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miércoles, 24 de junio de 2020

LOS CUBANOS NOS SUMAMOS A ´´ UN MINUTO SIN OXIGENO´´

Ecos de homenajes a George Floyd sacan a relucir situación de presos políticos cubanos y el pueblo en general (UN MINUTO SIN OXIGENO). Los cubanos llevamos sin oxigeno ya 60 años.

Luis Manuel Otero Alcántara, líder del Movimiento San Isidro en La Habana, invita a la convocatoria “Sube tu video #UnMinutoSinOxigenoPorFloyd”.

“La vida de George Floyd se fue apagando durante ocho minutos y 46 segundos, cuando en un solo minuto todo puede cambiar”, “Un minuto te salva. Un minuto te mata. Un minuto te une. Un minuto te conecta. Un minuto te hace libre. Un minuto sin respirar. Un minuto sin oxígeno. Un minuto negro”.

“Cuban Lives Matter”, Las Vidas Cubanas Importan por Todos los cubanos que desde su lucha y/o su corazón buscan y quieren la verdadera libertad de nuestra Cuba´´ 

Solidaridad con las comunidades afrodescendientes y/o negras en Estados Unidos, Cuba y el resto de América Latina y el Caribe
Con mezcla de profundo dolor e impotencia hemos sido testigos en los últimos días del asesinato del estadounidense George Floyd a manos de un miembro del cuerpo policial del estado de Minnesota y también de las subsiguientes manifestaciones de descontento y desobediencia civil protagonizadas por manifestantes en todo el país. Vaya nuestra mayor muestra de condolencia y amor para los familiares y amigos de Floyd y en general para aquell@s miembr@s de las comunidades afrodescendientes y/o negras que han perdido sus vidas en condiciones de abuso policial semejantes, perpetradas esas en diferentes países de las Américas.

Una vez expresados nuestro dolor y empatía, queremos hacer un llamado a tod@s l@s cuban@s que, tanto en Cuba como en la diáspora, nos identificamos como antirracistas para que mostremos nuestro apoyo incondicional a quienes por su visible herencia africana han estado y siguen estando sometidos a crímenes y demonizaciones simbólicas y deshumanizantes.

Desmarcados de toda narrativa que intente relativizar la incontestable injusticia que el asesinato de Floyd supone, deseamos mostrar aquí nuestra voluntad para trabajar con l@s herman@s negr@s en la isla y más allá de sus fronteras para aprender con ell@s, de ell@s, cuáles serían las más efectivas vías para eliminar prejuicios, prácticas y estructuras que nos ayuden a conseguir espacios de convivencia definitivamente armónicos y equitativos.

Atendiendo con humildad y ojo avizor a lo que sucede en los Estados Unidos hoy, nos ponemos a total disposición de activistas y procuradores de afroconciencias que existen ahora mismo tanto en Cuba como en sus espacios transnacionales. Pensar al país en términos democráticos y diversos contiene la demanda inmediata de iniciar estas difíciles conversaciones con las comunidades negras, tan largamente marginadas y hasta hoy abusadas policial e institucionalmente.

Serán conversaciones difíciles porque les adeudamos empoderamientos factuales y la instauración definitiva de un imaginario que no l@s mire y represente desde cotos de jerarquía colonial. Difíciles también porque habría que asumir que nuestra labor sería la del escucha y nunca la del dictaminador. Usar nuestros privilegios en función de una reestructuración profunda de la sociedad es trabajo de tod@s. Para Cuba y sus actores en la sociedad civil esta no es tarea de futuro sino del presente.

Lejos estamos, tal y como ha quedado establecido en el debate público de estos días, de entender la complejidad de la herida que los procesos de colonización y esclavitud han dejado tras de sí en las Américas. Lejos de empatizar sin poner condicionantes previas y hacer denuncias frívolas, acaso falsas, sobre lo que sucede hoy en Estados Unidos. Hay un histórico y conveniente malentendido en el que asumimos que las narrativas de gloria de l@s afrodescendientes en las Américas solo pertenecen al ámbito de la cultura o los deportes y que corresponde al resto de sus conciudadanos consumirlas acríticamente; mientras que a la par sus actos de desobediencia pasan de inmediato al mundo de lo criminalizado y por ende punible.

La imagen de un grupo de mujeres caucásico-descendientes haciendo de sus cuerpos una barrera para que la policía en Louisville no pudiera reprimir a los manifestantes el pasado jueves 28 de mayo es lección aprendida en Selma cuando el nunca olvidado Martin Luther King Jr. en 1965, mientras marchaba a Montgomery, se dejó acompañar por activistas y periodistas blancos para que los primeros golpes que asestara la policía local cayeran sobre sus cuerpos.

Como Estados Unidos, Cuba es un país multiétnico y, de un modo u otro, nos reconocemos como hij@s del cañaveral, de una economía y un orden social que nos puso a algunos a cortar las cañas y a otros a dar los latigazos para que esas cañas fueran cortadas. Pero somos también hij@s de la mezcla entre ambos. Corre por nuestra sangre la del esclavo y la del mayoral. Toca entonces y ahora mismo definir, a cuál de nuestros ancestros queremos socorrer. Acaso a ambos; solo que a uno debemos pararle la mano para que no golpee más mientras que al otro urge, sin preguntas o condiciones, dejarle respirar.


CIDH condena asesinato de George Floyd, racismo estructural, violencia sistémica, impunidad y excesiva fuerza policial contra afrodescendientes en EUA

CIDH expresa enérgica condena por el asesinato de George Floyd, repudia el racismo estructural, la violencia sistémica contra las personas afrodescendientes, la impunidad y el uso desproporcionado de la fuerza policial, y demanda medidas urgentes para garantizar la igualdad y la no discriminación en Estados Unidos

Comisión Interamericana de Derechos Humanos
Washington, D.C. - La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) expresa su más enérgica condena por el cruel asesinato de George Floyd a manos de la policía, la violencia sistémica contra las personas afrodescendientes, la impunidad y el uso desproporcionado de la fuerza policial contra manifestantes en Estados Unidos, en particular cuando se trata de personas afrodescendientes. La Comisión insta al Estado a combatir y erradicar la discriminación racial histórica y otras formas de discriminación a las que han sido sometidas las personas afroamericanas en ese país, y adoptar medidas urgentes para garantizar la igualdad; así como a poner fin a la violencia y a la impunidad policial como elemento sintomático de la persistencia de esta discriminación basada en el origen étnico-racial. La CIDH recuerda que estos patrones fueron expuestos oportunamente en su informe temático Afrodescendientes, violencia policial, y derechos humanos en los Estados Unidos (2018).
La CIDH reafirma que el asesinato de George Floyd (Minessota, 2020), así como los de Trayvon Martin (Sanford, 2012), Michael Brown (Missouri, 2014), Eric Garner (Nueva York, 2014), Tamir Rice (Ohio, 2014), Alton Sterling (Los Angeles, 2016), Philando Castile (Minesota, 2016), Terence Crutcher (Oklahoma, 2016), Breonna Taylor (Kentucky, 2020), así como todos los demás asesinatos de personas afrodescendientes a causa de violencia racial policial, no son hechos aislados de violencia, sino que hacen parte de un proceso histórico y estructural de discriminación basado en el origen étnico-racial en los Estados Unidos, que se manifiesta de manera sistemática. La Comisión observa que estos graves delitos se enmarcan en un contexto de impunidad histórica y de insuficiente o nula rendición de cuentas por parte del sistema de justicia penal y de las instituciones policiales, respectivamente.
La CIDH entiende que la abolición de la esclavitud no acabó con la estigmatización y el tratamiento diferenciado y de exclusión hacia las personas afrodescendientes. En este sentido, el fin de esta práctica inaceptable no llevó la realización plena de los derechos de los afroamericanos –sin distinción de raza, color u origen étnico--, a la igualdad y la no discriminación para estas personas; este proceso sólo puso fin al trabajo forzoso al que estaban sometidas, en tanto que las medidas positivas adoptadas en algunos períodos históricos no han sido suficientes para ayudar a superar las estructuras socioeconómicas y culturales, las cuales configuran la actual situación de discriminación estructural, así como todas y cada una de las doctrinas de superioridad basadas en diferencias raciales que son socialmente injustas, peligrosas y moralmente reprobables.
En distintas oportunidades, la Comisión ha advertido sobre el racismo que permea las instituciones del Estado y se manifiesta en el incremento de casos relacionados con abusos policiales y la práctica de perfiles raciales; la militarización de las fuerzas policiales; la impunidad en los casos de homicidios cometidos por agentes policiales; y el uso excesivo de la fuerza por órganos de seguridad frente a los ciclos de protesta que se ponen de manifiesto por esta razón.
Las consecuencias de la discriminación estructural promueven las disparidades raciales en la práctica de arrestos penales, juzgamiento y condenas a penas de prisión de manera desproporcionada; afectando de manera diferenciada derechos tales como la libertad personal, el acceso a la justicia, la tutela judicial efectiva y la igualdad ante la ley de las personas afroamericanas.
Dado el contexto de discriminación estructural que el asesinato de George Floyd evidencia, las protestas constituyen una movilización legítima, transformándose en la mayor expresión colectiva de reclamo por el derecho a la igualdad y en la lucha contra el racismo en los últimos años, a lo que se suman manifestaciones públicas de solidaridad desde distintas partes del mundo. En ese sentido, la Comisión y su Relatoría Especial para la Libertad de Expresión (RELE) expresan grave preocupación por la estigmatización, arrestos masivos y situaciones de uso excesivo de la fuerza por parte de las autoridades en algunas de las protestas ocurridas en los últimos días en todos los 50 estados de los Estados Unidos. Al mismo tiempo es de aclarar, que el hecho de que algunas personas hayan incurrido en actos aislados de violencia, no vuelve una amenaza al orden público a todo el movimiento social que ha ejercido sus derechos a la libertad expresión, reunión y asociación.
La CIDH y su RELE expresan alarma por el hecho de que estas protestas, que muestra una sociedad civil vibrante y solidaria con la causa contra la discriminación racial en Estados Unidos, sea tildado de “terrorista” o “subversiva”. En ese sentido, hacen un llamado a las autoridades a establecer un diálogo amplio con los manifestantes que reclama medidas efectivas; así también a no criminalizar ni utilizar figuras vinculadas al terrorismo para guiar la respuesta a esta situación.
Del mismo modo, la Comisión y su Relatoría Especial reiteran su grave preocupación por la cantidad de reportes que muestran ataques y detenciones a periodistas que cubren las protestas. Es de destacar que las personas comunicadoras cumplen un rol esencial en el registro de las demandas de quienes se manifiestan, así como en el control de la actuación policial. El Estado debe proteger a los periodistas en el desarrollo de manifestaciones y protestas, en lugar de hacerlos blanco del uso de la fuerza y la confiscación o supresión de registros de sus equipos de trabajo.
La CIDH urge nuevamente a Estados Unidos a combatir la discriminación racial estructural y fortalezca los mecanismos de rendición de cuentas sobre la actividad policial mediante la revisión de la doctrina de la inmunidad calificada (qualified immunity), que obstaculiza la responsabilidad civil de agentes policiales.
Asimismo, la Comisión insta al Estado a que adopte medidas urgentes para investigar, juzgar y sancionar a los responsables por los asesinatos y hechos de violencia racial policial contra personas afrodescendientes, así como a otorgar reparación integral y satisfactoria de forma intercultural. De igual forma, enfatiza la urgencia de adoptar políticas integrales de seguridad ciudadana que combatan el uso de criterios discriminatorios en acciones policiales, a fin de erradicar el perfilado racial y el uso excesivo de la fuerza en consonancia con los principios de igualdad y no discriminación; y que incluyan entrenamiento para los agentes del Estado en esas materias.
La Comisión reitera igualmente la necesidad de avanzar con la adopción de políticas públicas eficaces que promuevan el cambio cultural dirigidas a eliminar el racismo estructural y sistémico, así como a promover la igualdad y la diversidad étnica y racial. Asimismo, recomienda revisar su sistema de justicia para acabar con el racismo estructural, de acuerdo a los estándares interamericanos de seguridad ciudadana. En ese sentido, la CIDH reitera su llamado a Estados Unidos a ratificar la Convención Interamericana contra el Racismo, la Discriminación Racial y Formas Conexas de Intolerancia, la Convención Interamericana contra toda Forma de Discriminación e Intolerancia, así como la Convención Americana sobre Derechos Humanos, subrayando que la ratificación universal de los instrumentos interamericanos es un paso indispensable para el respeto y garantía de los derechos humanos de todas las personas en las Américas.
La CIDH es un órgano principal y autónomo de la Organización de los Estados Americanos (OEA), cuyo mandato surge de la Carta de la OEA y de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. La Comisión Interamericana tiene el mandato de promover la observancia y la defensa de los derechos humanos en la región y actúa como órgano consultivo de la OEA en la materia. La CIDH está integrada por siete miembros independientes que son elegidos por la Asamblea General de la OEA a título personal, y no representan sus países de origen o residencia.

lunes, 22 de junio de 2020

Black lives matter: Las vidas negras importan en todos los rincones del planeta

Desde nuestro Movimiento -Muddh- nos sumamos a la ola global de solidaridad y denuncia como consecuencia del asesinato de George Floyd en Minnesota, Estados Unidos, tras un nuevo episodio de abuso y racismo policial.

El racismo institucional ha vuelto a golpear a la sociedad estadounidense. Un país en el que la población negra tiene el doble de posibilidades de vivir en situación de pobreza, de morir en enfrentamientos con la policía y de tasa de mortalidad infantil que la población blanca. El asesinato de Floyd ha sido la gota que ha colmado el vaso ante el racismo estructural, la impunidad y el racismo policial.

Esta nueva toma de conciencia colectiva ante el grito desesperado de quienes no pueden soportar más ha de servir para luchar contra el racismo en todas sus formas y en todas las sociedades. No es suficiente quedarse en la prohibición formal de cualquier forma de discriminación por motivos raciales o étnicos: debemos actuar hacia la educación en igualdad, hacia valores de convivencia pacífica, respeto de las diversidades y defensa de los Derechos Humanos, profundizar en políticas públicas y acciones individuales y colectivas encaminadas a conseguir una sociedad verdaderamente justa e inclusiva que erradique por completo cualquier actitud racista desde la base.

Porque el racismo estructural que se esta viendo en Estados Unidos es el mismo que provoca el auge de los discursos xenófobos en la Unión Europea, las muertes y el sufrimiento de miles de personas en el Mediterráneo y en las fronteras europeas a las que llegan huyendo de sus hogares y a las que el viejo continente les cierra la puerta.

Black lives matter, las vidas negras importan, tiene que convertirse en un grito colectivo mundial y una máxima para cualquier persona y sociedad que aspira a ser justa e igualitaria. Las vidas negras importan en Minnesota, en Ceuta, en Melilla, en Lampedusa, en Moria y en todos los rincones del planeta.