Los derechos humanos en Cuba

Los derechos humanos en Cuba
Martha Frayde

Como defensora de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, siempre me ha preocupado acercar sus artículos a la realidad social, en este caso a mi país: Cuba, para que no queden los mismos en teoría intelectual, a sabiendas aún de lo que ha crecido la lucha a favor de éstos. Por ello, cuando me piden que los analicemos me parece que lo más certero es repasar brevemente las violaciones del régimen cubano al articulado de los Derechos Humanos en su referencia a cada uno de ellos.

Art. Primero.
En Cuba sólo son relativamente libres e iguales los ciudadanos sometidos a las exigencias del partido único.

Art. Segundo.
La religión, las ideas políticas, el origen social, ciertos peligrosos vínculos familiares pueden hacer perder los derechos y libertades a un gran número de cubanos.

Art. Tercero.
Los cubanos carecen de seguridad personal y su vida y su libertad dependen de una caprichosa administración de la justicia. Una justicia sometida al poder político y que no reconoce el ejercicio libre de la abogacía.

Art. Cuarto.
Los ciudadanos cubanos están forzados a rendir trabajo obligatorio no remunerado, cínicamente llamado "trabajo voluntario" y cuyo incumplimiento implica la pérdida de sus derechos como ciudadanos.

Art. Quinto.
Los múltiples testimonios llegados desde las cárceles evidencian que en Cuba se ejerce la tortura y el mal trato en las prisiones. El filme documental de Néstor Almendros, Nadie escuchaba, recoge escalofriantes relatos de ex presos políticos.

Art. Sexto.
La legislación cubana desconoce la personalidad jurídica integral de sus ciudadanos en tanto que no participen de los ideales absolutos en que se sustenta el Estado.

Art. Séptimo.
Los cubanos no son iguales ante la ley. La nomenklatura vive en un status supralegal. Por otra parte, el Estado proclama que los que se apartan de la ortodoxia marxista-leninista traicionan así la patria y no son merecedores de la supuesta igualdad.

Art. Octavo.
Los recursos efectivos ante los tribunales nacionales están viciados de origen en Cuba por el carácter partidario de sus jueces.

Art. Noveno.
Las encarcelaciones arbitrarias y las detenciones por figuras delictivas tan imprecisas como "dudosa moralidad", "comportamiento antisocial", "complicidad con el enemigo", "traición a la patria", etc., llenan los expedientes del Comité Cubano. Otro filme documental de Néstor Almendros, Conducta impropia, es una excelente denuncia de esta peculiar conducta policial.

Art. Décimo.
No existe en Cuba ningún tribunal independiente e imparcial ante el que los ciudadanos pueden ser oídos públicamente, pues el propio Estado ha generado un aparato judicial que se proclama dependiente de la voluntad hegemónica del partido único.

Art. Undécimo.
La presunción de inocencia ha sido borrada de los códigos cubanos y todo detenido debe probar su inocencia, sucediéndose así unas prácticas judiciales que ofendían ya en el siglo xviii los principios racionalistas de Cesare Beccaria.

Art. Duodécimo.
Todo cubano está expuesto a las injerencias constantes del estado totalitario y sus organismos ejecutores en su vida privada, su familia, su domicilio, su correspondencia, y su honra y su reputación pueden ser atacadas por los mismos sin que el ciudadano tenga capacidad alguna de defensa o respuesta. La actividad vigilante de los Comités de Defensa de la Revolución, uno por cada manzana, los actos de repudio, las denuncias abiertas en los medios de comunicación y la propia actividad de la policía política del Estado cubano violentan constantemente la intimidad de los ciudadanos cubanos sospechosos de heterodoxia política.

Art. Decimotercero.
Los cubanos carecen del derecho a elegir libremente el lugar de residencia en el país y su derecho de salir de su país o de regresar libremente a él están severamente constreñidos por una legislación sumamente restrictiva.

Art. Decimocuarto.
El derecho de asilo está impedido para los perseguidos políticos cubanos. Sucesos como los de la embajada de Ecuador en los años 60 y los más recientes en las embajadas de Perú y España, entre otras, ponen de manifiesto cómo el régimen cubano es capaz de violar la inmunidad diplomática y el principio de extraterritorialidad para coartar este derecho. Por otra parte, todas las embajadas de La Habana sufren una custodia permanente por parte de la policía política, no para la protección de los diplomáticos sino para impedir el acceso a las mismas de posibles asilados.

Art. Decimoquinto.
El régimen cubano ha impedido en numerosas ocasiones el ejercicio de la nacionalidad cubana a los ciudadanos que han abandonado la isla y se imponen arbitrarias medidas para que les sea impedida a aquellos que, aún residiendo en Cuba, deseen optar por la nacionalidad de sus mayores.

Art. Decimosexto.
La familia, como elemento natural y fundamental de la sociedad, está gravemente amenazada en Cuba por la asfixiante politización de la vida nacional. Situación que ha conducido a la fragmentación irreconciliable de numerosas familias cubanas en unos casos, y en otros a una separación física indefinida.

Art. Decimoséptimo.
La definición del Estado cubano impide el derecho a la propiedad privada, individual y colectivamente, y sólo reconoce la propiedad del Estado.

Art. Decimoctavo.
El carácter hegemónico del Partido Comunista Cubano, eje articulador del Estado, impide el derecho de los cubanos a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión. Toda forma de pensamiento no acorde con los principios marxistas-leninistas del Estado es confinado hacia los imprecisos y peligrosos límites de las llamadas actitudes antisociales o la calificación, más insólita aún, de "enemigo de la patria".

Art. Decimonoveno.
El pueblo cubano carece del derecho a la libertad de opinión y de expresión, y está impedido de investigar, recibir o difundir opiniones distintas a las de la doctrina oficial. Los medios masivos de comunicación, en su totalidad están en manos del Estado que los somete a una rígida censura a través de los organismos creados al efecto y sometidos sólo al Comité Central del Partido Comunista.

Art. Vigésimo.
Los ciudadanos cubanos carecen del derecho a la libertad de reunión y de asociación pacífica. Por citar sólo un caso, la prensa internacional conoció del acoso y asedio a las viviendas de los hermanos Arcos Bergnes por el único delito de estar reunido un grupo de amigos para dialogar en torno al estado de los derechos humanos en Cuba. En cambio, los ciudadanos cubanos están forzados a pertenecer a las llamadas organizaciones de masa, creadas por el régimen para ejercer un minucioso control de la población. La no pertenencia a estas organizaciones implica la automática conversión del ciudadano en un "peligroso sospechoso".

Art. Vigésimo primero.
El gobierno se ejerce en Cuba a través de los órganos selectivos controlados por el Partido Comunista, lo que impide que una enorme mayoría de los cubanos pueda ejercer su derecho a participar en el gobierno de su país. Las elecciones en Cuba para los distintos niveles del llamado Poder Popular carecen de autenticidad por ser únicamente promovidas por el Partido Comunista y sus organismos anexos, sin posibilidad de que candidatos con ideologías diferentes a la dominante pueden promover candidaturas propias.

Art. Vigésimo segundo.
El ejercicio de una economía estatal y centrada en el poder hegemónico del Partido Comunista, la total propiedad estatal de los medios de producción, y la planificación ejercida únicamente por los criterios personales de Fidel Castro, han convertido al país en un ruinoso fracaso que manifiestamente privan a los cubanos de los derechos económicos, sociales y culturales indispensables a su dignidad y al libre desarrollo de su personalidad.

Art. Vigésimo tercero.
La actividad laboral en Cuba depende únicamente del Estado y éste selecciona y promueve solamente a los que de manera inequívoca les muestran su fidelidad. El trabajador cubano está sometido a una ilimitada discriminación en su trabajo, tanto de carácter ideológico como religioso. No hay más forma de promoción que la del Estado y éste exige, para su cumplimiento, la servidumbre ante la ortodoxia. No existe en Cuba más sindicato que el promovido por el aparato del Partido Comunista, sindicato único y de afiliación forzosa. El resto de los sindicatos existentes hasta los primeros años 60 fueron abolidos y la mayor parte de sus dirigentes, encarcelados.

Art. Vigésimo cuarto.
Los ciudadanos cubanos carecen del derecho al descanso, pues constantemente son movilizados, bien militarmente, o bien por las organizaciones de masa para realizar el mal llamado "trabajo voluntario". Durante el período vacacional, en los fines de semana o durante las guardias nocturnas de los Comités de Defensa de la Revolución, los cubanos consumen la práctica totalidad de su tiempo de ocio.

Art. Vigésimo quinto.
La economía estatal de planificación centralizada ha permitido que desde las más altas instancias del poder se hayan cometido gravísimos errores económicos, constatados por investigadores tan objetivos como los profesores René Dumont o Carmelo Mesa Lago. Errores que han afectado gravemente el derecho de los cubanos a la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios. Durante casi dos décadas el régimen cubano contó con los favores de una economía subvencionada por la Unión Soviética, recibiendo más ayuda que ningún otro país hispanoamericano. Los planes faraónicos y disparatados de Fidel Castro, así como su política expansionista en Asia, África y Latinoamérica han impedido que los cubanos alcanzasen un nivel de vida mínimamente satisfactorio.

Art. Vigésimo sexto.
La educación generalizada y gratuita en Cuba está sometida a la hegemonía intolerable del Partido Comunista cubano. Los padres cubanos carecen del derecho a elegir el tipo de educación para sus hijos. La instrucción técnica, profesional y superior queda reducida exclusivamente a aquellos estudiantes que aporten un expediente político limpio de toda mácula sospechosa y libre de cualquier sombra de heterodoxia.

Art. Vigésimo séptimo.
La vida cultural cubana conoció un sorprendente esplendor en los primeros años de la revolución, pero, a medida que el régimen se enclaustraba más en su rígida ideología, los mecanismos de autocensura y de represión coartaron la libertad de expresión de los creadores. No es de extrañar, pues, el alto número de intelectuales, artistas y científicos cubanos que se han visto forzados al exilio. En Cuba no se pueden proteger otros intereses morales y materiales en el ámbito de la creación intelectual, artística o científica que los que coincidan con la ortodoxia de Estado.

Art. Vigésimo octavo.
El derecho a defender el establecimiento de un orden social donde los Derechos Humanos se hagan efectivos ha sido pagado con la cárcel y el enclaustramiento por los miembros del Comité Pro Derechos Humanos en Cuba y de otras organizaciones de fines similares.

Art. Vigésimo noveno.
En el ejercicio de sus deberes hacia la comunidad en que viven y basados en el respeto de los derechos y libertades de los demás, son muchos los cubanos que han padecido y padecen cárcel y represión.

Art. Trigésimo.
Basado en una defensa de los llamados "derechos reales", el Estado cubano niega el cumplimiento de la totalidad del articulado de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Argumentando falazmente que todos los cubanos tienen trabajo, educación y salud pública, sin detenerse a matizar el contenido efectivo de estos bienes, el Estado cubano viola este artículo trigésimo con el que termino mi relación. 


La década ominosa: Martha y su doble
Juan Goytisolo 31/07/2007
Una reciente conversación con la exiliada cubana Martha Frayde retrocedió las agujas del reloj a un episodio acaecido casi treinta años antes. En EL PAÍS del 8-12-1978 publiqué un artículo de opinión en el que, a raíz de la detención y condena de mi amiga por las autoridades de la isla, evocaba su carrera médica y luchas políticas contra la dictadura de Batista y a favor del Movimiento del 26 de Julio encabezado por Fidel Castro. Delegada de su país en la Unesco con rango de ministra consejera, realizó una magnífica labor de acercamiento entre los escritores, artistas e intelectuales franceses y la Revolución. Me reuní con ella a menudo a lo largo de 1962 y 1963, y su franqueza y libertad de expresión me sorprendieron gratamente: no ocultaba sus inquietudes acerca de la paulatina sovietización de un programa político que en sus orígenes apostaba por las libertades cívicas y vías democráticas. En razón de ello fue cesada abruptamente de todos los cargos oficiales y, de vue! lta a C uba, reanudó el ejercicio privado de su profesión: sus demandas posteriores de un permiso de salida, primero temporal y luego definitivo, toparon con una tajante negativa por motivos "de seguridad". En 1976 fue detenida y condenada a 29 años de cárcel como supuesta agente de la CIA. Conforme sostenía en mi tribuna de EL PAÍS, la acusación era absurda: ¿cómo podía ser espía del enemigo alguien que, como ella, exponía abiertamente su disidencia respecto a la línea oficial?
Mi artículo no mereció réplica alguna de parte del régimen cubano, pero fue la semilla de un relato de suspense y aventuras propios del género policíaco protagonizado por un puñado de amigos y conocidos. Una delegación de la Asociación de Amistad Hispano Cubana, con José María Mohedano y Jaime Sartorius, viajó a la isla unos días después de su publicación. En su primer encuentro con dirigentes y funcionarios del partido, uno de los delegados sacó a relucir mi artículo y preguntó por Martha Frayde. Los anfitriones manifestaron su asombro con perfecta naturalidad. No sabían quién era ni oído hablar del asunto, pero se comprometieron a averiguarlo y a responderles en cuanto obtuvieran datos fidedignos. Las pesquisas no duraron mucho: el día siguiente comunicaron a sus colegas españoles que Martha Frayde no estaba presa, sino que vivía confortablemente en una villa de las afueras de La Habana, en un amable retiro por cuenta del Estado. Sartorius les agradeció la información y! prometió que, de vuelta a España, rectificaría el contenido de mi artículo y pondría las cosas en su lugar.
Sin darse por satisfechos de la aclaración, dos miembros de la delegación, la escritora Fanny Rubio y el periodista Fernando Serra, repitieron la pregunta a Roberto Fernández Retamar en su despacho de Casa de las Américas. La sorpresa del poeta fue idéntica: no entendía cómo yo había podido escribir aquello... Martha Frayde vivía algo apartada, pero en entera libertad... Si querían verificarlo, podían llamarla por teléfono... Su número debía figurar en el listín...
Figuraba, en efecto, y cuando lo marcaron desde el hotel se puso inmediatamente al habla. Eran amigos míos, le dijeron y deseaban una entrevista. Pese a que andaba muy atareada para recibir visitas, se avino a responder a sus preguntas: Juan, claro que sí, qué tal me iba, aunque me había vuelto un poco "gusano", me quería mucho, no sabía quién le había ido con el cuento de que la tenían presa, etcétera. La presunta doctora parecía recitar una lección, y ni la fonética popular habanera ni ciertas incoherencias expresivas respondían al perfil que había trazado de ella en mi artículo: delegada en la Unesco, amiga de Sartre, Simone de Beauvoir, Nathalie Sarraute... Serra le preguntó dónde nos habíamos conocido, y vaciló: "En La Habana". "¿No fue en París?". "Bueno, quizá sí". "Pero ¿no era usted diplomática allí?". Le habló entonces en francés y no supo responder. Manifiestamente, ignoraba la lengua. Al colgar el auricular, mis amigos permanecieron en un estado de incredulidad! rayano en el sonambulismo. ¿Quién era la doble con la que habían hablado? ¿Cómo podía estar al corriente de mi existencia si articulaba mal mi apellido y no tenía la menor idea de la Unesco ni del mundo intelectual parisiense?
Mientras barajaban hipótesis sobre aquel montaje y el probable escenógrafo del mismo, Fernando Serra tuvo la feliz idea de consultar una guía telefónica antigua y dieron con otras señas:Martha Frayde, Calle 19, 255 bajos, Vedado. El número que marcaron no funcionaba. Sólo entonces, al cotejar un listín con otro, advirtieron que el nombre de quien desempeñó el papel de mi amiga no era Frayde, sino Fraide. Excitados por el enigma y la sucesión de ardides tan cuidadosamente hilvanado, se trasladaron a Vedado, y se detuvieron en el 255 de la Calle 19, entre I y J. El piso bajo parecía deshabitado. Como recuerda Fanny Rubio al cabo de los años, los cristales de las ventanas estaban rotos; las plantas de las macetas, secas y acartonadas. Un sello en la puerta aclaraba la razón de tal abandono: la casa había sido precintada por los Comités de Defensa de la Revolución, encargados de la seguridad y vigilancia del barrio. Mientras escudriñaban el lugar en busca de un lábil signo d! e vida, unas vecinas se asomaron a preguntarles: "¿Buscan a alguien?". "A la doctora Martha Frayde". "Está presa", dijo una de ellas, y para romper el silencio que siguió a sus palabras añadió: "Era una 'gusana' tremenda. Se pasaba el día criticando a la Revolución e iba a rezar a la iglesia. Nosotros la teníamos bien chequeada. Por fin la agarraron y está en la cárcel Benéfica".
Decididos a aclarar la verdad, mis amigos fueron a la iglesia del barrio y se entrevistaron con el párroco. Éste les confirmó que conocía a la doctora Frayde y que estaba entre rejas. Dado lo comprometido del asunto, se excusó por no poder procurarles mayor información.
Sin salir de su estado de perplejidad, Fanny Rubio y Fernando Serra contaron lo sucedido a los restantes miembros de la delegación. De vuelta a Madrid, Sartorius no escribió la anunciada réplica a mi artículo, y Fanny y Fernando Serra, después de exponerme la trama de aquella aleccionadora novela de intriga, se dieron de baja de la asociación en la que con tanta ilusión juvenil se habían inscrito.
No referí entonces las vicisitudes de mis amigos para no perjudicar a Martha Frayde y sus próximos, y lo hago hoy con imperdonable retraso. El titiritero que movió los hilos de la farsa goza al parecer de buena salud y ha ascendido por sus grandes méritos a la cúpula del Comité Central del Partido. En cuanto a la escamoteada por sus artes, purgó aún un año de su pena y, poco después de ser liberada, obtuvo su visado para España en diciembre de 1979. En nuestro reencuentro en Madrid le conté por lo menudo los lances de este Retablo de las maravillas, en su nueva y edificante escenografía al servicio de la Verdad Oficial.
Juan Goytisolo es escritor.
Mujeres muertas o desaparecidas bajo la tiranía de los hermanos Castro

ARACELIA ARIAS GÓMEZ
Fecha: 30 de enero de 1964. Lugar: Oficina de la Seguridad del Estado en Marianao, Habana. ASESINADA estando bajo arresto, víctima de brutalidad policíaca.

MARÍA CAPIRO (MARÍA CATIL)
Fecha: 17 de septiembre de 1986. Lugar: Oficina de la Seguridad del Estado, Arroyo Naranjo, Habana. ASESINADA estando bajo arresto, víctima de brutalidad policíaca.

SRA. CARDONA
Fecha: Diciembre de 1961. Lugar: Esmeralda, Camaguey. ASESINADA CON SU ESPOSO Y DOS PEQUEÑOS HIJOS, víctima de brutalidad policíaca.

GLORIA CASAÑAS HERNÁNDEZ
Fecha: 20 de junio de 1965. Lugar: Oficina de Seguridad del Estado. DESAPARECIDA luego de haber sido arrestada al salir de una demostración de derechos humanos.

DOLORES CORREOSO (LOLÍN) – Edad: 55. Fecha: 13 de agosto de 1978. Lugar: Cárcel Nacional de Mujeres, Guanajay, provincia de Pinar del Río. Mientras cumplía una condena de 20 años, se le declaró cáncer del seno y SE LE NEGÓ TRATAMIENTO MÉDICO.

AMALIA CORA CORZO
Fecha: 15 de enero de 1962. Lugar: Aguas territoriales cubanas, entrada al canal de Barlovento, Jaimanitas, Habana. ASESINADA en un intento de salida cuando una lancha patrullera cubana ametralló la embarcación de 31 pies Pretexto en la que viajaba con 28 otras personas. 5 murieron ametrallados y los 24 sobrevivientes recibieron condenas de 20 años de prisión.

JUANA MARÍA DIAZ – Edad: 25.
Fecha: 17 de mayo de 1961. Lugar: Prisión Nacional de Mujeres, Guanajay, provincia de Pinar del Río. FUSILADA por cargos de conspirar para asesinar a un alto oficial del gobierno de Castro.

OBDULIA DUAREZ SUÁREZ – Edad: 19.
Fecha: 04-22-75. Lugar: Fortaleza de la Cabaña. FUSILADA.

HERMANA MARÍA CARIDAD ECHEVARRÍA Fecha: 4 de abril de 1961. Lugar: Santiago de Cuba, provincia de Oriente. (Hermana de una orden religiosa católica.) ASESINADA estando bajo arresto luego de una brutal paliza inflingida por un agente de Seguridad del G-2, Luis Padrón Acosta.

LUISA MARÍA ESCOBAR
Fecha: 7 de octubre de 1962. Lugar: Victoria de la Tunas, provincia de Oriente. FUSILADA.

ASELIA FERNÁNDEZ
FECHA: 13 de septiembre de 1982. Lugar: Morón, provincia de Camaguey. ASESINADA por brutalidad policíaca.

OLGA DIGNA FERNÁNDEZ CAÑIZARES DE ARUFE
Fecha: 18 de abril de 1961. Lugar: Calle en la ciudad de la Habana. ASESINADA JUNTO A SU ESPOSO, Marcial Arufe, cuando trataban de llegar a la Embajada de Argentina para solicitar asilo.

AMELIA FERNÁNDEZ GARCIA
Fecha: 17 de abril de 1961. Lugar: Fortaleza de La Cabaña, Habana. FUSILADA.

DRA. BERTA FERRER
Fecha: 1960. Lugar: Santiago de Cuba, provincia de Oriente. FUSILADA.

JUANA FIGUEREDO DÍAZ
Fecha: 24 de diciembre de 1961. Lugar: Arroyo Blanco, provincia de Oriente. EMBARAZADA DE SEIS MESES, FUSILADA por colaborar con guerrillas anticastristas.

ANA MARTA GARCÍA DELGADO
Fecha: 21 de septiembre de 1986. Lugar: Oficina de Seguridad del G-2 en Santa Cruz del Norte, provincia de la Habana. EMBARAZADA DE SEIS MESES, ASESINADA estando bajo arresto, víctima de brutalidad policíaca.

ELIDA GARCÍA LÓPEZ – Edad: 27.
Fecha: 26 de octubre de 1961. Lugar: Marianao, Habana. ASESINADA (a tiros) por el miliciano Rodolfo Roque Febles.

OLIVIA AIDA GARCÍA SOLER
Fecha: 26 de abril de 1965. Lugar: Oficina del G-2 de la Seguridad del Estado en Santiago de Cuba. (Empleada de la Compañía Cubana de Electricidad y líder sindical.) ASESINADA estando bajo arresto, víctima de brutalidad policíaca.

MÓNICA GARCÍA – Edad: 15.
Fecha: 8 de septiembre de 1993. Lugar: Calle 1ra y E, Reparto Poey, Habana. ESTUDIANTE DE SECUNDARIA, ASESINADA. Muerta a tiros por el policía Carlos Pérez, quien disparó indiscriminadamente a un grupo de jóvenes que le proferían gritos de “esbirro”.

JULIA GONZÁLEZ ROSQUETE
Fecha: 10 de enero de 1962. Lugar: Prisión Nacional de Mujeres, Guanajay, provincia de Pinar del Río. ASESINADA. Guardias penales le propinaron una paliza que le indujo una infección bucal. SE LE NEGÓ ASISTENCIA MÉDICA, y falleció de septicemia.

JULIA GONZÁLEZ DE MÉNDEZ
Fecha: 1 de junio de 1973. Lugar: Oficina de Seguridad del Estado, Alquizar, provincia de la Habana. ASESINADA estando bajo arresto, víctima de brutalidad policíaca.

ROSA GONZÁLEZ
Fecha: 27 de diciembre de 1963. Lugar: Aguas territoriales cubanas. ASESINADA. Ametrallada durante un intento de salida del país.

LUISA GUERRA
Fecha: 1962. Lugar: Ciudad de Camaguey. ASESINADAVíctima de brutalidad policíaca.

ESTRELLA GUTIÉRREZ
Fecha: 22 de junio de 1962. Lugar: Oficina  de Seguridad del Estado en Perico, provincia de Matanzas. ASESINADA estando bajo arresto. Víctima de brutalidad policíaca.

LIVIA GOUVERNIER – Edad 20.
Fecha: 11 de diciembre de 1959. Lugar: Oficina de Seguridad del Estado, ciudad de la Habana. (Estudiante universitaria.) ASESINADA estando bajo arresto. Víctima de brutalidad policíaca.

MARITZA GUTIÉRREZ
Fecha: 1988. Lugar: San José de las Lajas, provincia de la Habana. DESAPARECIDA.

SRA. ALBERTO LAZO PASTRANA
Fecha: 1971. Lugar: Mar Caribe. ASESINADA durante un intento de salida del país. Embestido por una embarcación de la Marina de Cuba, su bote se hundió, ella cayó al mar y fue devorada por tiburones. Sus tres hijos desaparecieron.

SONIA LÓPEZ GONZÁLEZ
Fecha: 1991. Lugar: Mariel, provincia de Pinar del Río. DESAPARECIDA.

ROSARIO MÁRQUEZ
Fecha: 5 de mayo de 1952. Lugar: Oficina de Seguridad del Estado, Miramar, Habana. ASESINADA estando bajo arresto. Víctima de brutalidad policíaca.

SARA MARTÍNEZ GONZÁLEZ – EDAD: 47.
Fecha: 23 de diciembre de 1996. Lugar: Fortaleza de la Cabaña, Habana. (Gerente del Ministerio de Azúcar a cargo de la zafra, miembro del grupo clandestino Frente de Liberación Cubana.) FUSILADA.

ORELVIS MARTÍNEZ LIMONTA
Fecha: 7 de julio de 1992. Lugar: Santa Clara, provincia de Las Villas. ASESINADA estando bajo arresto por el agente de la Seguridad del Estado Osvaldo Osenes.

ISABEL MARTÍNEZ
Fecha: 1993. DESAPARECIDA.

MARÍA ELENA MIRANDA
Fecha: 1994. Lugar. El Caney, provincia de Oriente. DESAPARECIDA.

ADELAIDA MIRAVÉN
Fecha: 3 de abril de 1978. Lugar: Fortaleza de La Cabaña. FUSILADA.

MARÍA DEL CARMEN MURO
Fecha: 1993. DESAPARECIDA.

LOURDES NADAL
Fecha: 1971. Lugar: Fortaleza de La Cabaña, Habana. FUSILADA.

DELIA NAVARRO – Edad: 39.
Fecha: 3 de agosto de 1962. Lugar: Oficina de Seguridad del Estado en la Habana. Se volvió loca después de ser torturada y se SUICIDÓ estando bajo arresto.

SARA OQUENDO HERNÁNDEZ
Fecha: 16 de marzo de 1985. Lugar: la Lisa, Habana. ASESINADA. Víctima de brutalidad policíaca.

CARIDAD PAVÓN RODRÍGUEZ
Fecha: 27 de febrero de 1982. Lugar: Cuartel General del G-2 de la Seguridad del Estado en la Habana. Líder del grupo opositor Zapata. ASESINADA durante un interrogatorio al sufrir torturas y palizas. El gobierno de Castro informó que se había suicidado.

RAQUEL PERDOMO
Fecha: 20 de enero de 1963. Lugar: Oficina del G-2 de la Seguridad del Estado. ASESINADA estando bajo arresto. Víctima de brutalidad policíaca.

LYDIA PÉREZ LÓPEZ – Edad: 25
Fecha: 7 de julio de 1961. Lugar: Prisión Nacional de Mujeres, Guanajay, provincia de Pinar del Río. ASESINADA, EMBARAZADA DE OCHO MESES. Fue pateada en el vientre por un guardia carcelero, perdiendo su bebé y negándosele una transfusión de sangre y atención médica.

HERMANA AIDA ROSA PÉREZ – Edad: 42.
Fecha: 12 de diciembre de 1967. Lugar: Pabellón en el Hospital Militar de la Seguridad del Estado . Religiosa de la orden Hermanas de la Caridad, ordenada en Francia. Sufría de una lesión cardíaca congénita (se dice que había renunciado a la orden religiosa por motivos de salud). En el 1965 regresó a Cuba en una visita familiar, fue detenida en varias ocasiones por expresar ideas anticomunistas y finalmente fue sentenciada a 12 años de prisión. Después de cumplir 2 años, murió de un ataque al corazón al realizar faenas agrícolas forzadas.

CARIDAD PLASENCIA
Fecha: 15 de septiembre de 1975. Lugar: Oficina de Seguridad del Estado en el Reparto Lawton en la Habana. ASESINADA. Víctima de brutalidad policíaca.

YALINA REAL GORT – Edad 22.
Fecha: 13 de mayo de 1995. Lugar: Estrecho de la Florida. ASESINADA durante un intento de salida del país cuando un patrullero guardacostas embistió y hundió su embarcación en alta mar.

DORA VICTORIA REYES
Fecha: 30 de agosto de 1984. Lugar: Cuartel General de Seguridad del Estado en la Habana. Después de servir una condena en prisión, se le dio permiso para visitar a familiares en la Habana. Allí fue arrestada por la Seguridad del Estado y MURIÓ ESTANDO BAJO ARRESTO EN CIRCUNSTANCIAS QUE NO HAN SIDO ESCLARECIDAS.

ESTRELLA RÍOS – Edad : 35.
Fecha: 20 de octubre de 1999. Lugar: Aguas territoriales cubanas, 12 kilómetros al norte de la Habana. ASESINADA CON SU HIJO DE 6 AÑOS, Ernesto Márquez Ríos. Intentando salir del país, su bote de 7 metros fue embestido y hundido por un guardacostas patrullero cubano.

SARA RODRÍGUEZ ALEMÁN
Fecha: 24 de septiembre de 1992. Lugar: Oficina de Seguridad del Estado en la Habana. ASESINADA. Víctima de brutalidad policíaca.

MARÍA ISABEL RODRÍGUEZ
Fecha: 1993. DESAPARECIDA.

MIREYA RODRÍGUEZ
Fecha: 1990. Lugar: San José de las Lajas, provincia de la Habana. ASESINADA. Víctima de brutalidad policíaca.

TERESITA SAAVEDRA PÉREZ – Edad: 24.
Fecha: 21 de abril de 1961. Lugar: Su hogar en Santi Spíritu, provincia de las Villas. (Líder católica y de la resistencia). Fue apresada, torturada y violada por su antiguo amigo el capitán Bernardo Arias Castllo, Jefe de la Seguridad del Estado de Santi Spíritu, y otros cinco oficiales. Después de ser liberada se SUICIDÓ, prendiéndose fuego al saber que se había dado orden para su arresto nuevamente.

JOSEFA SAN ROMÁN
Fecha: 17 de mayo de 1964. Lugar: Provincia de Pinar del Río. (Campesina.) FUSILADA el mismo día que otros miembros de su familia por colaborar con guerrillas anticastristas.

MARÍA LUISA SÁNCHEZ
Fecha: 1980. ASESINADA. Víctima de brutalidad policíaca.

ALBA SERRANO – Edad: 25.
Fecha: 30 de octubre de 1967. Lugar: Prisión Nacional de Mujeres, Guanajay, provincia de Pinar del Río. Sentenciada a prisión por actividades en el mercado negro, fue enviada como castigo a un bloque de celdas de lesbianas. Sus familiares reaccionaron muy negativamente a esto y, no pudiendo soportar la humillación, se SUICIDÓ ahorcándose en su celda.

DRA. EDMUNDA SERRAT BARRIOS – Edad: 70. Fecha: 6 de septiembre de 1981. Lugar: Cuartel General Policiaco de la Seguridad del Estado en Villa Marista, la Habana. (Abogada). ASESINADA. Arrestada en agosto del 1981 por criticar las reformas en la educaciónfue salvajemente golpeada. Su cuerpo ensangrentado sin vida apareció en un hospital militar en la Habana.

BERKIS TERCIO (LA MARIPOSITA) – Edad: 19. Lugar: Finca Agrícola Penal No. 5, provincia de Camaguey. SE SUICIDÓ, ahorcándose tres días después de haber sido asaltada por un guardia penal de nombre Norquis.

MARÍA ISABEL TORRADO
Fecha: 3 de agosto de 1963. Lugar: Oficina de Seguridad del Estado en San Cristóbal en la provincia de Pinar del Río. FUSILADA.

CONSUELO VIAL SÁNCHEZ
Fecha: 1980. Lugar: Habana. ASESINADA. Víctima de brutalidad policíaca.

TRES HERMANAS VINIGO
Fecha: 1962. Lugar: Colón, provincia de Matanzas. ASESINADAS. Víctimas de brutalidad policíaca.

MARGARITA YERO
Fecha: abril de 1995. Lugar: Guantánamo, provincia de Oriente. DESAPARECIDA tratando de llegar a la base naval de EEUU en Guantánamo.
Gertrudis Gómez de Avellaneda y Ana Betancourt Agramonte
Gertrudis Gómez de Avellaneda
Gertrudis Gómez de Avellaneda
Gertrudis Gómez de Avellaneda y Arteaga, conocida como ‘la Avellaneda’, nació en Camagüey, el 23 de marzo de 1814. Cuando tenía nueve años, murió su padre; su madre volvió a casarse con un oficial español.

En 1836, a los 22 años, partió con su familia hacia España. Se instalaron en La Coruña, un lugar demasiado conservador para su gusto. Pronto ella y su hermano dejaron a la familia y se establecieron en Cádiz y luego en Sevilla. Cuando llegó a España, la Avellaneda ya era reconocida como una escritora de talento.

Su primera novela, Sab, publicada en 1841, ha sido comparada con La cabaña del tío Tom; ambas constituyen una protesta literaria contra la esclavitud. Sab fue prohibida en Cuba por su visión poco convencional de la sociedad y sus problemas. Su contenido abolicionista y su crítica al matrimonio fueron considerados subversivos. Otras de sus obras también se consideraron escandalosas por los temas recurrentes de amor interracial y divisiones sociales.

Según la biblioteca virtual Miguel de Cervantes

Gertrudis Gómez de Avellaneda fue considerada en su tiempo como una de las mejores expresiones del movimiento romántico. Su vida y su obra siguen interesando a los estudiosos actuales, tal como se aprecia en los numerosos trabajos de investigación publicados en estos últimos años. Sus personales circunstancias biográficas, su apasionado carácter, su generosidad y su marcada rebeldía frente a los convencionalismos sociales, que la llevó a vivir de acuerdo con sus propias convicciones, la apartan de la mayoría de las escritoras de su época, convirtiéndola en precursora del movimiento feminista en España”.

La Avellaneda fue elogiada y criticada por su obra. Inspiró a hombres y mujeres con sus historias de amor, feminismo y un mundo diferente.

En 1864 salió de Cuba -para no volver más- en un viaje a Estados Unidos; de allí pasó a España, donde estableció su residencia. Fue propuesta para ingresar en la Academia de la Lengua, pero no lo logró por ser mujer. Murió el 1 de febrero de 1873 a los 58 años de edad.

Ana Betancourt Agramonte (1832-1901)

Ana Betancourt Agramonte nació en Camagüey, el 14 de diciembre de 1832, en el seno de una familia acaudalada. Recibió la instrucción que correspondía a las mujeres de esa época y posición económica: religión, labores de costura, bordado, tejido, música y economía domestica.

Ana se casó el 17 de agosto de 1854 con Ignacio Mora y de la Pera, quien según Ana, fue su maestro y su mejor amigo.

Ignacio ayudó a Ana a emanciparse de la ignorancia en que se encontraba sometida la mujer de esa época. Le enseñó idiomas e historia.

Ignacio se alzó en armas, al producirse el levantamiento de los camagüeyanos en Las Clavellinas, el 4 de noviembre de 1868, menos de un mes después de haber comenzado la Guerra de los Diez Años. Ana lo despidió y alentó: “Por ti y por mí, lucha por la libertad”.

Ana convirtió su casa en centro de conspiración contra los colonialistas. Allí se guardaban armas y ropas que posteriormente eran enviadas a los insurrectos, se hospedaban emisarios procedentes de Oriente, se preparaba la propaganda y se recogía información sobre el movimiento de las tropas españolas.

Tanta era la actividad revolucionaria de Ana que fue designada agente del Comité Revolucionario del Camagüey, lo que llegó a oídos del gobernador de la ciudad, que ordenó su detención. Ana fue avisada y pudo huir a la manigua, el 4 de diciembre de 1868.

Según el historiador Manuel Pena Benavides: “Y ya para marzo del 69 se encontraba viviendo en Guáimaro junto con su esposo que estaba muy delicado de salud”.

Entre el 10 y el 12 de abril de 1869, en Guáimaro, Camagüey, se produce la Asamblea Constituyente de la República en Armas.

Según nos dice el historiador Gonzalo de Quesada, Ana Betancourt Agramonte pudo hablarle a la Asamblea:

Ciudadanos:

La mujer cubana en el rincón oscuro y tranquilo del hogar esperaba paciente y resignada esta hora sublime en que una revolución justa rompe su yugo, le desata las alas.

Todo era esclavo en Cuba: la cuna, el color, el sexo.

Vosotros queréis destruir la esclavitud de la cuna, peleando hasta morir si es necesario.

La esclavitud del color no existe ya, habéis emancipado al siervo.

Cuando llegue el momento de libertar a la mujer, el cubano que ha echado abajo la esclavitud de la cuna y la esclavitud del color, consagrará también su alma generosa a la conquista de los derechos de la que es hoy en la guerra su hermana de caridad, abnegada, que mañana será, como fue ayer, su compañera ejemplar”.

Según el historiador Manuel Pena Benavides, Ana Betancourt no participó en la asamblea de Guáimaro, a donde sólo asistieron los 15 delegados electos a la convención; ni Ana ni su esposo eran delegados. Afirma que aunque Ana no participó en la Asamblea, sí reclamó los derechos de la mujer el 14 de abril de 1869, en un mitin celebrado en horas de la noche, en una callecita de Guáimaro.

Tras celebrarse la Asamblea Constituyente, los españoles planearon tomar la ciudad; los cubanos prefirieron quemar todas las edificaciones antes de dejarlas en manos del Ejército Español.

Junto con Ignacio, Ana se va a vivir a la manigua insurrecta. En 1871 su esposo enferma y deciden trasladarse a la finca ‘Rosalía del Chorrillo’. El 9 de julio son sorprendidos, Ana hace que Ignacio huya solo; nunca más se verían.

Ana es capturada por el Ejército Español y enviada prisionera a La Habana, hasta que por gestiones de sus familiares logra embarcar a Estados Unidos donde permanece un año, luego a Jamaica, donde trabaja enseñando a niñas cubanas. Pasa por El Salvador, donde dirige una escuela y recibe una hermosa misiva del esposo en la cual le alienta: “Bien, mi Anita, principias a recoger el fruto de tu bella inteligencia”.

En 1875 conoce la noticia del fusilamiento de Ignacio.

Regresa a Cuba después del Pacto del Zanjón (1878). Ana vuelve a conspirar por lo que es deportada a España.

Establece contacto con el general Calixto García y le entrega los pocos fondos de que dispone, para la nueva gesta –la Guerra Chiquita (1879)-, se mantiene atenta a las salidas de tropas españolas de lo que informa a los emigrados cubanos en Estados Unidos. Realiza apuntes biográficos sobre patriotas de la Guerra de los Diez Años y los envía a los exiliados para su publicación.

Contacta a su sobrino Gonzalo de Quesada a quien le escribe constantemente, dándole noticias de la situación de España. Cuando conoce del fracaso de la expedición de La Fernandina, Ana le escribe:

La mala suerte nos persigue y esos perros yanquees nos hacen todo el mal que pueden... mas no hay que desalentarse por ello...”.

Ana conoció a José Martí, de quien escribió: “Mediante su palabra vibrante, transmitía al alma de sus oyentes sus sentimientos…

Cuando se disponía a regresar a Cuba, Ana Betancourt Agramonte falleció en Madrid, el 7 de febrero de 1901, de una bronconeumonía. Sus restos estuvieron en España hasta 1968, que fueron trasladados a La Habana. Actualmente reposan en un panteón erigido en su memoria en Guaímaro, en el mismo lugar donde su voz se alzó proclamando los derechos de la mujer cubana.
María Luisa Dolz,
una educadora y feminista habanera
Matilde Salas Servando

Junto a la pila bautismal de la iglesia habanera del Espíritu Santo, el presbítero don José Casado bautizó y puso los santos óleos a la niña María Luisa Francisca Dolz Arango, quien nació en la capital cubana el 4 de octubre de 1854.

Procedente de una familia acomodada, no identificada con la política colonial, recibió una esmerada educación que completó con el estudio de los idiomas inglés, francés y alemán, además de ciencia y música, y se destacó como feminista y educadora.

Cuando era una adolescente, empezó a dar clases en el colegio Nuestra Señora de la Piedad, y por su interés en esa labor obtuvo el título de maestra primaria elemental en 1876; al año siguiente ya era maestra de instrucción primaria superior.
  
María Luisa Dolz fue la primera graduada como licenciada en Ciencias Pedagógicas y en el curso posterior concluyó, con notas de sobresaliente, el doctorado en Ciencias Físico-Matemáticas, para convertirse en la primera cubana que logró esa calificación en la Universidad de la Habana.

Ya diplomada, continuó su labor docente en el colegio Isabel la Católica, que compró en 1879 y al que luego le puso su nombre. Ese centro fue modelo entre los de su tipo en el nivel primario y revolucionó la enseñanza en esos tiempos, con la práctica de la Educación Física y juegos corporales para las adolescentes y niñas. También introdujo los estudios de Segunda Enseñanza, con la incorporación de las jóvenes alumnas al Instituto de La Habana en 1886.

Luchó por la abolición de los castigos corporales que se aplicaban a las estudiantes, y fue la primera maestra cubana que obtuvo menciones honoríficas en universidades y academias extranjeras.

Por más de medio siglo, la pedagoga María Luisa Dolz puso todo su empeño y conocimientos para lograr lo que calificó como una “educación enciclopédica y completa para la mujer”, que incluía la enseñanza de idiomas modernos además de la lengua materna; y aunque en el colegio les inculcaran la fe cristiana, de acuerdo con las costumbres existentes, no se impartían clases de religión.

Sobre la educadora dijo el patriota cubano Enrique José Varona: “A la señorita Dolz no le ha faltado el estímulo del aprecio público, pero los que la hemos seguido de cerca, en el camino de sus progresos y en el desarrollo perseverante de sus planes, sabemos que el verdadero resorte de su espíritu ha sido su carácter entero, reposado e infatigable”.

Uno de los postulados de la Dra. Dolz aparecido en la compilación de sus discursos de fin de curso, expresa: “Enriquezcamos a la mujer con una educación enciclopédica y completa que reasuma el fin primordial y esencial de su existencia, la prepare para la alta misión de que está investida en el hogar, y le proporcione los medios para sobrevivir a las exigencias naturales de la existencia dándole un instrumento hábil y decoroso de librar la vida”.

Hay que señalar que no solo se destacó en el campo de la educación, sino también entre las primeras feministas de su tiempo, pues como señala el historiador Fernando Portuondo, supo poner en alto “la justicia de las aspiraciones femeninas a la igualdad jurídica con el hombre”.

La notable pedagoga percibió a tiempo que la mujer debía preparase convenientemente, para poder reclamar ante la sociedad los derechos de igualdad con el hombre, de ahí que se dedicara a formar “mujeres de acción, sanas, robustas, (y) equilibradas”. Sus alumnas le rindieron un justo y merecido homenaje en 1924, en la sede de la Academia de Ciencias. Esa fue la última ocasión en que usó de la palabra en público para señalar:

“Pienso que si el cielo me ha otorgado un cerebro que alberga alguna idea, una voluntad que supo encauzarla e impulsarla, y una energía que venció las barreras del camino, esos dones no han sido para mi orgullo ni para mi envanecimiento, sino para que los devolviera en beneficios a la sociedad en que convivo”.
  
La habanera María Luisa Dolz Arango falleció en su casa del municipio habanero de Marianao, el 27 de mayo de 1928.

Bibliografía

   Antuña, Vicentina. Revista Lyceum. Volumen 40.La Habana 1955. PP 65-81.
     Chacón y Calvo, José María. Diario íntimo de una Gran Educadora.Hechos y comentarios. Diario de la Marina.La Habana. 28 de junio de 1954.Pág. 4-A .
   Marquina, Rafael. En el centenario de una gran educadora. María Luisa Dolz. (Correo semanal de las Artes y de las Letras).Periódico Información. La Habana, 10 de octubre de 1954. F-8 .
   Maza, Piedad. Revista Lyceum (Conferencia) María Luisa Dolz, educadora cubana. La Habana, 1955. Volumen 40. PP 47-64.
   Portuondo, Fernando.Estudios de Historia de Cuba. Editorial de Ciencias Sociales. Centenario. Instituto Cubano del Libro. La Habana. 1973. Pp.240-250
Luchas y conquistas de la mujer cubana durante la República
Magdalena Peñarredonda Doley
Magdalena Peñarredonda Doley
Las Constituciones independentistas de Guáimaro, Jimaguayú y La Yaya, las bases del Partido Revolucionario Cubano (PRC) y el Manifiesto de Montecristi no tuvieron en cuenta las reivindicaciones de la mujer; de forma arbitraria, fueron excluidas de su derecho a ser ciudadanas con derechos políticos.

En la Convención Constituyente inaugurada el 5 de noviembre de 1900 –durante la primera intervención norteamericana- la controversia sobre el sufragio universal traería encolerizados encuentros entre los constituyentes, que no se pondrían de acuerdo en un asunto tan importante. En la sesión nocturna del 29 de enero de 1901, donde se discutieron las enmiendas relativas al sufragio, el delegado por La Habana, Miguel Gener, sorprendería con el reclamo del sufragio para las mujeres:

La enmienda que se ha propuesto, es una enmienda que aunque parece amplísima, es restrictiva, y es restrictiva en una Constitución que con dificultad puede reformarse. Verdad es que en la enmienda se pide el sufragio universal, pero es el sufragio universal falso, no es el verdadero sufragio universal. Hasta ahora tenemos por sufragio universal el sufragio de que gozamos los hombres, pero no se cuenta para nada con las mujeres”.

Gener continuó su intervención fundamentando que en algunas regiones de Estados Unidos, ya se había considerado el voto para las mujeres, y advirtió las consecuencias que tendría para Cuba, cuando este derecho se exigiera, que no se pudiera hacer por una ley, sino por una reforma a la Constitución, lo que haría el proceso muy complicado.

La propuesta de Gener fue rebatida por Manuel Sanguily quien adujo una serie de razones conceptuales sobre el sufragio universal y las nefastas consecuencias de no limitarlo. En una parte de su intervención señaló:

“...el voto femenino no existe en todas partes, nace de las costumbres, de las circunstancias especiales de determinadas localidades, pero ya ha empezado a considerarse y aceptarse, lo que representa el primer paso que se da en una evolución que luego culminará, pero que no está maduro el pueblo cubano aún para aceptar esa forma de sufragio, este no es oportuno, no es momentáneo, no urge, no interesa en estos momentos. Mañana que haya un movimiento feminista, primero entrará la idea en las costumbres y así vendrá a las leyes, y más adelante a la Constitución”.

La opinión de Sanguily tuvo más seguidores que la de Gener. La moción de sufragio femenino fue desaprobada por 9 votos a favor y 17 en contra.

La adición de una base a la sección correspondiente al sufragio fue firmada por Miguel Gener, Salvador Cisneros y José Lacret Morlot. El texto decía: “Las mujeres como los hombres, tienen derecho a votar según el Sufragio Universal y las Leyes Electorales que se establezcan”.

El 20 de mayo de 1902 se constituyó oficialmente la República de Cuba. Su primer mandatario, Tomás Estrada Palma, había tenido vínculos muy directos con miles de emigradas que habían pertenecido a los clubes afiliados al disuelto PRC, organización en la cual Estrada Palma ocupó el cargo principal, el de Delegado, después de la muerte de José Martí.

Estas cubanas le hicieron pedidos en cientos de misivas donde le expusieron diversas inquietudes. La patriota Clemencia del Castillo de Mola le diría en una carta: “Suplico a V. se sirva si tengo derecho a representar mis intereses pues tengo bienes y no los puedo administrar, y sobre todo adquirir poderes para mi defensa”. También le recordó su pasado patriótico para ayudar a alguna compañera de su antiguo Club “...se encuentra tres años en nuestra patria redimida, sin que su esposo haya encontrado adonde ganar el sustento”.

Sin embargo, el esfuerzo fundamental realizado por el primer gobierno republicano se dirigió a la superación de maestros. Los cimientos de este proyecto de instrucción pública habían sido creados durante la primera intervención estadounidense, cuando se enviaron 1.256 maestros a la Universidad de Harvard a pasar gratuitamente, un curso de verano. De este grupo, 601 eran mujeres, que tuvieron en su programa contactos con los Women Clubs de Boston, con el objetivo de conocer sus estatutos para que “...sean establecidos allí para mejorar la cultura si cabe entre las familias cubanas”.

Estos viajes serían decisivos para que resurgiera el feminismo en Cuba y se discutiera cómo debían insertarse las mujeres en la sociedad cubana.

La fuerza ganada por las sufragistas en Estados Unidos y Europa asustó a los políticos de la época, quienes sugirieron que la incorporación podría significar cooptación, con la asimilación de formas negativas del comportamiento masculino y la pérdida de los valores femeninos.

A comienzos del siglo pasado, Cuba tuvo un movimiento feminista dinámico. Fundó periódicos y revistas, y creó organizaciones, permitiendo su cohesión y fortaleza. Se caracterizó por un profundo sentimiento anti-imperialista.

Antes de la Primera Guerra Mundial, las mujeres cubanas utilizaron la prensa escrita para cuestionar el círculo hegemónico masculino del poder. Una de las más combativas en este inicio lo fue la independentista Magdalena Peñarredonda, quien en un artículo titulado ‘El Feminismo en Cuba’ diría:

¿Por qué no han de ser las mujeres electoras y elegidas? ¿No son abogados, médicos, farmacéuticos, etc., etc.?

En noviembre de 1912 se constituyó en La Habana el Partido Popular Feminista, con Emilia Pérez de Viñas en la presidencia.

En diciembre de 1912 se crearon el Partido de Sufragistas Cubanas, presidido por Digna Collazo, y la organización feminista más importante: el Partido Nacional Feminista, en la casa de Amalia E. Mallén, en El Vedado.

El Partido Nacional Feminista pidió el voto femenino y otras reivindicaciones para las trabajadoras.

El 31 de marzo de 1913 se acordó la fusión del Partido Nacional Feminista y el Partido Popular Feminista, fusión a la que se integraría, el 23 de noviembre de 1914, el de Sufragistas Cubanas, dando lugar al Partido Nacional Sufragista, que tendría en la presidencia a Mallén.

Con la ampliación de la organización feminista en el Partido Nacional Sufragista, también se lograría un mayor prestigio e intercambio con personalidades e instituciones extranjeras, como la destacada escritora feminista española Aurora Areis y Rico, quien recibió una misiva en diciembre de 1915 de la periodista María Collado, en la que señalaba:

“Dice usted entre otras cosas, que por fortuna las cubanas somos entusiastas defensoras de nuestra causa, o sea del feminismo. Pues... sí, tiene razón, la cubana de hoy es feminista aun sin saberlo, y digo sin saberlo porque, aunque somos un grupo muy reducido, dada la gran población femenina que hay aquí, las que nos atrevemos a decir en alta voz, ‘soy feminista’; basta ver cómo ha invadido la mujer en Cuba, la industria, el comercio, las oficinas y todas aquellas empresas que dan vida al país para comprender que son feministas, basta ver como acuden a los colegios, a los institutos, a la Universidad, para comprender que son feministas”.

En 1916 se promulgó la Ley de Accidentes de Trabajo.

Se logró la aprobación de leyes que habían suscitado innumerables polémicas: la Ley de la Patria Potestad (18 de julio de 1917) y la Ley del Divorcio (30 de julio de 1918).

Cuba se convirtió en el primer país iberoamericano en tener leyes tan progresistas.

La primera de estas leyes, la de la patria potestad, permitió a las mujeres liberarse de la tutela de padres y esposos para administrar sus bienes según expresaba el artículo segundo: “En ningún caso será necesaria la licencia del marido”.

En 1918 se promulgó la ley que estableció el divorcio con disolución del vínculo matrimonial, liberando a los cónyuges para contraer nuevas nupcias. Es decir, cincuenta y dos años antes que Italia (1970) y sesenta y tres años antes que España (1981).

El 21 de marzo de 1918 ocurrió un hecho trascendental para las mujeres cubanas: se fundó la organización feminista más importante: El Club Femenino de Cuba, que se dio a conocer, oficialmente, el 3 de julio de 1918, en una sesión publica en la Academia de Ciencias, que tuvo como oradora principal a Dulce Maria Borrero.

La procedencia social, cultural y política hizo del Club Femenino de Cuba el grupo más heterogéneo conformado hasta entonces en nuestra patria. Compuesto por intelectuales de las letras, periodistas, pedagogas, abogadas y pintoras, esta asociación animó un debate feminista superior, igual al que se realizaba en Europa y Estados Unidos.

Aunque tenía una presidencia formal, el liderazgo del Club Femenino de Cuba fue realizado por Pilar Jorge, Enma López Seña, Hortensia Lamar, Rosario Guillaume y Dulce María Borrero, asistidas por reconocidas personalidades femeninas como Maria Luisa Dolz, Lola Borrero y Dulce María Sainz de la Peña.

La integración tan diversa del grupo complicaría sus relaciones con el resto de las agrupaciones feministas del país, de quienes recibieron críticas ante cualquier desliz. Uno de los primeros cuestionamientos fue el de no pronunciarse a favor del voto femenino y su negación a mezclarse en la política. Un poema aparecido el 23 de septiembre de 1918 en El Fígaro, le daría crédito a sus opositoras:

“¿Política? No señor

ella nos causa temor

por los frutos que nos da

gusta más al corazón

prodigar ilustración

fe, esperanza y caridad”.

Estas declaraciones iniciales nunca dejaron de ser criticadas, aún años después: “(...) y entonces, ante la evidencia de un posible triunfo, el Club Femenino de Cuba olvidó sus escrúpulos pasados y se declaró también partidario del voto femenino que a toda costa quería ser él quien lo conquistara”.

Sin embargo, los artículos posteriores de sus integrantes demostraron lo contrario. Veamos lo que expuso Mariblanca Sabas Aloma:

“Creen los hombres inferiores que nosotras queremos usurparles sus derechos, que queremos descender a la prosa de la vida, a endurecer nuestros sentimientos en ella, creen que las teorías que sustentamos las tenemos que defender con pantalones, cuello y corbatas, alzando los puños y endureciendo el gesto; que queremos el voto para hacer de él lo que hacen los hombres vulgares: un motivo para guaperías y egoísmo; todo eso, y mucho más opinan de nosotros. Los ilustres hermanos de D. Juan”.

Una declaración de Loló de la Torriente, una de las integrantes más jóvenes del Club Femenino de Cuba, abundaría sobre méritos reconocidos ya que “(…) el Club Femenino se había nutrido. Ofrecía clases y daba conferencias, conciertos y actos culturales empleando sus mejores cuadros en la campaña pro-sufragio femenino”.

El Club Femenino de Cuba significó un gran adelanto en el movimiento feminista nacional, al superar el discurso tradicional en relación con las mujeres y desarrollar intensas campañas más allá del sufragio femenino. Fundó escuelas nocturnas para obreras y para la enseñanza del comercio, y creó la primera institución de niñeras que funcionó en Cuba.

También solicitó la promulgación de importantes leyes, como la de la silla -le permitiría a las empleadas que trabajaban más de 6 horas disponer de éstas para cuando no fuera necesario permanecer de pie-; la ley del 50% de empleadas donde se vendían artículos femeninos, y otras de carácter social, como la lucha contra la mendicidad infantil, las drogas y la prostitución.

Una de las obras sociales más importantes del Club Femenino de Cuba fue en la cárcel de mujeres de Guanabacoa, donde se reeducaron reclusas, a las que se les ofrecían cursos de instrucción primaria, y de corte y costura, además de garantizarles camas, ropas y alimentos.

Esta relación entre mujeres intelectuales y reclusas fue bastante sui-géneris en un momento de profundas divisiones sociales entre ‘Las Honradas’ y ‘Las Impuras’, títulos de dos célebres novelas de Miguel de Carrión, quien asistía a las reuniones literarias del Club Femenino de Cuba.

La participación de personalidades masculinas de la cultura en las veladas del Club fue una constante. Frecuentaban estas reuniones Enrique José Varona, Carlos Loveira, Miguel de Carrión, Gustavo Sánchez Galarraga y Arturo Montori, entre otros.

En 1921, por iniciativa del Club Femenino, se creó la Federación Nacional de Asociaciones Femeninas de Cuba, que estuvo compuesta inicialmente por cinco asociaciones: Club Femenino de Cuba , Congreso Nacional de Madres, Asociación de Católicas Cubanas , Asociación Nacional de Enfermeras y Comité de la Creche Habana Nueva. Estas agrupaciones representaban a 8 mil mujeres.

La Federación Nacional de Asociaciones Femeninas de Cuba convocó el 11 de octubre de 1922, a la celebración del Primer Congreso Nacional de Mujeres, que tuvo lugar del 1 al 7 de abril de 1923 en la Academia de Ciencias de La Habana

En el acto inaugural, Pilar Morlón pronunció un discurso donde ella misma se sorprendía de que el Congreso fuera ideado y financiado por las mujeres:

“Una revolución, si, efectivamente es, revolución pacífica o evolución, no importa el nombre, pero algo nuevo, algo desconocido entre nosotros, donde hasta hoy la mujer tuvo sus actividades limitadas a un papel humildemente pasivo, algo cambiado inexorablemente en la marcha habitual de nuestras cosas (...) Es ésta nuestra Revolución”.

Las palabras de Morlón no estuvieron lejos de lo que pasó, se habló de temas ecológicos, nacionalistas, sociales, políticos, económicos y de legislación obrera.

De las conclusiones aprobadas, la primera fue:

“(…) que se emprenda por todas las mujeres de la República una campaña intensa para obtener el voto, como primera medida de profilaxis social”.

Y la última:

“Trabajar intensa y eficazmente, con todos los medios lícitos a nuestro alcance y sin contraer compromisos con ningún partido para obtener el derecho al sufragio”.

El Primer Congreso Femenino llamó la atención de la prensa y permitió que un grupo de mujeres empezara a realizar un nuevo tipo de periodismo, alejado de los “recetarios de cocina y atenciones domésticas”; ayudaba así en la formación de una esfera pública en la que estas periodistas opinaban y cambiaban el estereotipo banal que se les otorgaba. Entre ellas destacó quien asistió como delegada a este Primer Congreso: la periodista Mariblanca Sabas Aloma.

Las constantes críticas a la República y al sistema eleccionario se hicieron presentes en el debate cubano del primer cuarto de siglo. La elección del general Gerardo Machado como mandatario del país, para el periodo 1925-1929, creó expectativas en un buen número de personas.

En 1925 se promulgó la Ley de Protección de la Mujer Trabajadora, que reguló las condiciones sanitarias en el lugar de trabajo, el derecho a silla para el descanso y estableció períodos de lactancia para madres con bebés.

En 1925 se realizó el Segundo Congreso Nacional de Mujeres, del 12 al 18 de abril de 1925; contó con la presencia de Gerardo Machado, el presidente electo, lo que auguró un nuevo impulso para el sufragio femenino, que era la demanda fundamental de este Congreso. En la sesión solemne de apertura, en un breve discurso, afirmó Machado:

“(...) que la mujer tiene derecho a ejercitar las funciones cívicas, ya que ese derecho aparte de la razón humana y universal que lo abona, surge también legítimamente, de los esfuerzos que la mujer cubana realizó en la lucha larga y terrible por la conquista de la República Cubana”.

En el Congreso participaron 76 hombres denominados ‘congresistas adictos’, entre los cuales había políticos ortodoxos e intelectuales simpatizantes como Fernando Ortiz, Juan Marinello, Enrique Loynaz del Castillo y Ramiro Guerra.

María Collado sería de las más aclamadas con su declaración:

“El voto es, señoras congresistas, un arma poderosísima en las manos de quien sabe ejercitarlo, él es también como un lazo de unión entre el ciudadano y la patria. Por mediación del voto demuestra el elector su civismo, su amor al suelo en que nació y su preparación para la vida pública, pues según el sepa elegir, demostrará que sabe sentir, que sabe pensar y que sabrá mantener, por sobre toda consideración el amor a su bandera”.

La intervención final del viernes 17 de abril, en su sesión nocturna, fue para Ángela Zaldívar, quien con un discurso agresivo cuestionó que la mujer hubiera sido alguna vez ciudadana en Cuba. “Yo entiendo que no lo es (...) la mujer no pertenece a la clase de ciudadanos”.

Las palabras finales de Zaldívar fueron para pedir que siguieran “serenas y tranquilas” ante la ignorancia de los hombres que las excluían “(..) no podemos a los seres que hagan gala de aquello que les falta (...) el dique no detiene la corriente que puede derribarlo o que lo salta”.

El Club Femenino y las delegadas de tres provincias se retiraron del Congreso ante la presencia de organizaciones religiosas, que fueron presentadas como oficiales para contrarrestar los temas más polémicos, como lo era el reconocimiento de los hijos ilegítimos.

El Segundo Congreso contó con la presencia de la mujer negra trabajadora, representada por Inocencia Valdés, veterana luchadora del Gremio de Despalilladoras, y la presentación de temas candentes como la condena contra el aumento de la pornografía en anuncios, libros, periódicos y espectáculos.

Para la Presidenta del Congreso, Pilar Morlón, nada de lo sucedido era síntoma de un debilitamiento:

“Indudablemente todas no pensáis de igual modo, pero eso no es un mal. No dais vuestra adhesión a los mismos sistemas, pero tampoco eso es un mal. No es un mal otorgar su preferencia a unos métodos sobre otros. Tanta variedad en el pensamiento es signo de vitalidad y no solo no es malo, es bueno, es útil”.

En 1925 se fundó la Confederación Obrera de Cuba.

En 1925 nació la Organización Nacional de Asociaciones Femeninas, que agrupó a o­nce entidades y realizó campañas en favor de la educación de las mujeres.

Como el gobierno de Machado incumplió con su promesa del sufragio femenino, la Alianza Nacional Feminista y la Unión Laborista de Mujeres salieron a las calles a enfrentarse a la tiranía machadista.

El gobierno provisional surgido de la Revolución de 1933 decretó varias medidas progresistas: reforma agraria, intervención -es decir, el control gubernamental- de la empresa norteamericana que producía la energía eléctrica y el sufragio femenino (enero de 1934). En cuanto a la legislación laboral, en 1934 se aprobó la legislación que garantizó el salario mínimo, la jornada de ocho horas, el derecho a huelga, la estabilidad en el empleo, el derecho a vacaciones pagadas, y las licencias retribuidas por enfermedad y por maternidad.

Estas conquistas del movimiento obrero y el movimiento feminista fueron refrendadas por la Constitución de 1940. Se la puedo enviar a quien me la solicite.

En cuanto al sufragio femenino, en América Latina sólo Ecuador (1929) lo tuvo antes que Cuba (1934). Según tengo entendido, España lo tuvo en 1931, pero el franquismo lo eliminó. Desde 1947 sólo los padres de familia podían votar en sufragios parciales; en 1977, se reintrodujo el sufragio universal. Por favor, les solicito a los lectores de España que me aclaren al respecto.

En 1934 se creó la Unión Nacional de Mujeres.

En 1939 se realizó el Tercer Congreso Nacional de Mujeres, que planteó reivindicaciones para las obreras y campesinas, demandó el reconocimiento de derechos laborales, civiles y políticos para las mujeres y reclamó leyes y medidas sociales avanzadas para la época.

Las luchas realizadas por el movimiento obrero y el movimiento feminista condujo a que en 1939, 1.500 delegados en representación de 789 asociaciones obreras se reunieron en La Habana para dejar constituida la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), y a que en ese mismo año el arquitecto Emilio de Soto Segura recibiera la tarea de confeccionar el proyecto de edificación de una clínica provincial en La Habana, concebida para prestar asistencia médica de maternidad a las trabajadoras y las esposas de los trabajadores.

Aunque comenzó a prestar servicios el 1 septiembre de 1941, quedó oficialmente inaugurada el 20 de septiembre de 1941 la Clínica de Maternidad Obrera de La Habana, situadaen la Calzada de Columbia -actualmente Avenida 31- y calle 84, Marianao. Sería conocida coloquialmente como Maternidad Obrera.

Los servicios que se brindaban en Maternidad Obrera por notables especialistas eran: Obstetricia y Ginecología, Medicina, Cirugía ginecológica, Cirugía infantil, Otorrinolaringología, Pediatría, Cardiología, Dermatología y Sifilografía, Odontología, Urología, Servicio Social y Esterilidad.

Al inaugurarse, Maternidad Obrera disponía de 250 camas, de las cuales 160 se destinaron a las trabajadoras y las esposas de los trabajadores, y el resto era para la atención privada.

El primer director de Maternidad Obrera fue el doctor Alfredo Comas Calero, fiel servidor de Batista; como administrador se eligió a Luis M. Chappy; como jefe de personal a Otto Giner Frías y como jefa de enfermeras a Eloísa Frías. Manuel J. Moreyra dirigió en principio el departamento de Contabilidad; el doctor Federico Fusté el departamento de Anatomía patológica; el doctor Felipe Carbonell se hizo cargo los servicios de estadísticas de maternidad obrera; Ofelia Cuervo asumió la jefatura de las consultas externas de enfermería y el doctor Jorge A. Domenesis la de la farmacia. Con el servicio de Rayos X se responsabilizó al radiólogo José R. Lambert, con el Laboratorio clínico al doctor Ernesto Velarde y con los servicios internos a Juan Cuadros.

Maternidad Obrera tenía un museo anatómico y fotográfico, donde se exhibían piezas de tamaño natural trabajadas en cera, en las cuales se representaban los meses del embarazo y también el parto fisiológico. En el museo se mostraban además piezas teratogénicas de malformaciones fetales y de recién nacidos, así como de órganos extirpados en operaciones ginecológicas.

En 1941 Maternidad Obrera tenía los equipos más modernos de la época, llegando a ser una de las mejores clínicas de maternidad a nivel internacional. Puede leerse lo que escribió JD. Cubás: El seguro de maternidad. La institución que admira el continente. La Habana: Prensa Indoamericana; 1944.

Nací en Maternidad Obrera, el 7 de febrero de 1949. El Dr. Yero –estaba considerado el mejor obstetra cubano de la época- fue el que atendió a mi madre, que era obrera en un taller de confecciones textiles.

Mi madre me contaba que en Maternidad Obrera le permitían escoger el desayuno, el almuerzo y la cena de cada día, de un menú que le presentaban el día anterior.

Gracias a las luchas realizadas por el movimiento obrero y el movimiento feminista, desde finales de la segunda década del siglo pasado, el pueblo cubano alcanzó un nivel socioeconómico superior al existente en Portugal, España y la mayor parte de América Latina.

No hay comentarios: