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domingo, 28 de junio de 2020

CUBA: LIBERADOS CRIMINALES, Y DETENIDOS LOS ACTIVISTAS DE DERECHOS CIVILES

ISHR exige la liberación del defensor de derechos humanos y periodista detenido Roberto de Jesús Quiñones.


El gobierno cubano dijo que liberó a más de 10,000 personas de las cárceles durante la pandemia de coronavirus. La Sociedad Internacional de Derechos Humanos (ISHR) critica que los presos políticos todavía están detenidos. La organización de derechos humanos con sede en Frankfurt insta al régimen a liberar a los presos políticos lo antes posible para protegerlos de la infección con Covid-19.
Campaña de protesta frente a la embajada de Cuba en Washington © 
El ISHR está particularmente preocupado por el periodista y defensor de los derechos humanos Roberto de Jesús Quiñones, quien fue sentenciado a un año en agosto de 2019 por defender los derechos humanos en Cuba en sus artículos. Debido a la falta de atención en la detención, tiene graves problemas de salud que lo hacen más susceptible a la infección por el virus. Esto también lo señala su familia, quien recientemente presentó una solicitud de libertad condicional para él.
La Cruz Roja Internacional no ha tenido acceso a las cárceles cubanas por más de 20 años. Sin embargo, el ISHR sabe por informes de ex presos políticos que los centros de detención están superpoblados, por lo que ninguno de los reclusos puede mantenerse a una distancia suficiente de sus compañeros para protegerse de la infección. Además, el suministro de alimentos y atención médica es deficiente.
“Es una farsa y un cálculo puro del gobierno cubano liberar a miles de delincuentes, pero continuar exponiendo a los activistas de derechos civiles en las células al riesgo de infección por el virus de la corona. Roberto Quiñones no es culpable de ningún delito y ya ha cumplido más de la mitad de su sentencia, por lo que el ISHR exige su liberación inmediata ”, dijo Martin Lessenthin, presidente de la junta del ISHR.

Se impide el periodismo independiente.

Según cifras oficiales, más de 1,000 personas han sido detenidas en la isla caribeña por delitos relacionados con la pandemia. Los opositores del gobierno y los activistas por la democracia en particular están cada vez más enfocados y deben temer los castigos. “El régimen cubano no está preocupado por el bienestar de sus ciudadanos, sino solo por el mantenimiento del poder y la moneda extranjera. El decreto ley 370 se está utilizando ahora para evitar informes críticos sobre la respuesta del gobierno a la crisis y el periodismo independiente en general ”, subraya el ISHR. El decreto ley 370, que regula el uso de Internet en Cuba y, por lo tanto, el control gubernamental sobre las actividades en línea de sus ciudadanos, entró en vigencia el 4 de julio de 2019 y proporciona la base legal para castigar arbitrariamente los informes críticos.

Debido a la censura impresión azucarada de la situación

Hasta ahora, al menos doce periodistas críticos con el régimen han sido multados con 3.000 pesos por sus actividades en línea. El periodista Roberto Quiñones incluso fue sentenciado a un año de prisión por informar sobre el juicio de un pastor evangélico. Defensores de los derechos humanos y periodistas cubanos han lanzado una petición contra este decreto ley, que cuenta con el respaldo de la ISHR.
“La libertad de opinión y la libertad de prensa son esenciales, pero ha habido una amplia censura estatal en Cuba durante décadas. Esto es particularmente devastador durante una pandemia porque a los cubanos mismos y a la comunidad internacional solo se les da una impresión azucarada de la situación ”, dijo el ISHR.

Roberto Quiñones - de abogado a periodista

Cuando Roberto de Jesús Quiñones todavía era un abogado independiente, fue sentenciado ilegalmente a cinco años en 1998. En ese momento hizo campaña por los derechos humanos de los ciudadanos cubanos y fue arrestado arbitrariamente sobre esta base. Después de su liberación, el estado cubano lo persiguió y se le prohibió trabajar. Es por eso que Quinones comenzó a trabajar como periodista independiente para el pueblo de Cuba. Por ejemplo, escribió para el sitio web de noticias CubaNet. El 22 de abril de 2019, informó sobre el juicio de una pareja cristiana condenada a prisión por enseñar a sus hijos desde casa. Cuando estaba en juicio, la policía lo golpeó y lo ató a la guardia. Cuando fue liberado cinco días después, las autoridades lo acusaron nuevamente. El 7 de agosto de 2019 El periodista fue sentenciado a un año de prisión por "resistencia" y "desobediencia" por el Tribunal de la Ciudad de Guantánamo durante su arresto en abril. Como se negó a pagar la pena, fue enviado a prisión.

HUELGA DE HAMBRE, OLA DE ARRESTOS Y REPRESIÓN EN CUBA

Cientos de cubanos dentro y fuera de Cuba han mantenido una huelga de hambre durante tres días. Piden la libertad de todos los presos políticos en Cuba y el fin de la represión estatal. Al mismo tiempo, una de las mayores oleadas de arrestos ha tenido lugar en Cuba durante mucho tiempo. ¿Cuales son las razones?

El régimen está en pánico porque las quejas en la atención médica son obvias debido a la pandemia de Corona y esto es criticado en público. Se trata de intimidar y silenciar a periodistas y blogueros.
Entre los manifestantes también se encontraba el disidente José Daniel Ferrer, quien recientemente fue liberado de una detención arbitraria de más de 100 días. Fue sentenciado a cuatro años y medio en arresto domiciliario. ¿Debería ser silenciado de alguna manera?
José Daniel Ferrer es la personalidad más importante del movimiento democrático cubano. Tuvo que sufrir mucho debido a sus constantes críticas al régimen. Esto también se aplica a su familia, que también es responsable. Como presidente del mayor movimiento opositor cubano, UNPACU, debe ser silenciado principalmente. La lógica del régimen es que si Ferrer calla, la UNPACU calla, el movimiento democrático cubano calla.
Los huelguistas también conmemoran al activista de derechos civiles Orlando Zapata Tamayo, quien murió hace nueve años. Fue el fundador y miembro de un movimiento de libertad en Las Tunas y participó activamente en el proyecto Varela. ¿Qué tan importante es el proyecto hoy?
Las demandas de ese tiempo siguen siendo relevantes hoy y viven entre los activistas de derechos civiles. Son un tabú y una cuestión de miedo a los comunistas cubanos totalitarios. La iniciativa Varela se originó en el movimiento social cristiano en Cuba, cuyos partidarios se han unido en gran medida al movimiento de derechos civiles de la UNPACU. Las famosas "Damas de Blanco" también apoyan las demandas del proyecto Varela de libertad de expresión, libertad de reunión, libertad de asociación, elecciones libres y reformas democráticas.
Los periodistas están particularmente afectados por la ola actual de arrestos. ¿Son los motivos de la detención principalmente sus informes de suministro insuficiente de alimentos en el contexto de la crisis de la corona o debido a la demanda de los derechos humanos?

Las demandas de los derechos humanos juegan un papel central. Siempre falta comida en Cuba. Hasta el día de hoy, la comida se raciona y se distribuye con tarjetas de alimentos. La demanda de transparencia es actualmente de gran importancia. La gente quiere saber por qué Cuba no cumple con los estándares de higiene en los centros médicos y por qué faltan médicos, medicamentos y desinfectantes en todas partes, pero Cuba al mismo tiempo envía equipos médicos a Europa y África para ayudar a combatir la pandemia de la corona. Los médicos en el extranjero son extrañados y la gente siente pena por ellos. Sienten lástima por ellos porque algunos de ellos tienen que trabajar fuera de su país en contra de su voluntad y, a pesar de su trabajo peligroso, están lejos de recibir el pago de la cantidad que es normal para los médicos extranjeros.

jueves, 25 de junio de 2020

ACLARANDO DUDAS Llama la atención, que quien se “sacrifica” subversivamente dentro de Cuba, rara vez, ve llegar el auxilio del “exilio”.

DEFINICIÓN DEDISIDENTE

En nuestro trabajo por responder a las interrogantes planteadas, citaremos algunos ejemplos, que nos permitirán ilustrar las afirmaciones. Aunque los casos son innumerables, evitaremos abusar de ellos.

Pero ¿qué significa ser disidente en Cuba? Veamos luego de su significado tres factores que caracterizan a los disidentes en la isla: el negocio, la cantidad y la calidad de sus integrantes.

Veamos a continuación algunas explicaciones sobre la palabra disidente, de tal manera que nos permitan formarnos un concepto más completo.

Dicho sencillamente, Disidente es quien diside. Disidir, por su parte, es separarse de una doctrina, creencia o conducta común. El concepto suele utilizarse con connotación política para nombrar a la persona que decide separarse de la comunidad o del partido del que formaba parte. El disidente deja de reconocer la legitimidad de la autoridad a la cual debía sometimiento.

Un disidente o grupo disidente, en un término general definido, es una persona u organización que, por diversas razones, está en desacuerdo con una política, doctrina o directriz establecida en un estado u organización, sea en lo político, religioso o institucional, que lleva a desacatarla y hasta desafiarla.

Uno de los usos más frecuentes del término aparece en los regímenes totalitarios para hacer referencia a aquellos que ejercen una oposición al sistema político y social imperante. Los disidentes suelen ser perseguidos, censurados, encarcelados, torturados e incluso fusilados por las autoridades.

Las consecuencias de la disidencia en ciertos países son brutales; pero, como en toda situación extrema provocada por el ser humano y su mala interpretación del concepto de libertad, surgen actos heroicos de personas que se atreven a enfrentarse a los grandes monstruos, poniendo en riesgo sus vidas para resolver problemas que afectan a toda una población, o al mundo entero.

Un concepto muy relacionado con la disidencia política es el derecho a la resistencia, el cual se reconoce a cualquier pueblo que se vea sometido a un gobierno no democrático (de origen ilegítimo).

La disidencia cubana es el conjunto de activistas cubanos opositores al régimen establecido en 1959 tras la Revolución cubana. Habitualmente han existido figuras individuales que mantenían una postura disidente, pero no ha sido hasta los años noventa, cuando estos ciudadanos se conformaron en grupos de oposición política al gobierno del país. Estos piden cambios en Cuba generalmente de manera pacífica. 

Varios de sus dirigentes y miembros han sido encarcelados en Cuba, acusados del delito de peligrosidad social, y han manifestado haber sido hostigados. Según este colectivo y diversas asociaciones, muchos de ellos fueron procesados por el hecho de ejercer su derecho a la libertad de expresión. Otros han optado por la opción de partir al exilio.

Los gobiernos de Fidel, Raúl Castro y Miguel Diaz-Canel acusan a los que están en el exilio de estar implicados en actos terroristas, y a los que se encuentran en el territorio nacional de ser "mercenarios del imperialismo estadounidense".

Surgen las preguntas: ¿Quiénes son los disidentes cubanos? ¿Cuál es el trabajo que realizan? ¿Qué motivaciones los llevan a disentir? ¿Cuál es la conducta del disidente?

Sobre la figura del disidente cubano, los grandes medios han creado una serie de falacias y han terminado invisibilizando y ocultando la realidad. De ahí que sea necesario abordar ese problema -el de la disidencia-, a partir de las investigaciones y no de los discursos periodísticos.

El negocio de la disidencia: 

¿En qué consiste el negocio? En que, quien se opone al Gobierno cubano, obtiene de parte de la Sección de Intereses de Norte América (SINA) en La Habana o de los grupos del “exilio” en Miami, un viaje o una recompensa económica en dólares o en especie: pero no todos tienen acceso a eso, hay quienes ni se enteran que su presidente resive ese dinero, y no resiben nada.

En este negocio existen los peces pequeños y los peces grandes (tiburones); los de los regalitos, son los primeros. Los nuevos ricos en Cuba. Llama la atención, que quien se “sacrifica” subversivamente dentro de Cuba, rara vez, ve llegar el auxilio del “exilio”. 

Santiago Echemendía Orsini, estuvo preso 17 años. Al referirse a su reclusión dice: 

“El presidio siempre ha constituido un punto para hacer política contra la Revolución. El gobierno norteamericano no tenía interés en sacarnos porque presos podíamos ser objeto de propaganda en contra de Cuba”. Y sobre el uso que hacen los grupos de Miami de ellos -en su condición de presos-, señala: “Un motivo para recoger dinero con el pretexto de realizar campañas con las que van a lograr nuestra libertad... Hay gente en Miami que tiene interés en que los presos no sean puestos en libertad. Eso no es ningún secreto. Pues nuestra prisión se convirtió en un negocio para esos señores. Nosotros tras las rejas y ellos sacando dólares a nuestro infortunio”.

Los presidentes de organizaciones muchos indomables, Y no me equivocó en el título, muchos se enriquecen su bolsillo y no ayudan a los miembros de su organizacion, porque en efecto se trata de gente silvestre y salvaje. Solamente se puede domar a los animales.

Estos que le roban a sus hermanos de luchas han superado en su “ferocidad” a los animales, porque, nadie los puede domar. Más bien, sucede un fenómeno inverso; aquellos indomables, tienen hoy, domesticado al “dócil”.

Pero no hay que confundir el ser mártir con la “ferocidad”. Esto de la indomabilidad tiene que ver más con la ignorancia, el odio, la ambición y el vandalismo. 

Los medios que en América Latina publicitan a los disidentes cubanos, se abstienen de hablar del negocio y del vandalismo de estos presidentes de algunas organizaciones. 

Yo particularmente, con anterioridad a principios del 2016 en una declaracion a la entrevista al periodista internacional Oscar Hansa, hable sobre este tema en particular, denucie estos actos ilicitos de mi presidente del movimiento en ese entonces, jamas ninguno de sus miembros en esos años que estube ahi resivimos la supuesta ayuda que se nos envia.

Esa gente nada tiene que ver con la política: “utilizan la situación política, pero no suelen ser activistas políticos.

Tipología de los disidentes:

Si pudiéramos hacer una breve tipología de la disidencia cubana tendríamos la siguiente:

1. El que se hace pasar por periodista independiente. En los últimos años ha aparecido en Cuba una gran cantidad de periodistas, sin siquiera haber estudiado periodismo.

2. El que se hace pasar por defensor de los derechos humanos. Si ha habido algo de lo que más se le ha acusado al Gobierno de Cuba ha sido sobre la situación de los derechos humanos. Pero la verdad es que casi no hay defensores, sino oportunistas. Aún así, existen en Cuba personajes disidentes que asumen la defensa de los derechos humanos, A LOS QUE YO LE LLAMO VERDADEROS DEFENSORES.

3. El que prefiere quedarse en Cuba y el que se va a miami a tomarse la coca cola del olvido, muchos se van porque tanta represion politica afecta su vida en general, a su familia a sus amigos y otros cuando resiben ese regalo y se van se toman la coca cola, ya toman la defensa de los derechos humanos como un cero a la izquierda y hay que ser realistas es pura verdad. Muchos oositores que se han ido han logrado lo que querian y dejaron de pensar en su pueblo, en eso por lo que una vez lucharon la libertad. 

De los que se quedan “disintiendo” muy pocos son defensores de los derechos humanos, tal vez muchos de ellos ni siquiera saben lo que significa derechos humanos. Y otros porque prefiere ser cabeza de ratón (en Cuba) antes que cola de león (en Miami). 

Como vimos al principio, ser disidente no era ningún delito. El disidente no aceptaba la autoridad o las leyes de la institución. Eran personas inconformes, que apostaban por algo distinto (se supone mejor). La persona disentía por voluntad propia; disentía porque estaba motivado por otros ideales o por otras creencias. Una actitud así era loable....

martes, 23 de junio de 2020

Pastor cubano irá a juicio; líderes apostólicos denuncian incremento de represión

Evangelistas en Sancti Spíritus siguen el culto bajo la dirección del pastor Yasser Caraballoso. (Facebook)
En medio de la crisis sanitaria por el coronavirus y la escasez de alimentos en el país, las Iglesias Apostólicas se dieron a la tarea de suministrar, con sus propios recursos, raciones de comida a los más necesitados en sus comunidades, lo que ha provocado más hostigamiento por parte de las instituciones oficiales, denuncian pastores entrevistados por Radio Martí.

El viernes fue detenido en Cabaiguán, el pastor espirituano Yasser Caraballo, quien también es cuentapropista, con licencia de criador de ganado porcino.

Este lunes en la tarde fue liberado bajo fianza y será llevado a juicio por el delito de receptación, así lo informó el propio Caraballo a través del director del Instituto Patmos, el pastor bautista Mario Félix Lleonart.



“Pusieron 1.000 pesos de fianza y pendiente un juicio porque se me acusa del delito de receptación por el simple hecho de comprar 100 sacos de maíz a un campesino”, explicó el pastor.
Las autoridades le decomisaron el maíz y lo forzaron a vender algunos puercos “a cuatro pesos la libra”, añadió.

El líder del Ministerio Internacional Sendas de Justicia, el apóstol Alaín Toledano, destaca el que el delito de Caraballo es haber alimentado a su comunidad con sus propios recursos en medio de la crisis.
“Ahora, en la cuarentena, muchos de sus puercos Yasser los sacrificó y le dio a la gente necesitada en su ciudad”, afirmó Toledano.
Yoel Demetrio, quien preside la Iglesia Misionera de Cuba en Las Tunas, cuenta que ellos tienen un compromiso social, a pesar de la resistencia de las autoridades, quienes responden con más persecución.
“Pudimos asistir a personas que estaban desvalidos. Ellos (las autoridades) lo que no quieren es la membresía de la Iglesia, porque la Iglesia reúne más personas que los CDR (el órgano de vigilancia del régimen, Comités de Defensa de la Revolución), más personas que la federación (la oficialista Federación de Mujeres Cubanas)”, señaló Demetrio.
También en el territorio tunero, Mario Jorge Travieso, líder del Ministerio Viento Recio, afirma que, desde antes del coronavirus, ellos reparten ayuda a los más vulnerables, labor que la policía política califica de oposición al gobierno.
"Estamos en un momento difícil en los alimentos, y la Iglesia está aportando lo que puede", subrayó. Con la represión en respuesta a esta ayuda, el régimen cubano "está dando una panorámica de lo que realmente es, que estamos en una dictadura", concluyó Travieso.
En Santiago de Cuba, Toledano cataloga de “Maquinaria de Maldad” la estrategia de la Seguridad del Estado contra su ministerio. "Toda la gente cercana a nosotros está recibiendo ataques directos de la Seguridad del Estado, tanto en la Iglesia local como en la que tenemos [a nivel] nacional", afirmó.
La Organización Solidaridad Cristiana Mundial, el Instituto Patmos y líderes religiosos en la isla han denunciado que el Partido Comunista de Cuba, a través de su Oficina de Asuntos Religiosos y el Ministerio de Justicia, controlan la mayoría de los aspectos de la vida religiosa en la isla.
El régimen cubano continuó usando amenazas, detenciones, violencia y otras tácticas coercitivas para restringir a ciertos grupos religiosos y las actividades de sus líderes y seguidores, expresa igualmente el Departamento de Estado de EEUU en su Reporte Internacional de Libertad Religiosa correspondiente a 2019.

viernes, 19 de junio de 2020

Revolución 60


Uno de los grandes dramas de la Cuba revolucionaria ha sido el exilio de cientos de miles de sus ciudadanos. Delitos cometidos en el pasado, desavenencias políticas, precariedades económicas, búsquedas de otros horizontes, reunificaciones familiares y hasta cansancio histórico: razones de todo tipo los han impulsado a esa aventura que comenzó desde el mismo año 1959. 

A lo largo de seis décadas intensas, el sur del estado de Florida, en Estados Unidos, Ecuador, Chile, Suriname, Guyana, Panama, Españ, ha sido el destino más recurrido de esos emigrados, que llegan a sumar la quinta parte de la población de la isla y que han desgajado a prácticamente cada familia del país. Allí se han agrupado y definido por épocas y acontecimientos. 

Según el momento, han sido llamados el “exilio histórico”, el “éxodo del Mariel” o “los marielitos”, “los balseros de 1994”, “los quedados”. Movidos mayormente por razones políticas (sobre todo los primeros, por la década de los sesenta) o por la búsqueda de mejoras económicas (balseros y quedados, todavía hoy), algunas de sus motivaciones pueden ser intercambiables o se manifiestan como una mezcla de ellas. 

Para todos esos cubanos que partieron de su país existe, sin embargo, un elemento que los aglutina y caracteriza: el desgarramiento, que muchos han combatido con una actitud similar: vivir fuera de Cuba mirando hacia Cuba. O como diría un colega escritor —también exiliado y refiriendo su propia experiencia—: “El problema de los cubanos es que ni yéndonos de Cuba nos vamos de Cuba”. 

Aun cuando por decisión decisión involuntaria yo haya decidido salir de la isla como testigo cercano de este proceso de desarraigo, cada vez que recorro las calles de la ciudad de Copiapo, en Chile, se me revelan las proporciones de un drama espiritual. 

De la década de los sesenta a los ochenta y a la actualidad, muchos paises han acogido y brindado oportunidades de libertad a los refugiados que llegaban apenas con un par de maletas de ropa. Gracias a la cantidad de “factorías” que entonces existían en la ciudad, cubanos de todas las profesiones y niveles educacionales comenzaron la ardua reconstrucción de sus existencias hasta reconvertir su localidad en un reservorio cultural de los modos y costumbres de su país natal. 

La nostalgia funcionó entre ellos como un estado de ánimo y también como una industria necesaria. 

La relación de los emigrantes cubanos con su país de origen también ha cambiado a lo largo de tan dilatado periodo histórico. Los que partían al exilio en la década de los sesenta y en la actualidad dejaban y dejan la sensación de que entraban en una dimensión inalcanzable del tiempo y el espacio sin posibilidad de retorno. 

Todavía puedo recordar la tarde del 10 de noviembre del 2016 en la que me despedi a uno de mis familiares frente a la casa de mis abuelos, en nuestro barrio santaclareño. Todos teníamos la sensación de que nos veíamos por última vez y, más que el júbilo, afloraba el dolor de un desmembramiento sin remedio. 

La experiencia del exilio ha sido una calle de doble sentido. Todos hemos sido tocados por su drama en alguna parte —o en muchas— de nuestras sensibilidades e historias individuales: los que partieron, desde el desarraigo; los que permanecimos, desde una sensación de pérdida. 

Muchos de mis compatriotas salidos al exilio han logrado un notable éxito de adaptacion y no se arrepienten de sus decisiones. Pero que vivan mirando hacia atrás advierte que hay heridas que no cierran. Muchos de ellos no han dejado de sentirse “refugiados” y Cuba flota sobre todas sus plegarias, maldiciones o nostalgias, dichas en silencio o gritadas en público. Al fin y al cabo, son seres con la historia y el corazón partido.

Y aunque pocos de ellos optarían en algún momento por regresar a vivir en Cuba, el hecho de que arrastren a la isla consigo los define y, curiosamente, los fortalece: esa certeza forma parte de sus actitudes y de su orgullo. 

Como los flamencos rosados de cuba que imigran, muchos de mis compatriotas otean en el horizonte y, aunque no emprendan el vuelo de regreso, saben de dónde son y por eso son como son: cubanos en un exilio en el que tantos han reconstruido sus vidas y en el que a tantos ya se les ha ido la vida. 

La cara fea del exilio para muchos cubanos

La mayoría de los migrantes actuales provenientes de la isla llegan solos y sin familia y, cuando se acercan las fechas navideñas, el sentimiento de estar solos y sin apoyo se incrementa. 

La llegada de inmigrantes cubanos a otros paises, está marcada por la soledad, la incertidumbre y muchas veces por el desamparo de encontrase en un país ajeno. 

Yo, Reinaldo Rodriguez Hernandez, cubano de 27 años y que llevo cuatro años fuera de Cuba, les comento que las causas de mi salida de Cuba "fueron las mismas que las de muchos cubanos". "El sistema no es el que más nos conviene a todos, no tenemos un gran futuro allí", no hay libertad de expresion, de ideologia politica, las personas que como yo tenemos una forma diferente de pensar vivimos el peor martirio de nuestra existencia. 

La mayoría de los exiliados llegan solos y sin familia, como es mi caso, que dejé a toda mi familia en la isla cuando partí desde Cuba, atravesando toda Centroamérica hasta alcanzar hoy Chile, donde cruce la frontera con Peru y me dirigí a Copiapo, Atacama. 

A lo largo de mi historia, Chile ha recibido varios éxodos de migrantes cubanos.

Debido a esos movimientos migratorios, en ciudades dentro del pais, surgieron organizaciones como ONG-MUDDH, que no quieren que estas situaciones queden en el olvido, "no tanto por las personas que llegaron, sino por los que no lo hicieron".

En la llegada de los inmigrantes cubanos a otros paises, las familias cuentan con un papel muy importante, ya que los acogen y ayudan. 

Pero quienes llegan sin vínculos parentales, "se encuentran en la calle, con unas esperas de hasta tres meses para ser procesados, sin tener un lugar donde estar, y ahí es donde entramos nosotros", los migrantes que ayudan y apoyan a otros en nuestra misma situacion.

Cando se acerca la Navidad el sentimiento de estar solos y sin apoyo se incrementa y es muy dificil. "Es una fecha bastante dura, pero aquí hemos hecho una familia".

Los exiliados cubanos llegan la mayor parte de las veces en situaciones extremas, sin un lugar donde quedarse, sin dinero y sin comida. 

"En Chile estuve de aquí para allí hasta que logré chocar con otros cubanos que me ayudaron y en conjunto con varias personas nacionales chilenas que me dieron luz y esperanza para levantarme del suelo. (...) Yo me quedaba en la calle, muchas veces me quedaba durmiendo en el parque, en pleno invierno, bastante trabajoso, no se lo deseo a nadie".

Yo ya estoy cansado de tanta desilusión: Mi pueblo cubano se merecía otro destino, otro final, por sus sacrificios, por sus ideas, por su lucha de estos años. 

El exilio cubano, formado por los ciudadanos de la isla caribeña que huyeron del régimen de Fidel Castro, de Raul Castro, y de Dias-Canel, es la historia de un destierro siempre doloroso, pero también proyecta el relato de una adaptación exitosa a un entorno muchas veces difícil y ajeno. 

Pero, por mucho que nos "adaptemos al pais en que vivimos", seguimos celebrando "Los Quince" años de nuestras hijas, adoramos la guayabera, la vestimenta que imprime auténtico carácter, la partida de dominó es, para nosotros, pasatiempo e icono de nuestra "cubanía" y nuestra comida predilecta continúa siendo el lechón asado con congrí. 

Tampoco olvidamos a quien sumió a Cuba en lo que calificamos de tiranía, Fidel Castro. 


by REINALDO RODRIGUEZ HERNANDEZ


jueves, 18 de junio de 2020

Todas las cosas que destruyó la Revolución Cubana en 60 años de dictadura

En estos últimos sesenta años el pueblo de América Latina que menos ha progresado ha sido Cuba, mientras, ha retrocedido a los tiempos más oscuros de la Edad Media en lo que respecta a derechos, libertades ciudadanas y condiciones de vida de su población.
Cierto que en la mayor de las Antillas 21.900 día atrás tampoco había democracia, sin embargo, aunque no es consuelo, la economía estaba pujante y las condiciones materiales de vida y sociales, en franco progreso.
Infortunadamente, en las últimas elecciones plurales de su historia, según observadores de la época, el gobierno cometió fraude. Si bien, en menos de dos meses dejó un vacío de poder que ocupó la tiranía más cruel e ineficiente de toda la historia americana.
En estos 720 meses desaparecieron los partidos políticos y todos los organismos de la sociedad civil. Se estableció un absoluto control sobre los medios de comunicación y la educación. Las tradiciones fueron quebradas. La gestión económica se estatizó hasta destruir la economía nacional y empobrecer a niveles sin precedentes a la población.
Se militarizó la sociedad, al extremo de que la calificación de desertor se le asigna a quien abandone una delegación oficial, así sea un artista, un deportista o un médico. La intolerancia y la sumisión a las consignas fueron las nuevas normas. Se impuso un paradigma nacional que promovía el odio y el tableteo de las ametralladoras.
Decenas de miles fueron a prisión. Miles más partieron al exilio. La libertad intelectual desapareció. Se estableció un estricto control de los medios de información. Las religiones enclaustradas en sus templos. Una especie de nueva devoción impuso sus propias tradiciones, cultos, lutos y fiestas.
Sin dudas, la destrucción del país y la profunda crisis de nacionalidad que enfrenta Cuba es consecuencia de la visión mesiánica que Fidel Castro tenía de sí mismo, delirio que se acrecentó al triunfo de la insurrección por el amplio respaldo popular a sus propuestas y la adoración a su persona que rendía la mayoría de la población, incluyendo notables personalidades de la clase dirigente en la que destacaban industriales, ganaderos, artistas, periodistas y hasta figuras de la política nacional.
Para sorpresa de cualquier observador no contaminado por el influjo de la ilusoria épica de la Sierra Maestra y para los que miran en el presente retrospectivamente los meses iniciales del proceso, es inconcebible que el discurso de populismo extremo del nuevo caudillo pudiera cautivar por igual al pueblo llano y a las elites económicas y políticas. Era un festín de fe en la que los iniciados acataban devotamente los mandatos de la Revolución y Fidel, el único con derecho a interpretar las necesidades de la patria.
Quizás toda esa popularidad hizo que Castro se viera a sí mismo como un José Stalin construyendo la Unión Soviética o mejor, Adolfo Hitler, su modelo para acceder al poder por medio de la violencia. Es posible que fuera entonces cuando se imaginó construyendo una especie de Tercer Reich dinástico con él como referente clave, una monstruosidad que penosamente y por desgracia lo sobrevive.
Castro agarró el poder con todo su cuerpo, al extremo que pudiera decirse que lo engulló. Construyó una maquinaria represiva para garantizar su autoridad y extenderla a todas las dimensiones. Dispuso sobre vida y obra. Fue político, ejecutor, ingeniero, biólogo, estratega militar, consejero de familia, constructor, juez y verdugo, especialista en todas las disciplinas y excepcionalmente capacitado para implementarlas.
Los abusos del régimen generaron una oposición sin precedentes que se gestó y manifestó en el mismo año del triunfo de la insurrección, porque en justicia, ante la mayoría que ciegamente se entregaba al pérfido tirano, una minoría sin las condiciones necesarias, en contra del más elemental sentido común, pero comprometidos con los ideales democráticos, inició un proceso de confrontación que no ha cejado nunca en su empeño por terminar con la opresión.
La lucha en aquellos primeros años fue a sangre y fuego. Hombres y mujeres se alzaron en armas en llanos y montañas de todas las provincias. Un poderoso movimiento clandestino se orquestó en todo el país con el apoyo decidido de quienes habían partido al exilio, muchos de los cuales retornaron con las armas en las manos entregando sus vidas a sus ideales.
La resistencia que se inició en 1959, dentro de la isla como en el exterior, ha marcado pautas trascendentes. El resultado ha sido cruento. Miles de fusilados, cientos de miles han pasado por las prisiones, otros tantos marcharon al exilio, el ostracismo interno es también numeroso.
La dictadura ha durado 60 años, pero los que se le oponen llevan el mismo tiempo de lucha en su contra. Una muestra: en todos estos años la prisión política ha estado presente. Mientras no haya libertad, habrá resistencia.
by REINALDO RODRIGUEZ HERNANDEZ

martes, 16 de junio de 2020

Cuba: Un país herido de muerte por la hipertrofia comunista y el miedo de su pueblo.


Me han escrito algunas personas-castristas muy molestas, histéricas, bravísimas, cuchillo en boca, prestas a “abordarme” y “matarme”, ofendidas y llorosas porque dicen que yo nada mas sé sacarle los trapos sucios a la revolución del picadillo: “Con tanto que hizo la revolución por ti y mira cómo le pagas”.

Terrible, a estas alturas del partido, y con esa cantaleta…

Por eso yo siempre digo que el que nace pa’ comunista del cielo le caen las consignas, los letreros, las marchas, el hambre y las patadas por el c…

Y desde aquí, desde mi rincón de pensar, puedo olerles la intolerancia, el churre ideológico, la costra-castro-castrista, el alma empercudida y la lengua hedionda de tanto comer pancartas con los viva fidel, te extraño mucho comandante, socialismo, estamos más muertos que vivos y somos la continuidad del hambre, la miseria y la agonía.



Estos individuos me atacan por chat o dejan sus comentarios soeces y repugnantes al pie de mis publicaciones, me critican con “fervor patriótico” porque según ellos todo lo que hablo sobre Cuba es malo, malísimo, sin fundamento, con un odio que me brota de las entrañas y que no puedo disimular.

Definitivamente, para estos castristas, la mayoría camuflados en un exilio al que ultrajan con total desfachatez ultramarina, la Patria se ha convertido en una mala palabra, no saben defender una idea si no es con ataques personales o palabrotas del segmento mundano y vital.

Tratan, quieren reeducarme en las artes del “comportamiento socialista” y me dicen que los problemas de la Cuba de fidel no se ventilan públicamente: “Tienes una lengua muy viperina… desgracia’o, eres un hijo de puta y un gusano muy retorcido, no ves que la imagen que das de tu país es muy negativa”.



Además me escriben otros horrores, que no puedo mencionar aquí por respeto, y me ponen nuevo, nuevecito, como si me dieran un mitin de repudio pero “online”.

Entonces yo pregunto: ¿Dónde estaban estos pedagogos y defensores de la Patria cuando fidel castro y todo su séquito de la “unanimidad”, en plena televisión estatal, en una sesión del Parlamento, se burlaron pública y groseramente de la “inventiva” de los cubanos para resolver sus necesidades?

O acaso me van a decir que ese mal nacido lo hizo con “ingenuidad socialista” o ejerciendo la “amorosa” critica revolucionaria. Hablo de ventiladores puestos a funcionar con cualquier cosa, ollas de presión rescatadas de las “bajas presiones”, planchas de Pancha plancha con cuatro planchas adaptadas como hornillas eléctricas, en fin, la lista es interminable, del mismo tamaño que la necesidad y la miseria que ha padecido el pueblo cubano por más de sesenta larguísimos años gracias a esa maldita dictadura.

Yo, desde mi modesta, inadvertida, desconocida e insignificante existencia, no he sido quien ha llenado a Cuba y ha hecho padecer a su pueblo de calamidades, necesidades, carencias, ausencias, hambre, dolor, sufrimiento, calor, frío, humedad, moho, fosas sépticas reventadas, goteras, derrumbes, colas interminables y desesperanza, perdónenme “queridos” castristas, simpatizantes y otras lacras pero no, no fui yo, fue fidel castro, el mismitico que está metido a la fuerza dentro del cambolo de Santa Ifigenia, a ese y a su hermanito son a quienes tienen que pedirles cuentas por burlarse continuadamente de todos nosotros incluyéndolos a ustedes.

Yo, simplemente, cuento lo que viví en Cuba, es cierto que a veces exagero un poquito o se me va la mano con esto o aquello, pero créanme que todo es creíble, los horrores, consecuencias del castrismo en nuestro país, superan mis escritos por mucho, muchísimo…, mis anécdotas en realidad son nada comparadas a lo que tienen que vivir la mayoría de los cubanos de infantería en un país que vive a oscuras, desde el 1 de Enero de 1959, la mayor parte del tiempo.

En ocasiones, cuando tengo duda en algún tema, o no me acuerdo con exactitud de algo importante, llamo a mi amiga la cínica que es mi mejor fuente de información, a esa sí tienen que tenerle miedo. Pero no se asusten, a ella no le gusta escribir.

Les advierto, por si les va a dar un ataque que les dé ya, nunca esperen de mí que hable bien de ese régimen de mierda, que “alardee” sobre los “logros” inexistentes de la dictadura castro-comunista, que defienda a sus tiranos y “papaloteros” sin frenillos, que justifique la desgracia culpando a terceros (embargo económico) cuando el único que recontrajodió la vida y la existencia de Cuba y los cubanos se llama fidel castro.

Dejen de joder con la misma cantaleta porque ya nadie se la cree.

by REINALDO RODRIGUEZ HERNANDEZ

En Cuba, con tanta miseria y tanta dictadura, algunos perdimos la razón y otros la dignidad.


Duele decirlo, avergüenza tener que admitirlo, lacera reconocerlo, lesiona aceptar que es cierto, pero la verdad, la más racional, dolorosa y auténtica verdad, es que los cubanos, en una inmensa mayoría, o estamos medio trastornados por tantísimos años de soportar esa maldita dictadura o somos unos sinvergüenzas, de marca mayor, por entrar en contubernio, “por unos dólares más”, digo, por un poquito de picadillo de soya más, con la peor dictadura, la más criminal, asesina y hedionda, que ha existido en toda la historia de la humanidad.



Así, desafortunadamente, se nos está yendo, largando o nos está abandonando la cortísima vida de vivir que el Señor nos dio. Nos estamos quedando petrificados en el tiempo y en el espacio por ser tan comemierdas, tan sumisos y tan mequetrefes, al dejarnos manipular, utilizar o al servir, a una dictadura que, a simple vista, nos exprime como frazada de piso y nos endilga sus bajas pasiones para que sus parásitos tiranos vivan sin tener que trabajar. Y aquí me refiero a todos, a cualquier sinvergüenza, esté en la “orilla” que esté, que desde una posición pública se aproveche y lucre con el dolor y el sufrimiento de los seres cubanos.



Por eso siempre digo que la famosa libertad que tanto cacareamos, y que algunos utilizan como “vaudeville lentejuelero”, nos va a costar mucha sangre, mucho reacomodamiento neuronal y muchísimo civismo pues entre que nos hemos quedado casi todos locos, y la cantidad de oportunistas, descarados y arribistas que hay viviendo de la gran tragedia nacional cubana, a la dictadura castrista, a la revolución del picadillo, sencillamente les quedan la mar de años en el poder y a nosotros los cubanos, a todos sin excepción, tener que soportar, sufrir y padecer, el mismitico desastre existencial que llevamos aguantando durante estos más de sesenta larguísimos años.


Para algunos esta desgracia nuestra se ha convertido en un deporte, en un juego de enriquecimiento lícito, en una manera de sobresalir y ostentar el oportunismo depredador que caracteriza a los vivos que viven de los bobos pues para nadie es un secreto, es más, es el sello distintivo de las últimas seis décadas de nuestra desgarradora historia “revolucionaria”, que hemos hecho del tema de la libertad de Cuba una industria multimillonaria donde el mayor beneficiario es el régimen castro-comunista, con toda su comparsa de chulampines vanidosos, y los grandes perdedores, quienes nos hemos llevado la peor parte en este jala-jala de hijos de puta, somos los cubanos de infantería que nos quedamos, una inmensa mayoría, pa’ cagarnos y no ver la mierda, así de simple.



Dice mi amiga la cínica que, si los cubanos queremos liberarnos de verdad de esa maldita revolución castrista, lo primero que tenemos que hacer es “limpiarnos” de tanta corrupción “patriótica”, eliminar a tantos “líderes espirituales” que se han adjudicado el derecho de hablar por nosotros, abolir la esclavitud emocional que nos embota las entendederas y entender, de una buena vez, que quienes lucran con nuestro dolor, con nuestra miseria, con el hambre insoportable que padecen nuestros hijos, son tan enemigos de la libertad como los oprobiosos dictadores enquistados en el corazón de esa Cuba nuestra que ya, la pobre, con tantos años de maltratos consecutivos, de pícaros viviendo de ella, parece un guiñapo, un rastrojo o un adefesio de isla luchando con sus uñas carcomidas pa’ no hundirse en medio de ese mar bravío.


Y yo agregaría que los imbéciles útiles también ponen su granito de estiércol en este desastre. 

Los que se dejan arrastrar a campañas festivaleras y apoyan “inocentemente” iniciativas que, lejos de dar solución a la tragedia, de enviar siquiera un mensaje positivo, alargan la vida de esa malformación tiránica para que continúe haciendo y deshaciendo en un país al que no le cabe una porquería más.

He ahí mi dolor cuando veo el entusiasmo atolondrado en el que hemos convertido la lucha anti-castrista. No queremos darnos cuenta que esa dictadura criminal se aprovecha hasta de los buenos gestos para imponerse, para rejuvenecer y para extender sus “quemaduras” a todo un pueblo.

Y esto que voy a decir, para terminar, me duele mucho pero no puedo dejar de pensar en ello, la independencia de Cuba, la libertad de todos los seres cubanos, están heridas de muerte, agonizan desesperadamente porque nosotros, todos los cubanos, toditos, toditos, o nos hemos trastornado con tanta miseria, tanta hambre y tanto sufrimiento o utilizamos este tema tan sensible, tan doloroso y tan triste, como un medio de vida o como la “fuente de la eterna juventud”.

by REINALDO RODRIGUEZ HERNANDEZ

Hambre, desolación y muerte, los ingredientes principales de la ideología socialista


Los muy descerebrados lo hacen hasta que les pisan los juanetes, les ponen la caña a tres trozos, los obligan a hacer algún “sacrificio” demasiado grande por su “amada” revolución del picadillo o, sencillamente, les pasan la chaveta de la “justicia revolucionaria”, tan pegadita a sus cuerpos, que del susto saltan como ratas maromeras hasta que aterrizan en la Ciudad de Miami.


Está más que demostrado que los castristas, y sus “defensores”, apoyan esa sangrienta dictadura con el descaro, la desfachatez, la idiotez y la intolerancia más grandes del mundo.


La historia que hemos vivido los seres cubanos, durante más de sesenta larguísimos años, ha documentado miles de casos de los siquitrillados del castrismo, los mismos que un día querían comerse ellos solitos toda la candela del socialismo y al día siguiente, cuando les pasaron la cuenta por algún “desliz”, se quieren tragar toda el agua del Almendares, digo, de los Everglades, despotricando contra sus antiguos amos y diciendo que los huesitos que les daban eran una miseria mientras los castro se comen la carne, las masitas limpias y la salsita con pan.


Porque, para decir verdad, el pan es muy importante cubanos, el pan es vida y es libertad.


Y es que el pan en Cuba, desde hace más de veinticinco años, desde que lo racionaron a uno al día por persona, se ha convertido en un símbolo para demostrar la ineficiencia, la brutalidad, la incompetencia y el abuso de una dictadura totalitaria que se empeña en matar de hambre a todo un pueblo y, además, decir que lo hace por nuestro bienestar.

Dice mi amiga la cínica que eso es una cosa muy seria, y muy triste, pues existen varias generaciones de seres cubanos que nunca han conocido la libertad del pan y que sus vidas, desgraciada e increíblemente, ha estado marcada por la ausencia total del alimento más universal de todos.



Por cierto: ¿raúl castro o mariela castro también entran en esa macabra restricción de un pan al día?


Pero, bueno, el hambre que hoy pasamos, día tras día, la que sufren nuestros hijos y nietos, fue una elección nuestra, fue nuestra decisión cuando ebrios de un nacionalismo tortillero abrazador le abrimos las puertas de nuestra muralla nacional a Satanás y a sus “satanitos”.

Con el fatal cuento de una “revolución” el castrismo transformó en asesinos a casi todo un pueblo. Nos hipnotizó de tal manera que los gritos que dábamos de paredón, paredón, paredón, nos convirtieron en cómplices, en malditos, en criminales y en merecedores de muchas de las desgracias que hoy estamos padeciendo y que son consecuencia de entregarle a esa hedionda dictadura nuestra dignidad, nuestra vergüenza, nuestro amor por Cuba y nuestros “huevos”.

Porque en la vida real la dictadura castro-fidelista no es más que una maquinaria de deshacer voluntades, de doblegar conciencias, de complotar multitudes bajo el miedo y el terror, bajo el chantaje, la prostitución espiritual, el engaño y la traición.

Esa mierda de “justicia social” en la que muchos creímos ciegamente fue y es aplicada, lo mismo para exigirnos más y más sacrificios por fidel y la revolución, que para reprimir manifestaciones de descontento contra el régimen, destruir a opositores y disidentes que luchan por una Cuba libre, que hasta para formar “tira y encoge”, bretes y chismes entre cubanos, pa’ ver “quién la tiene más grande”.

Yo nunca he podido explicarme cómo pudimos ser tan indolentes, tan ingenuos y por ende partícipes de la hijeputada más inhumana, más repugnante, más asquerosa y más despreciable que “ojos humanos han visto”. Una aberración ética que sepultó el civismo, la cordura, el sentido común y la vergüenza de una nación y de un pueblo que eran capaces de reconocer las injusticias a veinte leguas de distancia.

Porque ese revoltillón, perdón, esa revolución del picadillo que tanto apoyamos en nuestros años de hombres nuevos-nuevecitos, siempre fue la fachada de una mente criminal secundada por esbirros con perennes ganas de matar, de asesinarlo todo, que nos utilizó como carne de cañón para sus patrañas y que, por nuestra ceguera, conformidad, inercia y falta de respeto, le costó la vida, y la libertad, a cientos, qué digo, a millones de seres cubanos dignos.

Muchas personas son del criterio que tenemos lo que nos merecemos, que somos, como pueblo, los máximos responsables de vivir la porquería de vida que vivimos y que como mismo una vez aplaudimos al sátrapa, y estúpidamente le ofrecimos todo nuestro apoyo, hoy debemos tomar conciencia e, insisto, exigir que ahorquen a la “china”…

by REINALDO RODRIGUEZ HERNANDEZ

El socialismo nos convirtió a los cubanos en un pueblo primitivo, semi-salvaje y ciego.


Bueno, es que nosotros los cubanos siempre le ponemos la tapa al pomo y la apretamos bien, la apretamos tanto, pero tanto, que generalmente nos pasamos de rosca cuando, a la hora de explicar “el mundo que nos rodea”, lo hacemos con pancartas, con lemas y con cancioncitas patrioteras sin nombrar a los verdaderos culpables o acusando a terceros de nuestras desgracias, de nuestra indigencia y de nuestro enorme desastre nacional.

Y digo esto porque, después que decidimos asumir como “ángel de la guarda” a la revolución del picadillo, aquel fatídico Enero de 1959, hemos polarizado tanto la vida en Cuba, las relaciones interpersonales, la decencia del comportamiento humano, la verdad sobre la dictadura castrista, los “misterios” de la libreta de racionamiento, los exiliados estomacales, las gratuidades del castroidiotismo, el trabajo voluntario, la unanimidad y el hambre municipal, provincial y nacional, que terminamos por convertirnos en enemigos de nosotros mismos dispuestos a meterle un “galletazo” hasta al más pinto de la paloma menos al único culpable de nuestra enorme, desagradable e interminable desgracia cubana.



En Cuba, antes de la llegada del “Almirante” de Birán y sus corsarios sin desodorante, nadie pensaba en la “unidad” ni que necesitábamos unirnos porque el pueblo unido jamás será vencido, ni que proletarios de todos los países uníos, ni que fulanita se unió con menganito, ni que en la unidad está la victoria, ni en la mano de sandeces en las que hoy creemos porque, como decía uno de los viejos sabios de mi barrio: “Cuando todos tenemos la posibilidad de comernos un buen bistec, lavar la ropa con jabón Candado, tomarse una Hatuey bien fría en cada esquina o reunir tranquilamente pa’l turrón y las uvas de fin de año, la “unidad” es uno mismo y lo demás cantaleta de los comunistas…”.

Yo siempre he pensado que la famosa unidad que nos quieren vender como necesidad para derrotar al castrismo no existe, no procede, no funciona y no deja de ser una manipulación fantasiosa pues es imposible, por ejemplo, que en un grupo de cubanos nos encontremos con que todos no estén adoctrinados, hablen bajito, digan que lo de Cuba es gobierno y no dictadura, que no se fueron por problemas políticos o que todos crean en la santidad, el altruismo y en la decencia de quienes hacen “oposición”.



Y, al final, yo digo que eso es lo mejor que tiene la vida, es decir, la diversidad de criterios. No existe nada más enriquecedor, ni que acerque más a las personas, que un buen debate, una buena divergencia y un buen desentendimiento cuando no median las malas ideas, las burdas ofensas, las agresiones físicas, las mentiras, los infundios y los me cago en tu madre.

Dice mi amiga la cínica que yo sueño demasiado pues esto, en lo que nos hemos convertido, se lo debemos a más de sesenta años de malformación ética, de desastre neuronal, de consumo prolongado de picadillo de soya, de exposición a la barbarie, a la mala educación y a la prostitución política.

Cierto. Y esa maldita desunión la originó el hijo de puta de fidel castro. Ese sujeto en cuanto tuvo la primera oportunidad nos dividió en revolucionarios y contrarrevolucionarios, en patriotas y apátridas, en milicianos y gusanos, en balseros y macheteros, en caramelos y bombones, en con carnet y sin carnet, en chivatos y opositores y en trabajadores y quienes quieren vivir sin trabajar.

Porque todo en el castrismo, absolutamente todo, es una competencia desleal entre los hombres donde únicamente gana quien muestre mayor servilismo a la dictadura, quien desprestigie con mayor “fervor” su dignidad y sus principios y quien sea capaz de traicionar a su propia madre por tal de acceder a las miserables migajas que les tira ese régimen en el piso.
La dictadura castrista nos dividió en Cuba y en el exilio, nos confrontó a los unos con los otros para que nunca entendiéramos que nuestro único enemigo es esa revolución de hambres, miserias y muertes.

Por eso yo digo que tenemos que acabar de convencernos de que todos, absolutamente todos, somos un solo pueblo, un solo exilio, un largo, valiente y gran exilio que sangra por la misma herida y por las muchas muertes que hemos puesto para querer una Cuba alejada de esa mierda de dictadura.

Lo que necesitamos realmente los cubanos es terminar de digerir y acabar de defecar el proletario “pan con pasta” que nos tragamos en Enero de 1959 y, como individuos, como seres cubanos, nos digamos a nosotros mismos: QUIERO SER LIBRE…

Y quiero ser libre de dictadores, de caudillos de paso doble, de oportunistas, de politiqueros, de quienes se aprovechan de nuestro dolor como pueblo y de quienes viven vendiéndonos picadillo enriquecido o democracias triunfalistas, así de simple.

by REINALDO RODRIGUEZ HERNANDEZ