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sábado, 6 de marzo de 2021

Trata de personas: perspectivas y nuevos desafíos

Esclavitud contemporánea

La trata de personas es un delito preocupante para los Estados: se la reconoce mundialmente como una violación grave de los derechos humanos. Este negocio obtiene su materia prima de los sectores más desprotegidos, se nutre de la pobreza, la falta de trabajo, el subdesarrollo, la ignorancia, la discriminación de la mujer y la inocencia de la niñez. La circunstancia de que el sujeto activo supedite bienes jurídicos elementales como la libertad, la dignidad, la igualdad de condiciones, la identidad y la salud al simple beneficio económico, convierte esta acción en despreciable desde todo punto de vista.

Un primer inconveniente al enfrentar las organizaciones criminales a nivel nacional y mundial es que tienen una cantidad enorme de mano de obra a su disposición. La esclavitud contemporánea afecta a las personas que están en situación de pobreza y el número de estas es cada vez mayor. Por ende, la oferta de potenciales esclavos ha crecido exponencialmente y el precio ha caído, pues los hay en abundancia.

Pandemia

A pesar de la cuarentena y el confinamiento, ni el crimen organizado, ni la violación de los derechos humanos, ni las situaciones de esclavitud se han detenido, por el contrario, muchas actividades han mutado hacia las redes sociales, donde se hacen más ocultas y difíciles de descubrir. Un ejemplo es el aumento de la pornografía infantil por internet: las organizaciones han adaptado sus métodos de captación y reclutamiento por esa vía.

Los investigadores deben redoblar los esfuerzos y especializarse en las modalidades cibernéticas, valiéndose de las oportunidades que las nuevas tecnologías les brindan.

El crimen organizado no solo ha avanzado en las redes sociales, sino que también extiende sus tentáculos hacia otros ámbitos. El último informe de Investigación de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), que analiza escenarios posibles sobre el tráfico ilícito de migrantes y la trata de personas hacia América del Norte y Europa por la crisis de la Covid-19, menciona que, a pesar de las restricciones a la movilidad, el tráfico ilícito de migrantes ha continuado en la región y en el mundo.

Paradójicamente, el cierre de las fronteras terrestres, marítimas y aéreas ha ocasionado un incremento del tráfico ilícito de migrantes. Es decir, los límites de circulación impuestos por la pandemia no detienen la movilidad de las personas que huyen de los conflictos, la violencia, los abusos de los derechos humanos y la pobreza, por la necesidad de sobrevivir.

Las consecuencias de la pandemia ponen en peligro aún más la vida de estas personas, porque se someten a múltiples situaciones peligrosas que son aprovechadas por las organizaciones criminales para obtener un rédito económico.

La inmigración ilegal es una de las actividades que los grupos criminales utilizan frecuentemente, debido a la demanda de personas procedentes de países menos desarrollados, los beneficios económicos que reporta y la corrupción tremenda de funcionarios y políticos.

Así, se ha visto que miles de personas han muerto de asfixia en contenedores, han perecido en desiertos o se han ahogado en el mar. Es la muestra más terrible de la cosificación. Sin embargo, esto no parece inquietar demasiado a los políticos, ya que las soluciones no aparecen.

Nuevos desafíos

Como se observa, el problema es delicado en la actualidad y será más grave en el futuro, ya que la pandemia y el contexto económico de muchos países impedirán a millones de personas cubrir necesidades básicas, lo que generará un terreno fértil para la captación de víctimas.

Frente a la situación planteada, los regímenes políticos no pueden permanecer indiferentes, ya que se encuentran frente a uno de los desafíos más grandes para la humanidad: crear estrategias para la llegada de personas migrantes. Son decisiones políticas cruciales de las que dependen vidas de familias enteras, en busca de oportunidades para sobrevivir y tener un futuro mejor.

Los Estados tienen la obligación de llevar adelante acciones concretas para evitar la situación desgarradora que viven los migrantes, ya que atenta severamente contra la dignidad de las personas.

Como señala el santo padre en la carta encíclica Fratelli tutti, la trata de personas y otras formas actuales de esclavitud son un problema mundial que necesita ser tomado en serio por la humanidad en su conjunto porque, así como las organizaciones criminales utilizan redes globales para lograr sus objetivos, la acción para derrotar este fenómeno requiere un esfuerzo conjunto y también global por parte de los diferentes agentes que conforman la sociedad.

El gran desafío es actuar global y organizadamente para mejorar las condiciones de vida de las personas más necesitadas, y así, liberar a la humanidad de las nuevas esclavitudes y de la violencia del crimen organizado.

TIENES DERECHOS¡¡              


NADIE ES TU DUEÑO¡¡¡¡

CONTRA LA TRATA, DI NO A ESTE CONSUMO, DI NO A ESTA EXPLOTACION.¡¡