jueves, 25 de junio de 2020

¿Por qué la disidencia es irrelevante para los cubanos de a pie?

El activismo opositor es incapaz de tender puentes con los cubanos que desayunan café sin leche. Protagonismos desmedidos, represión y una estrategia política fallida son algunas de las causas.

Daniela Sarmiento, 61 años, ha agotado todas las opciones legales con instituciones del Estado para tramitar una nueva vivienda. Reside con sus tres hijos en una casa agrietada que debido a los derrumbes parciales de techos y paredes pone sus vidas en peligro.
"Desde 1988, a raíz de la construcción de un refugio antiaéreo que construyó el Gobierno en la cercanía de mi casa, se dañaron los cimientos. Por acá han pasado especialistas de todo tipo. Evalúan de inhabitable la vivienda, pero nadie resuelve nada. Le he escrito cartas al presidente del país, la Asamblea Nacional y las Fuerzas Armadas. Pero mi caso sigue sin solución", señala.
Cuando usted le cuenta que hay grupos disidentes que pueden asesorarla, la mujer abre los ojos y dice: "¿Pero qué pueden resolver esa gente, (opositores) si ellos son tan víctimas como nosotros?".
En El Calvario, un villorrio de calles polvorientas y casas bajas al sur de La Habana, la abogada disidente Laritza Diversent desde el otoño de 2010, gestiona una consultoría jurídica que atiende alrededor de 140 expedientes de personas humildes que han agotado todas las vías legales.
Debido a las anacrónicas leyes cubanas, Diversent y su grupo de juristas no pueden representar a sus defendidos. La única opción es asesorar.
"El 80% de los casos que atendemos son de personas que no son disidentes. Gente muy pobre que sienten que los tribunales o las instituciones estatales no los representan", señala Diversent sentada en la sala de su casa reconvertida en oficina. Excepto los colectivos de abogados independientes y unas pocas estrategias opositoras para conectar con el cubano de a pie, los líderes disidentes viven en otra dimensión.
La autocracia de Raúl Castro ha secuestrado los reclamos de la oposición, hábilmente. Las primeras facciones de activistas demócratas, surgidas a mediados de los años 70, reivindicaban espacios que discretamente el Gobierno verde olivo ha ido implementando.
No fue en una sesión del monocorde parlamento cubano, en un editorial del periódico Granma o en un debate sindical, donde se reclamó la apertura de nichos de trabajo privado, acceso a internet, compra y venta de casas o autos, poder viajar al extranjero y la eliminación del apartheid turístico.
Fueron los opositores pacíficos y los periodistas independientes los que alzaron esas voces. En sus escritos y en documentos como "La Patria es de todos". Por exigir aperturas y cambios políticos, cientos de disidentes, comunicadores alternativos y activistas de Derechos Humanos han ido a la cárcel o al exilio, entre ellos los 75 de la Primavera Negra de 2003.
Muchas de esas demandas hoy forman parte del paquete que el Gobierno del general Raúl Castro vende como "actualización del modelo económico cubano", anotándose un triunfo político al presentarse como reformista.
Los méritos incuestionables de la disidencia en Cuba no se pueden soslayar. Es una proeza ser opositor en una sociedad totalitaria donde se reprime a quienes piensan diferente y no tienen espacio legal para desempeñar su labor.
Ellos pudieron ser apacibles abuelos, padres o madres que leen al mediodía la aburrida prensa nacional y cuidan de sus hijos o nietos. Pero el valor de disentir en una sociedad autocrática no los exime de ser juzgados por su incompetencia.
¿Por qué –le pregunté a un vecino que todas las mañanas se queja del estado de cosas en Cuba– no se enrola usted en un grupo opositor?
"Aparte del miedo, yo siento que la disidencia no cubre mis expectativas. No los veo charlando con la gente de la comunidad para conocer sus problemas. No tienen una estrategia que ponga al Gobierno contra la pared, sólo hacen denuncias de represión, que pueden ser importantes, pero lo que afecta a todos los cubanos, pensemos como pensemos, es la baja calidad de vida, una infraestructura caótica y ver de qué manera resolvemos la comida del día. Las libertades políticas son primordiales, pero no se comen", confiesa.
En esa misma cuerda piensa Yamil, un taxista habanero. "Creo que están más para el show mediático que para comunicarse con los cubanos de a pie, que somos los más jo... La mayoría ni siquiera trabaja. El 90% de la gente en Cuba coincide con los reclamos disidentes, pero ellos no han sabido ganarse a las personas. Su trabajo no va en esa dirección".
Raudel, estudiante universitario, hace una comparación: "Tú ves en la calle a denominaciones religiosas, como los Testigos de Jehová que son perseguidos por el Gobierno, haciendo proselitismo casa por casa. La disidencia se limita a reunirsehacer discursos y viajar al extranjero".
En los últimos 25 años, excepto el Proyecto Varela, de Oswaldo Payá Sardiñas, que logró 11.000 firmas ciudadanas, las estrategias disidentes no cuentan con apoyo popular. El excesivo protagonismo de algunos tampoco ayuda.
Cada líder opositor gestiona sus proyectos como si fueran de su propiedad. La falta de transparencia, la intolerancia y los chanchullos los condenan a tener un magro desempeño.
Ocho de cada diez cubanos quieren cambios y no solo económicos. La gente también desea más libertades. Pero no son muchos los opositores que están por la labor de atenderlos. Es una tarea ingrata caminar bajo el sol y sin reconocimiento público.
Pero esa labor silenciosa es la que suma partidarios. Cuando sean capaces de convocar a una marcha con 10.000 personas el régimen los tomará en cuenta.
No hay que convencer a Estados Unidos ni a la Unión Europea del desastre económico y la falta de libertades en Cuba. Es a los vecinos a quienes hay que decirles que una sociedad libre y desarrollada depende de ellos.

ACLARANDO DUDAS Llama la atención, que quien se “sacrifica” subversivamente dentro de Cuba, rara vez, ve llegar el auxilio del “exilio”.

DEFINICIÓN DEDISIDENTE

En nuestro trabajo por responder a las interrogantes planteadas, citaremos algunos ejemplos, que nos permitirán ilustrar las afirmaciones. Aunque los casos son innumerables, evitaremos abusar de ellos.

Pero ¿qué significa ser disidente en Cuba? Veamos luego de su significado tres factores que caracterizan a los disidentes en la isla: el negocio, la cantidad y la calidad de sus integrantes.

Veamos a continuación algunas explicaciones sobre la palabra disidente, de tal manera que nos permitan formarnos un concepto más completo.

Dicho sencillamente, Disidente es quien diside. Disidir, por su parte, es separarse de una doctrina, creencia o conducta común. El concepto suele utilizarse con connotación política para nombrar a la persona que decide separarse de la comunidad o del partido del que formaba parte. El disidente deja de reconocer la legitimidad de la autoridad a la cual debía sometimiento.

Un disidente o grupo disidente, en un término general definido, es una persona u organización que, por diversas razones, está en desacuerdo con una política, doctrina o directriz establecida en un estado u organización, sea en lo político, religioso o institucional, que lleva a desacatarla y hasta desafiarla.

Uno de los usos más frecuentes del término aparece en los regímenes totalitarios para hacer referencia a aquellos que ejercen una oposición al sistema político y social imperante. Los disidentes suelen ser perseguidos, censurados, encarcelados, torturados e incluso fusilados por las autoridades.

Las consecuencias de la disidencia en ciertos países son brutales; pero, como en toda situación extrema provocada por el ser humano y su mala interpretación del concepto de libertad, surgen actos heroicos de personas que se atreven a enfrentarse a los grandes monstruos, poniendo en riesgo sus vidas para resolver problemas que afectan a toda una población, o al mundo entero.

Un concepto muy relacionado con la disidencia política es el derecho a la resistencia, el cual se reconoce a cualquier pueblo que se vea sometido a un gobierno no democrático (de origen ilegítimo).

La disidencia cubana es el conjunto de activistas cubanos opositores al régimen establecido en 1959 tras la Revolución cubana. Habitualmente han existido figuras individuales que mantenían una postura disidente, pero no ha sido hasta los años noventa, cuando estos ciudadanos se conformaron en grupos de oposición política al gobierno del país. Estos piden cambios en Cuba generalmente de manera pacífica. 

Varios de sus dirigentes y miembros han sido encarcelados en Cuba, acusados del delito de peligrosidad social, y han manifestado haber sido hostigados. Según este colectivo y diversas asociaciones, muchos de ellos fueron procesados por el hecho de ejercer su derecho a la libertad de expresión. Otros han optado por la opción de partir al exilio.

Los gobiernos de Fidel, Raúl Castro y Miguel Diaz-Canel acusan a los que están en el exilio de estar implicados en actos terroristas, y a los que se encuentran en el territorio nacional de ser "mercenarios del imperialismo estadounidense".

Surgen las preguntas: ¿Quiénes son los disidentes cubanos? ¿Cuál es el trabajo que realizan? ¿Qué motivaciones los llevan a disentir? ¿Cuál es la conducta del disidente?

Sobre la figura del disidente cubano, los grandes medios han creado una serie de falacias y han terminado invisibilizando y ocultando la realidad. De ahí que sea necesario abordar ese problema -el de la disidencia-, a partir de las investigaciones y no de los discursos periodísticos.

El negocio de la disidencia: 

¿En qué consiste el negocio? En que, quien se opone al Gobierno cubano, obtiene de parte de la Sección de Intereses de Norte América (SINA) en La Habana o de los grupos del “exilio” en Miami, un viaje o una recompensa económica en dólares o en especie: pero no todos tienen acceso a eso, hay quienes ni se enteran que su presidente resive ese dinero, y no resiben nada.

En este negocio existen los peces pequeños y los peces grandes (tiburones); los de los regalitos, son los primeros. Los nuevos ricos en Cuba. Llama la atención, que quien se “sacrifica” subversivamente dentro de Cuba, rara vez, ve llegar el auxilio del “exilio”. 

Santiago Echemendía Orsini, estuvo preso 17 años. Al referirse a su reclusión dice: 

“El presidio siempre ha constituido un punto para hacer política contra la Revolución. El gobierno norteamericano no tenía interés en sacarnos porque presos podíamos ser objeto de propaganda en contra de Cuba”. Y sobre el uso que hacen los grupos de Miami de ellos -en su condición de presos-, señala: “Un motivo para recoger dinero con el pretexto de realizar campañas con las que van a lograr nuestra libertad... Hay gente en Miami que tiene interés en que los presos no sean puestos en libertad. Eso no es ningún secreto. Pues nuestra prisión se convirtió en un negocio para esos señores. Nosotros tras las rejas y ellos sacando dólares a nuestro infortunio”.

Los presidentes de organizaciones muchos indomables, Y no me equivocó en el título, muchos se enriquecen su bolsillo y no ayudan a los miembros de su organizacion, porque en efecto se trata de gente silvestre y salvaje. Solamente se puede domar a los animales.

Estos que le roban a sus hermanos de luchas han superado en su “ferocidad” a los animales, porque, nadie los puede domar. Más bien, sucede un fenómeno inverso; aquellos indomables, tienen hoy, domesticado al “dócil”.

Pero no hay que confundir el ser mártir con la “ferocidad”. Esto de la indomabilidad tiene que ver más con la ignorancia, el odio, la ambición y el vandalismo. 

Los medios que en América Latina publicitan a los disidentes cubanos, se abstienen de hablar del negocio y del vandalismo de estos presidentes de algunas organizaciones. 

Yo particularmente, con anterioridad a principios del 2016 en una declaracion a la entrevista al periodista internacional Oscar Hansa, hable sobre este tema en particular, denucie estos actos ilicitos de mi presidente del movimiento en ese entonces, jamas ninguno de sus miembros en esos años que estube ahi resivimos la supuesta ayuda que se nos envia.

Esa gente nada tiene que ver con la política: “utilizan la situación política, pero no suelen ser activistas políticos.

Tipología de los disidentes:

Si pudiéramos hacer una breve tipología de la disidencia cubana tendríamos la siguiente:

1. El que se hace pasar por periodista independiente. En los últimos años ha aparecido en Cuba una gran cantidad de periodistas, sin siquiera haber estudiado periodismo.

2. El que se hace pasar por defensor de los derechos humanos. Si ha habido algo de lo que más se le ha acusado al Gobierno de Cuba ha sido sobre la situación de los derechos humanos. Pero la verdad es que casi no hay defensores, sino oportunistas. Aún así, existen en Cuba personajes disidentes que asumen la defensa de los derechos humanos, A LOS QUE YO LE LLAMO VERDADEROS DEFENSORES.

3. El que prefiere quedarse en Cuba y el que se va a miami a tomarse la coca cola del olvido, muchos se van porque tanta represion politica afecta su vida en general, a su familia a sus amigos y otros cuando resiben ese regalo y se van se toman la coca cola, ya toman la defensa de los derechos humanos como un cero a la izquierda y hay que ser realistas es pura verdad. Muchos oositores que se han ido han logrado lo que querian y dejaron de pensar en su pueblo, en eso por lo que una vez lucharon la libertad. 

De los que se quedan “disintiendo” muy pocos son defensores de los derechos humanos, tal vez muchos de ellos ni siquiera saben lo que significa derechos humanos. Y otros porque prefiere ser cabeza de ratón (en Cuba) antes que cola de león (en Miami). 

Como vimos al principio, ser disidente no era ningún delito. El disidente no aceptaba la autoridad o las leyes de la institución. Eran personas inconformes, que apostaban por algo distinto (se supone mejor). La persona disentía por voluntad propia; disentía porque estaba motivado por otros ideales o por otras creencias. Una actitud así era loable....