y ama al prójimo como a ti mismo.  Dónde está ese amor por el ser humano, por el respeto de sus derechos y de la vida.