martes, 16 de junio de 2020

El castrismo es una “infección cerebral”, una enfermedad que padecemos muchísimos cubanos.


Siempre he dicho que el castro-comunismo trascendió el concepto de filosofía dictatorial social-demagoga, dejó de ser la alevosa “doctrina” de un fulano para exprimir a una nación y trascendió una ideología maldita y totalitaria para convertirse en un “pensamiento” que, desgraciadamente, contaminó a más del noventa por ciento de los cubanos nacidos después de 1959 y a otros “muchos” que lo hicieron con anterioridad.

La inmensa mayoría de los que conformamos ese noventa por ciento, aun cuando nos dimos cuenta que la revolución del picadillo es una gran estafa, nunca hemos logrado desprendernos de la maldita agonía que significa cargar sobre nuestras espaldas, a nivel de actitudes, esa malformación espiritual e, increíblemente, pretendemos enfrentarnos a tal maquinaria de muerte, destrucción e intolerancia, con los mismos argumentos que ellos utilizan y que heredamos de nuestra formación como hombres nuevos-nuevecitos.

Porque, cubanos, no nos engañemos, quienes nos graduamos en las Universidades del castrismo, para poner un solo ejemplo, bajo el lema de la Universidad para los revolucionarios, como fue siempre en Cuba comunista, nos guste o no, nos inocularon en vena la esencia de ese dogma antinatural, de esa demoledora maquinaria de la lógica, de la incomprensión totalitaria a la idea ajena, de la ceguera política y del unipartidismo “insolidario” y hoy, inconscientemente, nos manifestamos igualitico a como lo hacen los más ridículos exponentes de “esto es una limonada coyuntural” o “yo soy fidel”



Porque, en la vida real, no tenemos que ir muy lejos para entender qué estoy diciendo, baste con que usted le haga una crítica, un mínimo señalamiento, una simple observación a cualquiera de los que hoy se dicen ser opositores al castrismo, líderes de opinión o barítonos de los facebook live, para que enseguida te bloqueen, te borren o, en el mejor de los casos, te agredan con una sarta de improperios como lo hacen los puti-ciberguerrilleros del odioso e intolerante aparato contestón castrista.

Mi punto es que el castrismo nos lleva ventaja, mucha ventaja. Esos degenerados tienen más de sesenta larguísimos años de experiencia creando héroes y mártires para reventar aplausos o lagrimear multitudes, líderes a favor o en contra de sus intereses, estados de opinión, campañas de desprestigio contra los disidentes, malas ideas, chismes, violencia ciudadana, lenguaje grosero, desacreditaciones contra un individuo o grupo de ellos, mala intención, falsos profetas y toda una parafernalia de actitudes que van desde la agresión verbal, con sus consabidas mentadas de madre, hasta los fascistas mítines de repudio que han trascendido las calles de Cuba y se han posicionado, para vergüenza ajena de los seres cubanos decentes, en las redes sociales.



Algunos nos desgastamos criticando a la oposición cubana por asuntos netamente “bodegueros” y es una pena. Yo soy del criterio de que la resistencia al régimen castrista es muchísimo más fuerte que diez, veinte o treinta años atrás porque hemos crecido en número, nos hemos quintuplicado, muchísimos nos quitamos la venda que nos amarraron a los ojos y, desde posiciones personales, esgrimimos nuestra negativa a seguirle el juego a los enemigos de la decencia y de la verdadera cubanía.

Atención cubanos, los líderes no se hacen, no se fabrican, no se improvisan ni podemos permitir que nos los vendan porque “tiran” discursos pompeyanos, recitan poesías patrioteras, ponen caritas de yo no fui pa’ salir bonitos en los videos “feisbuleros” o se deshacen en griterías insustanciales de más alto que no se oye para llamar la atención y cautivar nuestras simpatías.

Hoy son muchas las figuras, en el panorama de la oposición dentro de Cuba, que le muestran la cara a la dictadura castrista, algo que yo nunca hice, y eso merece todo nuestro respeto estemos de acuerdo o no con los métodos que utilizan.

Dejemos de instigar, desde la comodidad del exilio, acciones violentas con tiros, escopetas y pistolitas para que otros pongan los muertos cuando se sabe que la agresividad del castrismo no conoce límites y no va a medirse para tirar los tanques, las brigadas especiales y las bandas paramilitares a reprimir y matar por tal de preservar un “orden” que les representa “la vida” pues no tienen otro lugar en esta bendita y tolerante tierra donde ir a esconderse.

Soy del criterio, y lo defiendo con todas mis fuerzas, de que hoy por hoy nadie tiene la verdad absoluta para derrotar a la bestia, pero, si nos fijamos un poquito, en la actitud de cada uno de nosotros puede estar el punto de partida para desenredar la madeja de esa desgracia que se llama dictadura castro-comunista y que es la vergüenza cubanos, la VERGÜENZAAAAAAAAA…
by REINALDO RODRIGUEZ HERNANDEZ

El castrismo destruyó a Cuba, la convirtió en una letrina de odios, miserias y espantos.


De nada nos sirve cargar tanta pena, tanta vergüenza y tanta lástima. No nos hace bien. Es cierto que en este bendito exilio se respira con más tranquilidad, con más holgura, pero, insisto, ese olor a mar, ese sol y esa brisa con brazos de mujer, les aseguro que no los vamos a sentir en ningún otro lugar de este planeta azul.


Realmente los cubanos éramos un pueblo feliz, un pueblo trabajador, amigo, soñador, gente buena que creía en Dios, en la Virgen y en las potencias “salvajes” del cielo, el mar, los ríos y la tierra.

Éramos personas pacíficas, decentes, nos gustaban el arroz con leche con una pizquita de canela, la raspa de la natilla pegada al jarro, un trago del mejor ron del mundo, las películas de pistoleros, la música contagiosa y la de llorar, el café recién colado, la libertad, la vergüenza, el orden cívico y la cerveza fría, bien fría.



Reuníamos centavo a centavo para el par de zapatos en las rebajas de Fin de Siglo, para el “sanguisi” de jamón y queso, para el pan con timba cuando el hambre formaba su concierto dentro del cuerpo o para el arroz frito de la fonda del chino con tremendo orgullo.


Éramos personas humildes pero honradas, limpias, literalmente limpias porque la decencia era condición obligada aunque no hubiéramos estudiado en la “Universidad”.

Amábamos nuestra ciudad porque crecía, se desarrollaba, competía con los ángeles por dominar el espacio sideral a la par que nos brindaba oportunidades para que fuéramos nosotros mismos, para que el sacrificio de nuestros padres rindiera sus frutos con aquel título de “doltol”, tan anhelado por ellos, enmarcado y colgado en la pared.



Éramos un pueblo valiente, luchamos contra el imperio más poderoso de su época y construimos una República hermosa, con una Constitución de las más avanzadas de su tiempo y con una democracia envidiable que, muchas potencias del primer mundo de hoy, ni siquiera podían soñarla.


Pero: “Éramos muchos y parió Catana…”, “llegó el comandante y mandó a parar…”, “en cada cuadra un comité…”, “jorobita, jorobita lo que se pega no se quita ni con cola, ni con colina, ni con la saya de tu madrina…”.

Así mismo, de la noche a la mañana, un 1 de Enero de 1959, nos convertimos en el gran disparate, en el peor absurdo de la humanidad.

fidel castro, esa maldad que quedará postrada en nuestras memorias por varias generaciones, nos condenó al destierro de nuestra patria, al ostracismo de nuestros amores y a un exilio obligatorio porque, “sencilla y llanamente”, nos transformó la vida de vivir en un terrible infierno para morir.

Ese miserable barrió con todo cuanto habíamos logrado como nación, algo tan elemental como el par de zapatos de Fin de Siglo, el sanguisi, el pan con timba y el arroz frito de la fonda del chino se fueron al carajo y los sustituyó por un miserable cupón de la libreta de productos industriales una vez al año, un pan con croquetas de subproductos de “pollo” vendido en total insanidad y, bueno, el arroz, bien, gracias, cinco libras una vez al mes por persona y a gritar alto, bien alto que no se oye, compañeros, patria o muerte, venceremos, socialismo y a morirnos muchas veces.

A la mujer de Antonio la vistió de miliciana, de constructora, de machetera en perdidos cañaverales, de vigilante de pueblos y le arrebató su gracia y su aire obligándola a marchar en vez de andar, a repetir consignas, cantos revolucionarios y a cambiar para siempre su gracia coqueta por la degenerada militancia del infame comunismo.

¿Que por qué no nos enfrentamos a fidel castro y lo aplastamos como a una cucaracha?

Es la respuesta más difícil y complicada del mundo, pero estoy seguro que fue por inocencia, ingenuidad colectiva, estupidez y subnormalidad nacionalista, pero más que todo por miedo, por un miedo enorme a que nos pararan en el matutino de la escuela o en los paredones de fusilamiento del recién estrenado socialismo.

Según la historia la mayor condena que podía aplicársele a un ser humano era ser desterrado de su pueblo, de su tribu, de su comunidad o de su Patria.

Por eso los seres cubanos somos el pueblo más exiliado de esta galaxia, llevamos más de sesenta larguísimos años “preparando maletas”, saltando “charcos”, volando sobre cualquier chiringa que nos saque de aquel infierno y que nos lleve lejos, bien lejos, allá, donde nos llegue a los pies la espuma…

Es triste, duele, hiere ver a tu país sepultado bajo toneladas y toneladas de escombros.

Cada día que pasa me convenzo, con mucho pavor y enormes deseos de vomitar, que el castro-comunismo es una degradación total de los valores humanos más importantes como son la vergüenza, la dignidad, el respeto y el amor a la Patria.
Los defensores furibundos de la revolución del picadillo, ahora encabezados por el hazmerreir de díaz canel, el nuevo hombre medio-fuerte, qué digo medio, un tilín-“fuerte” de la dictadura, esparcen sobre nosotros una burda andanada de aspavientos, chillidos y “denuncias”, tratando de contrarrestar verdades que son demasiado evidentes a la vista de las personas decentes pues las redes sociales, Internet y la vida misma, se han encargado de graficar y demostrar el desastre castrista, de proporciones bíblicas, que tiene más de sesenta larguísimos años y que, desgraciadamente, no tendrá solución mientras esos incompetentes y asesinos de la nación cubana continúen sentados sobre el pestilente tibor del socialismo en Cuba.
Yo siempre he dicho que la salud, la belleza y los aromas de la Patria se perdieron desde el mismísimo 1 de Enero de 1959. Y lo digo con toda propiedad porque nuestro país se fue deteriorando, desvencijando y pudriendo ante la indolente mirada del castrismo y, lo que es peor, mucho peor, ante la nuestra como pueblo al aceptar, con total complacencia, pesimismo y parsimonia, que la Patria se nos derrumbara encima.
Ahora es tarde, la vida de los seres cubanos yace bajo toneladas y toneladas de escombros y de malolientes desperdicios, contaminando un aire que antes olía a mar, a tierra de sembrar, a flores recién cortadas y a comercios de todo tipo que vendían prosperidad, esperanza y deseos de vivir, muchísimos deseos de vivir la vida.
Por eso digo que los cubanos solo podremos salvar esa isla linda si somos capaces de conservar la buena memoria, no olvidar lo que un día nos hizo grandes y mucho menos desconocer el justo momento en que aceptamos aplaudir la desgracia y decidimos sepultamos en vida creyéndonos revolucionarios y socialistas.
No olvidar para que la estupidez bachatera no se vuelva endémica y contagiosa.
Esa banda de descerebrados castristas, máximos responsables del abandono total de un país y su pueblo, saben que las personas honradas les creen cada vez menos y que se están quedando solos en un mundo cada vez más democrático y menos dictatorial.
Los acólitos del castro-comunismo se retuercen cuando ven y escuchan las verdades sobre su régimen totalitario y saltan agresivos ante imágenes de la realidad cubana que son muy difíciles de justificar, esconder o desmentir. Yo digo que les entra una picazón, unos retorcijones y unas pataletas que no pueden aliviar con dignidad y recurren a la agresividad, a las calumnias, a las agresiones cibernéticas y a la chivatería “feisbulera” pa’ intentar tapar el sol con un de’o.
A los que viven en Cuba los entiendo, son repugnantes y repulsivos pero al final son dignos de lástima. Para empezar tienen que justificar su “ratico” de conexión a Internet y ser “solidarios” con el régimen que les da un chance para navegar en la red pues si no lo hacen: ¡ya tú sabes! One, two, three cojan puerta…
Dice mi amiga la cínica que a esos infelices se les destruye fácilmente con un buen sanguisi de jamón y queso y un buen batido de chocolate, cosas que no han visto ni olido en sus perras vidas de comunistas.
A los otros, a los “exiliados”, a esos no, a esos emigrados que una vez “huyeron” del castrismo y hoy se desarman en justificaciones y más justificaciones para intentar “salvar la verdad” de los castro, de que en Cuba todo está bien, de que los cubanos somos muy felices, que allí nadie pasa hambre y que la revolución del picadillo ha significado progreso y prosperidad para el pueblo, Dios, perdóname, pero a esos no, a esos degenerados de las redes sociales con el panfleto de la “historia me absolverá”, enrollada y metida en el c…, a esos no, a esos nunca los voy a entender por mucho que se desgañiten publicando mentirosos comentarios, videítos live de patria o muerte, imágenes de edificios coloreados o discursitos de tontos útiles prestados para engañar a imbéciles.
Cuba y los cubanos yacemos bajo los despojos que nos ha tirado el castrismo durante más de seis décadas, es hora que dejemos de mirar hacia otra parte y nos esforcemos en buscar un hueco, un simple huequito para que nos entre la luz y empecemos a purificar el aire de la Patria.
Debemos propiciar un diálogo general entre todos los cubanos y juntos tratar de encontrar soluciones. ¿Utopía? Es posible. ¿Voluntad? Estoy convencido de que muchos la tenemos. Yo estoy dispuesto.

by REINALDO RODRIGUEZ HERNANDEZ

















Un pequeño detalle: REINALDO RODRIGUEZ HERNANDEZ

 Me pidio un seguidor que hablara un poco mas sobre mi vida en Cuba...... Yo hoy tengo la oportunidad de responder......


La «revolución del picadillo» no me vio nacer a mi. Soy nacido en pleno periodo especial del 91 de ese miserable sistema comunista… Jejejeje…, pero tuve la desgracia de coger parte de «eso». 

¿Ves? Creo que el ADN también me corre en mi cuerpo, aunque menos, mucho menos que otros, los que de verdad nacieron allí, en esa podrida sociedad del «hombre nuevo», y les enseñaron a gritar «Seremos Como El Ché» (¡ñooooo…!) 

Por suerte, yo no cogí esa etapa que empezó a proliferar a principios de los años 70 en las escuelas primarias de Cuba comunista. 

Déjame comentarte que me considero el «primer joven con los pantalones bien puestos» contrarrevolucionario del municipio de SANTA CLARA, VILLA CLARA.  Tenía 18 años y estando en LA UNIVERSIDAD DE CIENCIAS MEDICAS, me botaron de la escuela y me acusaron de «usar frases despectivas contra el Ché», de «sabotear una asamblea» y de «contrarrevolucionario» por el hecho de que me opuse a que me reclutaran para ser maestro y por denunciar los abusos cometidos a los pacientes en el hospital por parte de miembros del sistema.

 Me pedían 8 años. Tengo que estar muy agradecido a mi abuelo (FHV) que metió denuncias a diestra y siniestra y pude salir ileso. El resultado fue que le dijeron que me metiera al famoso «destacamento pedagógico universitario» porque si continuaba con las denuncias iba a tener una «victoria pírrica». 

No tuve más remedio que aceptar, pero nunca me doblegaron. Nunca fui «ejemplar» aunque mis notas de estudiante eran excelentes fui presidente de la FEEM 3 AÑOS. Hasta que un dia me cojieron grabando un acto de violacion de Derechos Humanos a un Paciente en el salon de opercaciones que estaba en estado coma inducido por la anestesia general, en plena cirujia al paciente le realizaron actos totalmente repugnantes, fue un hecho muy famoso en el pais, era la cirujia a un militar de cienfuegos que se habia introducido un objeto contundente en sus genitales y le quedo dentro, pero los trabajadores del salon de cirujia lo tomaron como buling mientras el estaba en coma inducido, yo lo grabe y lo reporte a las organizaciones de Derechos Humanos, esto provoco mi expulsion definitiva y ademas una posible prision.... 
Esto es solo algo de mi «vida». 
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Mi familia sufria al ver todo lo que me hacia la G2.

No voy tampoco mas a Cuba mientras exista una dictadura
ABAJO FIDEL.RAUL Y TODOS LOS COMUNISTAS
by REINALDO RODRIGUEZ HERNANDEZ






Cuba: La ruina, la destrucción y el dolor de la familia cubana causados por el castro-comunismo.


Si con algo, o con alguien, se ensañó de verdad, le metió las garras, le hincó el diente y le clavó su ponzoña venenosa el castro-comunismo, fue con la familia cubana.


He escrito varias veces sobre este tema y créanme que siempre me produce un dolor enorme, una apretazón tremenda en el pecho porque, mientras más pasa el tiempo, más pasan los años y más permanece esa pérfida revolución del picadillo sentada en el tibor del socialismo, más sufre, más se deteriora, más se humilla y más se depaupera lo que algunos muy sabiamente han denominado el núcleo fundamental de la sociedad, el horcón donde descansa la sabiduría de un país o el punto donde nacen los aciertos y desaciertos de cualquier nación que lucha por alcanzar el desarrollo, la prosperidad y el respeto.

Pero, desafortunadamente, en Cuba, en la Cuba sumergida en los espantos, en la inmundicia, en los descalabros y en los tormentos del castro-comunismo, desde hace más de sesenta larguísimos años, nada de esto sucede, más bien todo lo contrario, la familia como resguardo de los auténticos valores materiales, espirituales, sociales y culturales de la Patria se fueron a bolina, se perdieron entre la chusmería, la vulgaridad y la violencia de los fascistas mítines de repudio, de la intolerancia militante, se hundieron en el fanguero improductivo de la “propiedad social”, se esfumaron entre los cánticos de guerras antimperialistas y cambiaron los buenos olores de la decencia, de la virtud y del patriotismo por la peste a grajo de los trabajos voluntarios, las guardias cederistas y las movilizaciones militares pa’ defendernos de “la bomba atómica”.



La familia cubana perdió la sagrada función para la que fue concebida y cedió ante un diluvio de aberraciones ideológicas que empezaron por desestructurar las relaciones filiales, desintegraron la sagrada relación de respeto entre padres e hijos y terminaron por enfrentarnos a los unos con los otros como si fuéramos animales salvajes luchando por la supervivencia o por un simple bocado de comida, una jabita de aseo personal o unos minuticos de conexión a Internet.


Y todo en nombre de una falsa revolución, de un régimen “altruista” y de un líder “salvador”, medio “profeta en su tierra” el muy cabrón, mesías del picadillo enriquecido y sabelotodo, que nos prometía, a cambio de obediencia y sumisión total, elevarnos a un paraíso repletico de socialismo donde estarían satos los bisteces con cebollitas, los panes recién horneados con mantequilla, las pipas repleticas de café con leche y las victorias, muchas victorias, la mar de victorias, carretones de repugnantes y empalagosas victorias para ti, para mí y para todos los que están aquí…, ese era el lema…



Dice mi amiga la cínica que el daño, la desarticulación y los ataques a la familia cubana siempre estuvieron subyacentes en los planes, en la agenda, en la mentalidad de “conquistador” del “almirante” de Birán, pues este delincuente, criminal y fratricida, sabía que para apoderarse de Cuba primero tenía que destrozar los fuertes valores, los venerables lazos familiares que caracterizaban al ser cubano y que lo hacían defender como una fiera, primero a los suyos, antes que a cualquier ideología.


Como una serpiente muy venenosa, letal y traicionera, el castro-comunismo se nos fue colando en nuestras casas, en nuestras mentes, mordió a cada cubano y nos infectó a la inmensa mayoría con su lucha de clases, con su negación de la negación, con su tesis de que los revolucionarios tienen el “pito” más largo y con la terrible, criminal y devastadora consigna de que por salvar la revolución, al socialismo y a fidel, teníamos, si fuese necesario, que chivatear hasta nuestra propia madre.

Con los horrores de la “nueva” Cuba, es decir, la posterior al 1 de Enero de 1959, la familia cubana perdió los tradicionales y auténticos valores que hasta ese justo momento había defendido.

Al desastre provocado por la revolucionaria mentalidad de combate, implícita en los adoctrinamientos sistemáticos a los que fuimos sometidos, el cubano de infantería sumó las carencias físicas y espirituales provocadas por su estúpida filiación a un régimen tiránico y el descalabro total no se hizo esperar, la estampida migratoria se convirtió en tablita de salvación y, otra vez, la sagrada familia cubana sintió sobre su estructura la violencia de una ruptura que, en muchos, muchísimos casos, alcanzó rasgos de eternidad.

Si los seres cubanos, de verdad, queremos salvarnos del infierno castro-comunista, primero hemos de rescatar los legítimos valores familiares que una vez tuvimos, pues el amor a la Patria y a la vida, empiezan por la familia y después por todo lo demás…




by REINALDO RODRIGUEZ HERNANDEZ

Por favor, que alguien me explique: ¿Qué hicimos los cubanos para merecer tamaño castigo?


Yo siempre he dicho que si el 1 de Enero de 1959 los seres cubanos hubiésemos mantenido la marchita que llevábamos, es decir, el sabroso pasito de conga, sin la violencia terrorista de los “revolucionarios” y la respuesta represiva de la dictadura del General Batista, habríamos mandado a fidel castro a tomar por c… y la Cuba que hoy tendríamos sería como Miami pero mejor todavía…, mucho mejor todavía…

Porque, en la vida real: ¿Qué carajo hizo fidel castro para convencernos de que su revolución del picadillo era el paraíso “aquí en la tierra como en el cielo”?

¿Qué hicimos realmente los cubanos para merecer tamaño castigo? ¿Dónde nos equivocamos? ¿Para dónde mirábamos si todo estaba más clarito que el agua? ¿De qué nos atracamos? ¿Cómo nos convencimos pa’ meternos a “comunistas”? ¿Quién le puso el cascabel al gato? ¿Quién le abrió la muralla a esa pandilla de terroristas malolientes? ¿Quién dijo que el hambre hace crecer a los hombres? ¿Quién era ese farsante llamado fidel castro?

Triste, pero cierto, el degenerado de fidel castro, su ambición, su ego y la partía de bembaeperros que lo apoyaron, y aun apoyan, cambiaron el destino de nuestro país y nos trastocaron el suculento pan con bistec del progreso por el raquítico y amargo pan con pasta del socialismo. Lo terrible es que llevamos más de sesenta larguísimos años dándole vueltas a ese desagradable mascón dentro de la boca sin que nos lo podamos tragar ni con “buches amargos”.

La historiografía castrista, “revolucionaria” y fidelista, se encargó, a partir del mal llamado triunfo de la falsa revolución de los humildes, de demonizar al General Fulgencio Batista, al golpe de estado que este protagonizó el 10 de Marzo de 1952 y a la dictadura que consecuentemente implantó en nuestro país.

Así nos obligaron, a los seres cubanos, a creer en la “verdad del partido comunista” como premisa para vivir en Cuba y nos largaron como zombis de la revolución del picadillo a repetir por todos los rincones de la Patria: “Marchando vamos hacia un ideal…”.

Sin embargo esos mismos historiadores de las “verdades fidelistas”, quienes exaltan alevosamente al difunto “vibrador” de la montaña, al medio-ñampiti General de la pamela, al títere risueño que toma limonada y no paga lo que debe, quienes no se repugnan de decir las mismas mentiras por los siglos de los siglos, llaman al golpe de estado de fidel castro: “el triunfo de la revolución cubana” que, como he dicho muchas veces, muchísimas, no tuvo nada de revolución y mucho menos de cubana.

Como buen depredador oportunista fidel castro vio clarito el filón del 10 de Marzo de 1952 para saltar a la palestra pública y convertirse en estrella de los novelones patrioteros. Fue entonces que ideó y no protagonizó el acto terrorista del asalto al Cuartel Moncada el 26 de Julio de 1953. Generó una lucha violenta en las ciudades, en los campos, “en la Luna y en las estrellas” y provocó que el régimen batistiano respondiera con mano dura las insinuaciones “juveniles” de un grupúsculo de “inocentes revoltosos”.

Batista estaba realmente más ocupado en el desarrollo económico del país que en la represión y los “baños de sangre” que tanto le quieren adjudicar, a diferencia del castrismo que tiene tinta en sangre a la nación cubana y de desarrollo económico nada: “si te he visto ni me acuerdo”.

Yo tengo la suerte, o la desgracia, de haber vivido en el “socialismo” y ahora hacerlo en el capitalismo. En el “socialismo” viví por obligación y en el capitalismo lo hago por elección.

De mi vida en el “socialismo” he hablado bastante y de alguna forma u otra lo hago a diario en mis escritos, aun así creo que el daño que aviva ese sistema es tan grande que no me va a alcanzar esta vida que tengo para denunciarlos…, sólo otra preguntica para que me entiendan y me ayuden: ¿Podría alguien enumerar, siendo serio y responsable, por favor, qué desarrollo, prosperidad o progreso nos trajo ese socialismo castrista a Cuba o a los seres cubanos?





Los cubanos permitimos que fidel castro y esa maldita revolución nos empujaran esa porquería de régimen social, ahora estamos bien jodidos, tenemos la vida hecha una mierda y la muerte más todavía, mucho más todavía…


by REINALDO RODRIGUEZ HERNANDEZ

La corrupción castrista, otro virus letal que ha destrozado, podrido y viciado la sociedad cubana.




¡Qué decir, qué exponer y cómo explicar, una vez más, cientos de veces más, que a Cuba “nos la ha podrido el enemigo”, quiero decir, el castro-comunismo!

También digo que uno de los rasgos más demostrables, desgraciadamente cuantificables, que caracteriza a ese maldito régimen socialista, que persiste en hundir en la miseria, en el hambre y en la desesperación a nuestro país, por exceso, por sus mariconadas punitivas y por defecto, es la corrupción, la terrible descomposición de los valores éticos, morales y espirituales que han llevado a que nos asfixiemos, nos ahoguemos, nos revolquemos desesperadamente entre tantas y tantas depravaciones de lo humano y lo “divino”.

Y es que la revolución del picadillo, o la dictadura castrista, valga la redundancia hasta que repugne, es un ente anti-social, una estructura de falso poder, un conglomerado de malas ideas aplicadas por delincuentes y criminales, una sedición involutiva y un sistema de leyes y “constituciones” oportunistas que nació corrupta, que se fundó sobre el oscuro concepto de perpetuar a un fulano eternamente sentado en un tibor y permitirle, por mandato dictatorial y porque le saliera de sus diabólicos güevos, que hiciera, que deshiciera a su antojo, sin que nadie le cuestionara siquiera la tremenda peste del pedito que se tiró, compañero comandante, todo cuanto le diera su gana en un país, en una isla, con un pueblo, que quedaban rendidos a sus pies por un excesivo subidón de la “adrenalina” rebelde, por una borrachera contestataria absurda, por una comemierdería patriotera sin límites y por una demoledora cobardía política adquirida cantando en coros multitudinarios el himno del 26 de Julio.

Porque los cubanos no nos dimos, o no quisimos darnos cuenta, que la llamada revolución de los humildes estrenaba su larga lista de corruptelas con el mismísimo fidel castro, un tipejo que desde el inicio maniobró para adueñarse del poder en Cuba sin que mediaran elecciones populares, que nombró al frente de los ministerios e instituciones del país a sus principales cómplices importando más el grado de sumisión que el de capacitación, que arrasó con todo cuanto le pudiera hacer sombra o cuestionara su omnipotencia casquivana y que se blindó, incluyendo a su familia, tras un escudo de “legalidades socialistas” que les permitieron disponer de los recursos de la Patria, del erario público nacional y de la paciencia de los seres cubanos.

Después de tanta manipulación y tanto libertinaje de los “poderes del Estado” la suerte, digo, la mala transparencia, el mal desenvolvimiento, la indecencia y el irrespeto hacia Cuba y hacia su pueblo quedaron sellados.

Los cubanos nos desgastamos más en “combatir” a un imperialismo yanqui, que nos miraba asombrados por lo imbéciles que éramos, que en entender que con el socialismo Cuba iniciaba su indetenible carrera letrinera, es decir, que nos hundíamos para siempre en nuestra propia mierda y que en nuestro país, desde las relaciones interpersonales, pasando por la adquisición de cualquier artículo para la vida, hasta la necesaria confiabilidad “política” para subsistir dentro del régimen, quedaron marcados por la doble moral, el descaro, el tráfico de influencias, el uso de la mano izquierda, el sociolismo, la cantidad y no la calidad, los comentarios a traición y la corrupción.

He dicho todo esto porque recién se ha hecho viral en las redes sociales un post donde una niñita, una ingenua pionerita seremos como el che, reconoce así, como lo más natural del mundo, que si los cubanos de infantería queremos ir a la playa, a disfrutar del sol, la arena y la espuma, primero tenemos que agenciarnos un buen amigo “coronel” para que nos abra las puertas del paraíso “terrenal”.

Visto a simple vista esto pudiera parecer un sin sentido, una incongruencia, cosas de muchachos que no saben lo que dicen, pero los seres cubanos, los que nacimos y vivimos en Cuba, sabemos que ese ha sido el común denominador, la esencia, el patrón de comportamiento en un país que lleva, óigalo bien, más de sesenta larguísimos años soportando la misma pudrición, el mismo descalabro ético y moral, que nos impusieron el 1 de Enero de 1959.

Por la linda pionerita siento vergüenza ajena, un tin de responsabilidad y una profunda lástima porque, la pobre, está condenada a terminar de conformar sus valores éticos dentro de una sociedad que estandariza la podredumbre y la mentira hasta el punto de la “normalidad”.

Por Cuba, por nosotros como seres cubanos, una tristeza enorme, un dolor lacerante porque cada día, de esta perra vida socialista que nos hemos empeñado vivir, nos perdemos irremediablemente en el “laberinto del fauno” hasta que terminemos por no reconocernos a nosotros mismos…
by REINALDO RODRIGUEZ HERNANDEZ