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viernes, 21 de agosto de 2020

La tragedia de las cárceles de Cuba

VERDAD Y MEMORIA
Como la mayor parte de la atención en Cuba en estos días se centra en el coronavirus y la crisis económica, estamos muy preocupados por la situación en las cárceles cubanas. Cuba Archive recibió recientemente un informe de seis suicidios en tres cárceles de los cientos de centros de detención que existen en Cuba. Esta valiosa información fue recopilada por valientes activistas de derechos humanos dentro de Cuba en llamadas telefónicas con prisioneros en esas instalaciones. Debido a que todas las llamadas son monitoreadas, los reclusos que informaron la muerte de sus compañeros de prisión fueron severamente castigados con 21 días en celdas de aislamiento, una restricción a las visitas familiares, la supresión de ciertos “derechos” de prisioneros establecidos por la Dirección Nacional de Prisiones, y un prohibición de otras comunicaciones telefónicas. No revelaremos nuestras fuentes aquí para evitar más represalias a los involucrados. 



Durante mucho tiempo hemos temido que el número de muertes no declaradas bajo custodia sea muy alto. Sin embargo, las ejecuciones extrajudiciales denunciadas de personas bajo custodia han disminuido en los últimos años. Quizás el creciente número de cubanos con acceso a teléfonos móviles y redes sociales ha hecho que el régimen sea más cuidadoso, quizás nuestros esfuerzos internacionales han contribuido, quizás los informes son más difíciles de obtener … Sin embargo, parece claro que la tasa de suicidios, informado o real, sigue siendo muy alto.

Es imposible corroborar los números reales o la causa de muerte de las personas detenidas, ya que existe un secreto total sobre esta información y el gobierno cubano no permite el monitoreo por parte de organizaciones internacionales de derechos humanos, incluida la Cruz Roja. Los presos “encontrados muertos” en sus celdas a menudo son presuntas víctimas de los guardias de la prisión y sus familias no reciben un certificado de defunción. Lamentablemente, muchos reclusos son inducidos al suicidio por los guardias y obligados a quitarse la vida por las horribles condiciones, el maltrato por parte de los guardias, los castigos excesivos y frecuentes, la falta de atención médica y medicamentos, y la angustia emocional por el riguroso encierro, la separación de seres queridos, y la culpa y el dolor de no poder mantener a sus familias necesitadas.

Hasta la fecha, Cuba Archive ha documentado 1.111 muertes bajo custodia (no por pelotón de fusilamiento). así como 13 desapariciones forzadas de personas detenidas atribuidas al régimen de Castro (desde 1959 hasta la actualidad). Las muertes mencionadas incluyen 507 ejecuciones extrajudiciales, 22 en huelgas de hambre, 311 por denegación de atención médica o condiciones de salud, y 122 suicidios. Sin embargo, se cree que esta cifra es solo una pequeña fracción de los casos reales, ya que los informes de las cárceles son extremadamente difíciles de obtener. Puede buscar en la base de datos registros individuales por nombre, año, causa de muerte, tipo de víctima, ubicación, etc. 

Sin embargo, todas las vidas nos conciernen, debe tenerse en cuenta que la población carcelaria en Cuba es desproporcionadamente negra: muchos son acusados ​​de “crímenes” absurdos como la “peligrosidad social pre-criminal” (una presunta propensión a cometer un delito), que se usa para encarcelar a hombres jóvenes simplemente por no tener trabajo. Mientras tanto, se cree que miles de personas se ven privadas de su libertad, a menudo durante años, por cometer pequeños robos, matar a una vaca para alimentar a sus familias e incluso por no usar una máscara facial durante la pandemia.

Para algunos de nuestros informes anteriores sobre muertes bajo custodia, vea nuestro boletín Persistentes asesinatos extrajudiciales de prisioneros en Cuba y nuestros informes “¿Cuántos presos políticos hay en Cuba?” y sobre las violaciones del derecho a la vida, incluidas las personas detenidas, para las Naciones Unidas. 

Una súplica a la comunidad internacional
Hacemos un llamado a los gobiernos, agencias y organizaciones internacionales, así como a personas de influencia (políticos, celebridades, activistas de derechos humanos, etc.) para ayudar a proteger la vida de las personas detenidas en Cuba y para condicionar políticas y compromiso económico con Cuba, así como asistencia para corregir esta aborrecible situación. Las siguientes son algunas sugerencias sobre acciones concretas que deberían exigirse a Cuba:
Garantizar normas mínimas para el tratamiento de los reclusos y permitir que las organizaciones internacionales de derechos humanos controlen las condiciones y realicen visitas periódicas sin previo aviso para inspeccionar cualquier prisión o centro de detención, con acceso garantizado y sin impedimentos.
Establecer una institución nacional independiente de derechos humanos en Cuba de conformidad con los Principios de París.
Emitir invitaciones permanentes al Relator Especial de las Naciones Unidas sobre Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles e Inhumanos o Degradantes y al Relator Especial sobre Ejecuciones Extrajudiciales, Sumarias o Arbitrarias, asegurándose de que estas incluyan interacciones libres con víctimas y familiares de víctimas, miembros de la independencia de Cuba. sociedad civil y defensores de los derechos humanos.
Exigir que Cuba ratifique el Protocolo Facultativo de la Convención contra la Tortura y que su legislación interna se armonice con todos los instrumentos internacionales de derechos humanos que protegen los derechos de las personas detenidas.
Testimonios excepcionales



Lo invitamos a ver la entrevista de un testigo del ex preso político y embajador, Armando Valladares , donde relata brevemente el asesinato del compañero preso político Ernesto Díaz Madruga por un guardia de la prisión. Esta es la primera de una serie de seis entrevistas de solo 2 a 3 minutos cada una que fueron filmadas recientemente por el galardonado cineasta cubano Eliecer Jiménez Almeida. Se lanzarán más entrevistas en las próximas semanas.

Escuche nuestros dos podcasts en inglés de una serie que esperamos continuar. El episodio más reciente es el testimonio del pastor bautista Mario Felix Lleonart sobre su vida y el asesinato extrajudicial de Juan Wilfredo Soto , que ayudó a impulsar su activismo de derechos humanos . El primer episodio contiene el testimonio de Sebastián Arcos sobre la muerte de su padre . 

Nuestra base de datos de muertes y desapariciones documentadas actualmente tiene 11,120
registros de casos individuales, de los cuales 7,735 se atribuyen al régimen de Castro

Cuba crea nuevos escuadrones de la milicia para hacer frente a la ‘indisciplina social’ y ‘el flagelo de la cola’



De nuestra Oficina de Represión Socialista Altamente Creativa

Esto no es una broma. No. Es de verdad. Es “el flagelo de los coleros”.

Los cubanos que no pertenecen a la oligarquía gobernante necesitan hacer cola durante horas hoy en día solo para obtener las necesidades básicas de la vida. Es la nueva normalidad, gracias a la plaga, el colapso de Venezuela y la repentina muerte del alboroto turístico del apartheid.

Pero el gobierno quiere que los cubanos crean que la escasez es causada por “acumuladores” que revenden lo que compran a un precio más alto, por egoísmo e “indisciplina social”. Esta es exactamente la misma excusa tonta que se ha utilizado para la escasez en Venezuela durante muchos años, desde que su economía comenzó a colapsar bajo Hugo Chávez.

Entonces, ahora Castro, Inc. ha sustituido a matones para hostigar a las personas que esperan en la fila, sin permitir que nadie más que la persona que comenzó a hacer cola, probablemente al amanecer, reciba las escasas raciones que se distribuyen al atardecer. Esto significa que nadie puede reemplazarlo temporalmente, incluso en una emergencia.

Además de todo esto, Castro, Inc. debe hacer valer su poder de matones y mantener a los cubanos lo más hostigados posible, para que no se vuelvan demasiado optimistas.

Incluso antes de que se formaran estos escuadrones de cola, más de 1,000 cubanos fueron arrestados en La Habana por “indisciplina social” mientras hacían cola para comer.

Tienes que reírte a carcajadas con la terminología castronoide: “indisciplina social” … “El flagelo de los coleros” …

Castro, Inc. se jacta de que estos matones de los queuebusters han recibido capacitación especial sobre cómo no ser corruptos. Decir ah. Buena suerte con eso. Y, al parecer, los escuadrones provienen del mismo grupo de delincuentes sociópatas que participan en actos de repudio.

Si. ¡Justicia social! ¡Elimina la ” indisciplina social “! Recuerde la ley de Bernie: “¡Las líneas de pan son buenas!”

Cuando la comida escasea en tu vecindario, ¿a quién vas a llamar? Queuebusters!

Si hay poca comida y las colas son largas, ¿a quién vas a llamar? Queuebusters!

Traducido libremente y ligeramente resumido de CiberCuba


El gobernante Partido Comunista de Cuba (PCC) en Holguín ha encontrado una solución para terminar con la reventa, el acaparamiento, el aumento de los precios y la escasez de productos básicos que afectan a la provincia (y al resto del país). El experimento se presentó este sábado en diferentes partes del territorio, donde se llevaron a cabo eventos de graduación para los responsables de llevar a cabo la ‘Operación para confrontar las conductas de los’ Coleros ‘ (personas que hacen cola para obtener productos) y revendedores’.

Este tipo de milicia anticolero está compuesta por cuadros del Partido Comunista de Cuba (PCC), la Central de Trabajadores de Cuba, agentes de la Policía Nacional Revolucionaria, las Fuerzas Armadas Revolucionarias, el Comité para la Defensa de la Revolución. y la Federación de Mujeres Cubanas. Juntos controlarán las colas en 120 unidades comerciales y mercados ubicados en los 14 municipios de Holguín, según informó el periódico local Ahora.

El jefe de los grupos anticoleros, Juan Miguel Morán, coordinador de Programas y Objetivos de Defensa en el gobierno provincial, en una arenga a los agentes recién comisionados, marcó los objetivos clave de esta ‘operación de choque’: organizar las colas en orden de llegada, eliminar listas y turnos y controlar que las compras se realicen en persona. De esta manera, advierte que dispararán contra aquellos que han hecho de la reventa una forma de vida.

Los miembros de estas milicias anticoleros en Holguín han recibido entrenamiento especial para combatir “el flagelo de los coleros”, sin contaminarse en el intento. Y para ser tomados en serio, sus miembros recibieron honorablemente la bandera cubana y un portavoz dijo en nombre de todos que su misión es “proteger a la población”.

Las nuevas milicias de Holguín se unen a la ofensiva que la Policía llevó a cabo en julio en La Habana, donde más de mil colegas han sido detenidos.

Los escuadrones anticoleros que se acaban de formar en Holguín se unen a otras iniciativas repartidas por toda la isla para controlar colas como los ‘Amarillos’ que proliferaron en la década de 1990 para aliviar la crisis del transporte público durante el Período Especial.

No es la primera vez que el Partido Comunista organiza este tipo de grupos paramilitares para controlar lo que llaman “indisciplina social”. Dichas iniciativas incluyen, por ejemplo, Brigadas de Respuesta Rápida.


¿Es Cuba aún una sociedad estructuralmente racista?

El histórico racismo cubano se ha solapado durante la época castrista y sobrevive en una discriminación a la población de origen africano que en general es más pobre y menos educada


Ernesto Guevara, el Che, escribió en uno de sus diarios: «Los negros, esos magníficos ejemplares de la raza africana, han conservado la pureza racial gracias a su escasa inclinación al aseo… El negro es indolente y caprichoso, y se gasta el dinero en frivolidades». 

En esas palabras, que el argentino escribía antes de participar en la instalación de la dictadura comunista cubana, se condensa una realidad que el régimen de la isla siempre ha intentado esconder: el racismo en la revolución cubana.

Y hay hechos que prueban que el racismo en Cuba es estructural y además es sostenido institucionalmente por la tiranía comunista.

Un ejemplo es que a pesar de que se estima que la población cubana está integrada en un 60% por negros, los censos oficiales representan que el 65% de la población es blanca. El negro está condenado a no existir en Cuba.

La población negra en Cuba vive en las peores casas de la isla.

Raíz histórica

El racismo está arraigado en la isla desde la época en que era un centro para el tráfico de esclavos. Luego también fue un lugar que albergaba extensas plantaciones de caña trabajadas con mano de obra esclava.

Quintín Banderas, un héroe de las guerras de independencia, se ganó a pulso su ascenso hasta general. Pero una vez terminada la guerra terminó siendo un barrendero. Ser negro era un impedimento para ocupar una alta posición gubernamental.

Con la llegada de los Castro al poder las cosas no cambiaron. En un artículo escrito por el psicólogo cubano exiliado, Ramón Humberto Colás, se recogen algunos de los logros raciales del castrismo.

Los negros, sostiene Colás, viven una situación estructural de marginación en la isla.

Es la población de piel más oscura la que vive en las peores casas, la que representa a la mayoría de la población carcelaria y son los más señalados como responsables de actos delictivos.

En contraste, los negros cubanos son la minoría en las universidades, los que tienen menor acceso a moneda libremente convertible y los negros que tienen automóvil son minoría también.

La representación en la política de los descendientes de africanos en Cuba es mínima también. Son los menos en el cuerpo diplomático y son igualmente escasos en la alta directiva del Partido Comunista Cubano.

Pero cuando Fidel Castro emprendió sus aventuras bélicas en el continente africano, la mayoría de los soldados cubanos que fueron a morir lejos de su tierra, también eran negros.

La población descendiente de africanos en Cuba tiene menor acceso a las universidades.

Como a esclavos fugitivos

El pecado del negro disidente es mayor para la tiranía castrista. Se les trataba como a los esclavos fugitivos que cuando eran recapturados morían a latigazos como castigos, reflexiona Colás.

Así les pasó a los tres jóvenes cubanos mulatos ejecutados sumarialmente en abril de 2003 cuando intentaban huir a los Estados Unidos. En menos de una semana se les siguió un juicio que terminó con una condena a muerte que pretendía servir de escarmiento.

El mismo destino de muerte lo vivió el opositor negro Orlando Zapata, quién murió en medio de una huelga de hambre mientras era prisionero del régimen castrista.

Otros, como Guillermo Fariña, sufrieron el acoso policial del régimen comunista que cada tanto lo encarcela y lo persigue para evitar que se exprese libremente.

Ser negro en Cuba, es un agravante en cualquier circunstancia.

La situación, lejos de ser reconocida por el régimen, es estimulada y después de 60 años de revolución, el abierto racismo institucional en Cuba es un tema que sigue sin resolver.

«Con la salida de Raúl Castro, el naciente poscastrismo tendrá que decidir si mantiene esta línea que limita y condiciona el nivel de integración de los negros y mulatos en la sociedad de la isla. Hoy, siguen perteneciendo al estrato más pobre de la población y son además apartados del mundo que se crea lentamente para los blancos: una Cuba digitalizada, más abierta hacia el exterior, que utiliza divisas y experimenta con una actividad económica privada», escribió el ensayista francés Jean Francois Fogel, en un artículo sobre el tema para el New York Times.

Para Fogel, la revolución cubana no superó la herencia historia que mantiene a los negros lejos del poder.

«Este tono miedoso frente a la población negra ha estado siempre: durante los 57 años de República y también durante los sesenta años de Revolución. Con o sin un campo socialista, en una democracia representativa o en un régimen autoritario, la relación de Cuba con la población afrocubana ha sido excluyente», afirmó Fogel.

«Cuba nunca tuvo un sistema muy formalizado de segregación, pero la relación entre cubanos blancos y de color obedece a una regla tácita de convivencia conocida por todos. Tiene su punto de equilibrio en un lema heredado del colonialismo y que continúa vigente: “Juntos, pero no revueltos; cada cosa en su lugar”.

El censo de 2012 estableció en Cuba tres segmentos de población: blanco, negro y mulato, con 64,1 por ciento de blancos; 9,3 por ciento de negros y 26,6 por ciento de población mulata. Pero, en realidad, solo hay dos culturas: la de los blancos, en el poder político, y la de los otros.

Para el escritor Orlando Freire Santana, la propaganda castrista ha utilizado los episodios de tensiones raciales en Estados Unidos, como el reciente caso de la muerte del afroamericano George Floyd a manos de un policía blanco, para hacer ver que la sociedad norteamericana es estructuralmente racista.

«Un reciente artículo periodístico del poeta y ensayista Víctor Fowler se inscribe también en semejante enfoque. Después de opinar acerca de la imposibilidad del sistema imperante en Estados Unidos para no producir desigualdad, rabia y excrecencias, el articulista escribe que “en esta mirada, el racismo no es coyuntural ni episódico, sino estructural y continuado (bajo las más diversas formas), y más allá de la violencia puntual contra una persona afroamericana”, escribió Freire.

Sin embargo, la realidad es que «el castrismo prefiere ver la paja en el ojo ajeno y no la del suyo propio».

«Un racismo subjetivo también anida en la mente de muchos cubanos de hoy. Son los padres de una muchacha blanca que por nada del mundo acepta que su hija se case con un mestizo; o esos directores cubanos de cine o la televisión que a la hora de escoger a un galán jamás se fijan en un actor de piel negra».

«Lo anterior sin contar con evidencias no tan subjetivas que impactan en la Cuba de hoy, como el bajo número de mestizos como propietarios de negocios particulares; su mayoritaria presencia, en cambio, en las cárceles del país; o las ciudadelas y barrios marginales habitados mayormente por ciudadanos de piel oscura».

«Entonces, ¿por qué ver solo la paja en el ojo ajeno, y olvidar la del suyo propio?»

martes, 23 de junio de 2020

Pastor cubano irá a juicio; líderes apostólicos denuncian incremento de represión

Evangelistas en Sancti Spíritus siguen el culto bajo la dirección del pastor Yasser Caraballoso. (Facebook)
En medio de la crisis sanitaria por el coronavirus y la escasez de alimentos en el país, las Iglesias Apostólicas se dieron a la tarea de suministrar, con sus propios recursos, raciones de comida a los más necesitados en sus comunidades, lo que ha provocado más hostigamiento por parte de las instituciones oficiales, denuncian pastores entrevistados por Radio Martí.

El viernes fue detenido en Cabaiguán, el pastor espirituano Yasser Caraballo, quien también es cuentapropista, con licencia de criador de ganado porcino.

Este lunes en la tarde fue liberado bajo fianza y será llevado a juicio por el delito de receptación, así lo informó el propio Caraballo a través del director del Instituto Patmos, el pastor bautista Mario Félix Lleonart.



“Pusieron 1.000 pesos de fianza y pendiente un juicio porque se me acusa del delito de receptación por el simple hecho de comprar 100 sacos de maíz a un campesino”, explicó el pastor.
Las autoridades le decomisaron el maíz y lo forzaron a vender algunos puercos “a cuatro pesos la libra”, añadió.

El líder del Ministerio Internacional Sendas de Justicia, el apóstol Alaín Toledano, destaca el que el delito de Caraballo es haber alimentado a su comunidad con sus propios recursos en medio de la crisis.
“Ahora, en la cuarentena, muchos de sus puercos Yasser los sacrificó y le dio a la gente necesitada en su ciudad”, afirmó Toledano.
Yoel Demetrio, quien preside la Iglesia Misionera de Cuba en Las Tunas, cuenta que ellos tienen un compromiso social, a pesar de la resistencia de las autoridades, quienes responden con más persecución.
“Pudimos asistir a personas que estaban desvalidos. Ellos (las autoridades) lo que no quieren es la membresía de la Iglesia, porque la Iglesia reúne más personas que los CDR (el órgano de vigilancia del régimen, Comités de Defensa de la Revolución), más personas que la federación (la oficialista Federación de Mujeres Cubanas)”, señaló Demetrio.
También en el territorio tunero, Mario Jorge Travieso, líder del Ministerio Viento Recio, afirma que, desde antes del coronavirus, ellos reparten ayuda a los más vulnerables, labor que la policía política califica de oposición al gobierno.
"Estamos en un momento difícil en los alimentos, y la Iglesia está aportando lo que puede", subrayó. Con la represión en respuesta a esta ayuda, el régimen cubano "está dando una panorámica de lo que realmente es, que estamos en una dictadura", concluyó Travieso.
En Santiago de Cuba, Toledano cataloga de “Maquinaria de Maldad” la estrategia de la Seguridad del Estado contra su ministerio. "Toda la gente cercana a nosotros está recibiendo ataques directos de la Seguridad del Estado, tanto en la Iglesia local como en la que tenemos [a nivel] nacional", afirmó.
La Organización Solidaridad Cristiana Mundial, el Instituto Patmos y líderes religiosos en la isla han denunciado que el Partido Comunista de Cuba, a través de su Oficina de Asuntos Religiosos y el Ministerio de Justicia, controlan la mayoría de los aspectos de la vida religiosa en la isla.
El régimen cubano continuó usando amenazas, detenciones, violencia y otras tácticas coercitivas para restringir a ciertos grupos religiosos y las actividades de sus líderes y seguidores, expresa igualmente el Departamento de Estado de EEUU en su Reporte Internacional de Libertad Religiosa correspondiente a 2019.

domingo, 21 de junio de 2020

El rompecabezas económico cubano frente a la pandemia

La pandemia de Covid-19 genera diversos efectos negativos sobre la economía cubana. Pero a diferencia de los oscuros momentos de la década de 1990, el sector privado y cooperativo conjugan volumen y sofisticación. Para avanzar en las reformas, el país debe reconciliarse con un entramado social heterogéneo que le permita desatar el potencial emprendedor de la población cubana. Al mismo tiempo, existe el desafío de adaptar el viejo sistema de protección social a la nueva realidad.


La emergencia de salud derivada del Covid-19 tiene implicaciones económicas para todos los países, pero su impacto no es simétrico. Aunque es una característica típica de países en desarrollo, la economía cubana es muy sensible a la disponibilidad de divisas, de la que dependen las importaciones. Las compras externas son claves para sostener el consumo y la producción. Una crisis de estas proporciones solo puede empeorar el ya precario estado de la balanza de pagos de la isla.

El golpe será contundente. El Fondo Monetario Internacional (FMI) predice una caída de 6,1% del PIB en las economías desarrolladas. La Organización Mundial de Comercio (OMS) anticipa un retroceso del intercambio comercial de hasta un tercio. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) pronostica un descenso de 5,6% en la producción de la región. Estos guarismos son mucho peores que en la recesión de 2009. En los niveles sectoriales, el turismo y la aviación se cuentan entre los más afectados. La Organización Mundial del Turismo (OMT) anticipa un severo desplome de los viajes. De momento, la Unión Europea planea mantener las fronteras comunitarias cerradas hasta septiembre. Las economías más dependientes del sector recibirán un impacto superior, entre las que se incluyen el Caribe y, por supuesto, Cuba.

El impacto económico


La actividad productiva de la isla se venía desacelerando notablemente desde 2016. El crecimiento económico se redujo a la mitad entre 2016 y 2019, comparado con el periodo 2010-2015. En ello intervinieron factores tales como la crisis económica en Venezuela, la cancelación de contratos para prestación de servicios médicos (Brasil), el fin de la bonanza en el turismo internacional, el efecto de nuevas sanciones de Estados Unidos y las contradicciones de la reforma económica interna. La ponderación de uno u otro factor continúa siendo un tema de amplio debate en el país. Para el ciudadano medio, el síntoma más claro de los problemas económicos es la creciente escasez de productos de todo tipo, que incluye artículos de primera necesidad como alimentos, medicinas y combustible. Estos efectos se dejaron sentir ya desde diciembre de 2018. Las autoridades habían introducido medidas de ahorro de energía tan temprano como en el verano de 2016.

Entre los principales socios comerciales de Cuba, solo China tiene una predicción de crecimiento positivo para 2020, y es de 1,2%. Venezuela y España (primero y cuarto socios comerciales) se encuentran entre los más afectados. En el caso de Venezuela, con el efecto añadido del colapso de los precios del petróleo. La propia Cepal estima una contracción de 3,7% del PIB cubano, una cifra que con toda seguridad será revisada a la baja a mediados de año. El escenario es muy complejo, aunque es improbable un retorno al tristemente célebre Periodo Especial de principios de los años 90. El tejido productivo es más diversificado, la economía está más integrada al resto del mundo y los hogares no son tan dependientes del Estado para la satisfacción de sus necesidades vitales. De hecho, una parte muy significativa de sus ingresos provienen de remesas, visitantes extranjeros o negocios internacionales. La isla es más resiliente, pero sus habitantes son menos tolerantes a estrecheces materiales.

El impacto llega por múltiples canales. La contracción económica en los principales centros económicos tira hacia abajo la demanda externa. Un aspecto singular de la estructura económica cubana es que más de las dos terceras partes de las exportaciones se vinculan directamente a la salud y las personas (servicios médicos, medicamentos, turismo). Las ventas de níquel pueden verse gravemente afectadas a partir del hundimiento de las inversiones y la construcción. El metal y el azúcar ya venían sufriendo bajas cotizaciones, que pueden deprimirse aún más. A primera vista, el abaratamiento del petróleo luce como una buena noticia para un importador neto como Cuba, pero un análisis más atento relativiza esa apreciación. Varios de sus socios más cercanos, como Venezuela, Angola, Argelia, Qatar o Rusia, se verán severamente afectados, lo que puede rebotar en contra del comercio y el crédito.

En este escenario, los medicamentos tendrían una mejor perspectiva. La gran incógnita son los servicios médicos, ya que no están claras las condiciones para que Cuba logre «monetizar» esta emergencia sanitaria. El modelo de venta de servicios de salud basado en el envío de profesionales despegó a partir de 2005 en el mercado venezolano. Desde sus inicios, se ha basado en acuerdos intergubernamentales, en muchos casos favorecidos por la sintonía política entre los gobiernos. En años recientes, ha sido objeto de diferentes críticas, aunque no todas tienen las mismas motivaciones. Existen líneas ideológicas reconocibles en la procedencia de esas detracciones, además de que tienen como objetivo una de las principales fuentes de ingreso del país.

El punto más álgido es la forma de pago a los profesionales. Las retenciones más comunes suponen que más de la mitad del pago total es transferido al Estado cubano. Un análisis del asunto requiere un abordaje integral de las condiciones de prestación del servicio, y el hecho de que la financiación de los estudios superiores corre a cargo del presupuesto central, es decir, los paga toda la sociedad. Los países con Estados de Bienestar más avanzados tienden a tener impuestos a los salarios relativamente altos, que en países como Alemania pueden llegar a 50%. Por el hecho de que Cuba parece tener una ventaja competitiva en la prestación de servicios médicos, la sostenibilidad de ese modelo debería ser una cuestión de máxima importancia, y ello pasa por la disponibilidad y motivación del personal. Si la epidemia de Covid-19 induce un incremento a largo plazo del gasto sanitario, en un contexto de escasez de personal de salud, Cuba podría encontrar un nicho de mercado. En todo caso, la penetración de mercados más lucrativos y estables exigirá la readecuación del modelo de negocios, incluyendo los requisitos de contratación de los profesionales.

El turismo es una actividad fundamental para la isla. Y lo es también para muchos hogares y pequeños negocios. La prolongación del cierre de fronteras es una gran amenaza, como lo pueden ser cambios permanentes en los hábitos de viaje. Cada mes de cierre representa una pérdida de unos 140 millones de dólares. Hasta febrero, ya el arribo de visitantes mostraba una clara tendencia a la baja. Por otro lado, aunque la inversión extranjera no exhibía el avance esperado y las sanciones de Estados Unidos habían aumentado el riesgo asociado a esta actividad, el deterioro de las condiciones financieras internacionales supone un nuevo tropiezo. Cabe esperar que las autoridades cubanas busquen alivio adicional en sus acreedores. Antes de la epidemia, Cuba había negociado una posposición del pago de una parte de su compromiso de 2019 relacionado con el Club de París.

Tradicionalmente se ha considerado que los emigrados cubanos son muy fieles a sus familias, pero el desempleo masivo en Estados Unidos, donde vive la inmensa mayoría de esa diáspora, tendrá un impacto indiscutible. Por ejemplo, The Havana Consulting Group calcula caídas de entre 20-30% en los flujos. Los canales informales están, de momento, cancelados. Un efecto colateral es que el fortalecimiento de las vías formales va a canalizar recursos adicionales hacia el sistema financiero de la isla.

Hacia una nueva etapa en la política económica


Cuba llega a esta fase recesiva mundial con grandes vulnerabilidades que no pudieron resolverse en esta última década de reformas y se han agravado por las medidas de presión de la Casa Blanca. Las autoridades deberían evitar el error de confundir la revalorización de lo público y la efectividad de un manejo centralizado, a todas luces imprescindible en estas circunstancias, con la reforma necesaria e impostergable del modelo económico cubano.

El paquete de respuesta debe observar la situación de partida de los hogares, que es muy diferente del panorama de hace tres décadas. La estratificación social ha crecido, por lo que no todos van a verse afectados de la misma manera. Según expertos, 16% de los hogares cubanos tendría problemas para satisfacer algunas necesidades básicas. En este contexto se requiere la combinación de medidas universales junto con otras focalizadas en los grupos de riesgo. La capacidad de implementar paquetes de estímulo fiscal o monetario es muy limitada. El déficit en las cuentas públicas se ha disparado y la liquidez monetaria en manos de la población ha crecido 10 puntos porcentuales desde 2013, un síntoma claro de inflación reprimida. En estas circunstancias, se proponen aspectos a tener en cuenta para un programa mínimo que permita simultáneamente lidiar con la emergencia y rescatar la reforma económica.

Si la enorme inversión hotelera no estaba en correspondencia con niveles de ocupación lineal decrecientes, en las actuales condiciones solo cabe un replanteamiento a fondo de su ritmo y magnitud. El turismo será en cualquier caso un sector clave en la recuperación, pero la sobredependencia de una actividad ha probado ser nefasta en demasiadas ocasiones. Esta puede ser una oportunidad para repensar las bases sectoriales de la estructura productiva en los próximos años. ¿Cómo se posiciona el país si tienen lugar cambios permanentes en los patrones de viaje?

El contexto actual brinda una oportunidad insospechada para la reforma monetaria y cambiaria. La disminución brusca de la actividad económica y el aumento del racionamiento facilitarían la introducción de los cambios necesarios. En el plano político, cualquier efecto adverso no sería más grave que los derivados de los tropiezos del comercio minorista y la escasez generalizada. La gran lección es que mañana puede ser demasiado tarde: luego de décadas posponiendo el tránsito hacia un esquema monetario más sensato, las condiciones solo han empeorado.

Más allá de ayudas puntuales, las autoridades deben concebir un esquema universal de protección del ingreso y el consumo de las familias que incluya incentivos para la formalización y abarque los distintos grupos vulnerables: trabajadores y trabajadoras de sectores cuyo nivel de actividad disminuye bruscamente y donde el teletrabajo no es posible (servicios, manufactura no esencial); personas mayores de 60 años −más de 20% de la de la población cubana está en esta categoría−, de las que 343.000 viven solas; empleo informal y trabajadores contratados en el sector privado. Asimismo, el teletrabajo es una opción limitada no solo por la estructura de las ocupaciones, sino por el retraso de la infraestructura de comunicaciones. Se pueden ensayar esquemas con el sistema bancario para aminorar el impacto en el presupuesto. La ampliación del racionamiento es inevitable en el corto plazo y sirve al objetivo de extender cierta protección a aquellos que no califican para apoyo monetario directo. A su vez, una lista limitada de productos protege las finanzas públicas y permite mantener circuitos de aprovisionamiento que viabilicen la actividad empresarial, pública y privada. La distorsión más evidente es que el modelo de protección social ha permanecido anclado en un pasado de igualdad de ingresos que no se reproducirá en el futuro mediato.

En estos momentos, la economía necesita máxima flexibilidad para facilitar la recuperación del empleo. Desde 2010, dejando a un lado el ámbito informal, el sector privado ha sido el mayor generador de puestos de trabajo, y sus contribuciones al presupuesto se han multiplicado por cuatro. Pero el «cuentapropismo» enfrenta desafíos en muchos frentes. Por un lado, el marco regulatorio sigue siendo altamente restrictivo, incluso contradictorio respecto a los propios objetivos declarados en la reforma. Por ejemplo, en un país urgido de llevar adelante una reestructuración profunda de las empresas estatales, el código impositivo penaliza a los negocios que contratan más cantidad de de empleados. Las categorías aprobadas para el sector tienen poco que ver con el perfil educacional de la fuerza de trabajo. Cuba reconoce la inversión educativa como uno de sus mayores logros. La ausencia de un debate profundo sobre el tema y la limitada resonancia de los espacios donde sí tiene lugar alimentan percepciones estereotipadas y poco informadas sobre su papel en la economía y sobre todo el futuro económico de la nación.

Cualquier intento de revitalización debe considerar aquellas debilidades junto con otras propias de la coyuntura actual. Un problema inmediato es el acceso a insumos, lo que se podría intentar resolver ampliando la lista de productos que se expenden denominados en moneda extranjera. Ya este paso se había tomado con anterioridad, la novedad sería propiciar la utilización de las divisas en la inversión y creación de empleo. Para ello es importante disipar la incertidumbre sobre el futuro de los negocios. Se podría explorar el adelanto de algunas normas jurídicas del calendario legislativo que están directamente vinculadas a la actividad productiva, como la Ley de Empresas, Asociaciones y Sociedades Mercantiles, cuya aprobación está prevista recién para 2022. La carencia más notoria del enfoque hacia el sector es que no se ha logrado consagrar su integración orgánica al sistema productivo y social, a pesar de incontables discursos que reclaman desterrar los estereotipos. En ese marco, el país está llamado a seguir confrontando crecientes perturbaciones.

Las oportunidad de la pandemia


La pandemia deja lecciones claras respecto a la necesidad de acelerar el despliegue de redes confiables y servicios en línea. Muchos negocios privados, formales e informales, se dedican a la programación y la creación de servicios de tecnologías de información y comunicación (TIC), mientras que demasiados profesionales y técnicos abandonan la isla. Esta puede ser una oportunidad para consensuar una agenda conjunta para fortalecer la infraestructura y los servicios conexos, incluyendo las plataformas para las compras en línea, cuyo lanzamiento se ha caracterizado por la inestabilidad y el mal servicio. La asociación puede extenderse a los servicios de entrega, donde ya funcionan varios emprendimientos. La atención al cliente es otra de las áreas en las que se podrían idear esquemas de asociación, mediante la gestión de centros de llamadas (call centers).

En sintonía con lo anterior, sería conveniente regular los precios y la distribución de productos agropecuarios mediante comités conjuntos entre las autoridades y el sector privado y cooperativo. El objetivo debe ser maximizar la producción y garantizar la llegada de las producciones a los consumidores. Los controles desactualizados de precios y su aplicación divorciada de las condiciones reales han empeorado la escasez. Esto se podría combinar con un nuevo enfoque hacia la propiedad y administración de la tierra, lo que se ha pospuesto innecesariamente debido a rezagos ideopolíticos. Cuba ha vuelto una y otra vez sobre el tema agropecuario, dos veces desde 1990, sin conseguir el objetivo declarado de aumentar apreciablemente el nivel de autosuficiencia. Parece claro que el enfoque actual no está dando resultados, los problemas son serios y van más allá de la producción. En este ámbito también se podría considerar la aprobación de normas jurídicas incluidas en el calendario legislativo, como la Ley de Tierras y el modelo de gestión del sector agropecuario, comercialización de insumos, equipamientos y servicios agropecuarios (consideradas solo para 2022).

El cierre de fronteras también afecta severamente la importación individual de mercancías, uno de los canales de suministros usados por muchos emprendimientos. Panamá, México, Guyana, Estados Unidos, Haití y Rusia eran destinos muy populares para productos cubanos. Se ha estimado que las compras totales se situaban entre 1.500 y 2.000 millones de dólares anuales. Solamente en la Zona Libre de Colón, en Panamá, se hicieron encargos valorados en varios cientos de millones de dólares. Desde la flexibilización de la ley migratoria, los viajes de cubanos al extranjero se han más que duplicado. Una vez que se comience a normalizar el tráfico aéreo, se podría considerar flexibilizar los límites establecidos para la importación de mercancías, para suavizar la escasez y habilitar otro canal de suministro al sector privado.

Cuba tiene ante sí un dilema. O se encierra en sí misma y termina de sepultar la agenda de cambio que tanto entusiasmo despertó a inicios de la década pasada, o se reconcilia con un entramado social heterogéneo que le permita desatar el potencial de un pueblo emprendedor y sacrificado. Se puede administrar otra crisis o relanzar las transformaciones hacia un modelo de progreso social y prosperidad.

A diferencia de los oscuros momentos de la década de 1990, el sector privado y cooperativo conjugan volumen y sofisticación. Sus redes externas son más densas y diversas. Cuba hace mucho que es más que restaurantes y bellas playas, casas de renta y buena música. Sería lamentable equiparar el manejo de la pandemia con el programa económico que necesita el país para dar contenido a las promesas de bienestar y desarrollo. De momento, hay señales en uno u otro sentido. Las redes sociales, que se han convertido en un espejo de la realidad nacional, transpiran igualmente optimismo y desesperanza. El gobierno cubano no es responsable de la pandemia, pero todo lo que dejó de hacer o se hizo a medias incide en las condiciones en que llega a este complejo escenario. Circunstancias excepcionales pueden servir para forjar los consensos necesarios. El rompecabezas hay que leerlo en clave política.

jueves, 18 de junio de 2020

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